¿Las redes sociales como Facebook y Twitter pueden convertirse en el motor de cambios saludables en la vida de las personas? Esa es la pregunta que instalaron, recientemente, científicos de la Universidad de Carolina del Sur (EE UU), quienes creen que la influencia de estas redes de contactos podrían ser utilizadas para mejorar los hábitos de vida de la comunidad con una eficacia igual o mayor que el contacto interpersonal. Los científicos creen que estos instrumentos virtuales operan como redes de influencias. Y quieren saber qué mecanismos hacen operar las interacciones entre sus miembros para favorecer la difusión e imitación a través de ellas de estilos de vida más sanos.
Esta iniciativa es vista con buenos ojos por especialistas platenses que trabajan en la prevención de factores de riesgo que llevan a enfermedades como la hipertensión o la obesidad. Con todo, hay matices.
Para Lorena Lázaro Cuesta, nutricionista del Programa de Prevención del Infarto en la Argentina (PROPIA) dependiente de la UNLP, las redes sociales pueden actuar como un buen complemento, para difundir información y operar como modelo de comportamiento a imitar entre los contactos.
?Pero no sería suficiente, porque está demostrado que sólo con la información y con la difusión de modelos no basta para modificar conductas. Se requiere un trabajo integral que comprometa a los distintos sectores de la comunidad. Hace falta la motivación, la disponibilidad del alimento saludable y el compromiso de actores sociales como los agentes de salud, los educadores, la industria alimentaria?, indica.
Para Walter Espeche, médico de planta del Servicio de Clínica Médica del Hospital San Martín que lleva adelante un área de monitoreo de la hipertensión, ?lo importante cuando se trabaja en prevención es llegar a toda la comunidad, sea cual sea la herramienta. Sobre todo cuando hablamos de hipertensión, una afección que no sabe que la padece un tercio de los afectados?.
Con todo, el potencial de las redes para esta causa, todavía se desconoce. Y la investigación sobre él, dicen los científicos, apenas comienza.
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