A pesar de lo que digan, y de lo que hagan, los integrantes del Comité Ejecutivo y de la Asamblea Estatal de la Sección 22 del SNTE saben que no podrán cumplirle a los normalistas aquella vieja promesa relacionada con su contratación automática. Este fin de semana, ocurrió una confrontación entre profesores y normalistas, en el que resultó incendiado uno de los accesos al llamado Hotel del Magisterio, donde sesiona la Asamblea Estatal. Los normalistas están enojados por las promesas incumplidas. Pero aunque los maestros presionen y retomen el tema, todos saben que es poco lo que podrán hacer al respecto.
En efecto, durante la madrugada del pasado sábado, un grupo de normalistas protestó en la sede de la Asamblea Estatal del Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación en Oaxaca, por el hecho de que la Sección 22 no habría realizado ninguna acción de boicot a la aplicación de exámenes de evaluación para la obtención de plazas docentes. Esto ocurrió en el marco de un anuncio tardío del movimiento magisterial oaxaqueño, en el sentido de protestar por dichas acciones relacionadas con la aplicación de la reforma educativa en la entidad, aunque de forma extemporánea porque dichos procesos de evaluación ya habrían sido aplicados.
¿Qué revela esto? Que en realidad la Sección 22 ha dejado de ver en los estudiantes normalistas a un activo para su movimiento, y por eso paulatinamente los está dejando a la deriva, a pesar de que muchos de los ex estudiantes de las Escuelas Normales oaxaqueñas se negaron a iniciar los procesos de evaluación para la obtención de sus plazas docentes, debido a que la Sección 22 los llamó a reforzar su lucha en contra del decreto por el que el gobierno de Gabino Cué les expropió el IEEPO, y a cambio les prometió que en la negociación que lograrían entablar con el gobierno federal pondrían por delante la demanda relacionada con el otorgamiento de plazas automáticas para los más de 900 normalistas que se quedaron en el limbo respecto a su contratación, al entrar en vigor la reforma educativa.
De hecho, en varios momentos la Sección 22 estuvo a punto de obtener la contratación directa de los normalistas, aunque paulatinamente fue intercambiando esa demanda para negociar otras cuestiones directamente relacionadas con sus agremiados, y no con los normalistas. Por ejemplo, desde principios del año 2016 entablaron una negociación muy importante con el gobierno federal y el IEEPO para establecer las condiciones bajo las que ocurriría la transmisión de poderes en Oaxaca. El gobierno federal sabía que ante todo debía garantizar estabilidad y gobernabilidad para el cambio de poderes, y por eso mismo estableció canales de comunicación con el magisterio para atender sus demandas.
¿Qué solicitó el magisterio? La 22 estableció que su principal prioridad ya no eran los normalistas. Más bien, el acuerdo que firmaron el 7 de diciembre de 2016 el gobernador Alejandro Murat y la Sección 22, implicó el reconocimiento de más de tres mil trabajadores de la educación sobre los que se comprobó que efectivamente laboraban en una situación irregular, y a los cuales el gobierno federal se comprometió a regularizarles sus plazas y salarios.
El arreglo, en términos económicos, implicó el compromiso federal de expandir en más de mil 200 millones de pesos el presupuesto educativo anual de la entidad; y eso mismo hacía muy importante el acuerdo para la dirigencia magisterial aún encabezada por Rubén Núñez Ginez, porque éste representaba la conquista más importante de la Sección 22 a la administración federal que, con todo y su resistencia, les impuso y comenzó a aplicar la reforma educativa.
NORMALISTAS, OLVIDADOS
En aquel momento, si la prioridad hubieran sido los normalistas, la Sección 22 habría logrado su contratación automática. Sin embargo, a cambio de eso, y en un acuerdo con la SEP y el IEEPO, todos juntos decidieron engañar a los normalistas: a todos los que estaban en la lista inicial sobre la cual demandaban contratación automática, les extendieron una beca transitoria para que “continuaran preparándose”, o para los procesos de evaluación, o para su contratación como profesores, mientras resolvían las demandas magisteriales al más alto nivel.
Quizá desde aquel momento los normalistas podrían haber visualizado que habían dejado de ser una prioridad para la Sección 22, a partir de cuando menos dos razones: primera, como a todo sindicato, la 22 vería primero por sus agremiados que por quienes aún no lo eran (y por eso la preeminencia que tuvo el acuerdo del 7 de diciembre de 2016 con el Gobernador Murat); y segunda, porque la 22 siempre utilizó a los normalistas para enviarlos al frente de sus manifestaciones, protestas y disturbios, ya que mientras se mantuvo la contratación automática los “futuros mentores” fueron una fuente inagotable de personas dispuestas a todo con tal de congraciarse con su futuro sindicato.
Eso se terminó cuando a todos les quedó claro que la evaluación para la obtención de una plaza docente ya no estaba dentro de lo susceptible de ser negociado, y que tampoco sería posible “revivir” la contratación automática. Por eso, la misma Sección 22 debió asumir que no sería rentable ni redituable invertir ese capital político de oportunidad (el que tuvieron en el marco del cambio de administración en Oaxaca) en un sector agotado, reducido y ya sin capacidad de expansión, como lo son los normalistas.
Por eso, a ellos les debió haber caído muy mal el hecho de que, al final, tanto el IEEPO como la SEP y la propia Sección 22 los ubicaron en la realidad de que para obtener una plaza docente tendrían que realizar los procesos de evaluación igual que cualquier otro concursante, con el hecho de que, además, ellos ya habrían tenido la ventaja de haber recibido una beca para reforzar sus conocimientos y preparación rumbo a los exámenes que aplica el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, con base en los lineamientos de la Ley General del Servicio Profesional Docente.
RELEGADOS
Frente a todo eso, el respaldo de la Sección 22 a los normalistas que se quedaron sin plaza, hoy se nota disimulado y, más bien, manifestado por obligación que por convicción. En el fondo, todos saben que a pesar de lo que hagan, ésta es una decisión prácticamente irreversible, y que aquellas supuestas convicciones de la 22 por abanderar a los normalistas no fue sino parte de una coyuntura que cambió, y en la que hoy ya no son una cuestión importante.
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