Mucha gente de nuestro país que sabe leer y escribir, cree que todos la mexicanos sabemos también sabemos leer y escribir. Es lo mismo con todos los que tienen acceso a Internet, creen que todos en su casa tienen este servicio. Bien dice el dicho que el león cree que todos son de su condición.
Desafortunadamente en México existen muchas personas que no saben leer ni escribir, y son pocos todavía, los que cuentan en su casa con servicio de Internet.
Pero, ¿saben ustedes cuántos libros se leen por persona al año en México? Les voy a dar los datos de la ONU. Pues aunque no lo quieran creer, menos de uno, o lo que es lo mismo, se leen menos de 100 páginas por persona al año. Hay muchos que no completan esas cien páginas, pero las reúnen con lo que lee en la calle como pueden ser rótulos de publicidad o mensajes de campañas políticas o encabezados de periódicos o nombres de changarros etc., etc.
Conozco políticos y funcionarios públicos que su casa la tienen llena de libros, tal parece que los compraron por metros, pero ninguno de ellos ha sido leído, en serio. Hay otros que tienen muchos libros y mucha lana pero son flojos para leer, así que contratan gente para que les lea los libros y después se los platique, o les entregue un resumen del mismo en una tarjeta bibliográfica. Buena chamba para el adicto a los libros ¿no?
Se acuerdan cuando Vicente Fox, ex Presidente de México, dijo que viendo la televisión la gente vive más contenta. Así que mucha gente se la creyó y se aplastó frente a la tele dizque para ser más feliz.
Con esas palabras de Fox la gente dejó de leer para vivir feliz. Desde entonces, para aprender, muchos se dedican a ver telenovelas.
Creo… más bien, estoy seguro, que nacimos para aprender no para entelarañarnos el cerebro. Aprender un idioma extra, por ejemplo, es abrir las puertas a nuevas experiencias y conocimientos. El saber, sólo puede llegar a nosotros, gracias al poder de la palabra escrita.
Cuando acudo a algún despacho de abogados o de contadores o de arquitectos, o lo que sea, si en ese lugar no veo libros, no me dan confianza. Me dan la impresión que desde que salieron de la universidad, no han vuelto a actualizarse y por lo mismo, no ofrecen ninguna garantía para nada.
Nadie debe negarse a la posibilidad de disfrutar del conocimiento, del amor, de la amistad con los libros. La palabra que ofrecen los libros construye mundos, por lo tanto, lean, lean y lean. Y si se cansan de leer, les recomiendo que vuelvan a leer para que descansen. Les aseguro que leyendo descubrirán lo hermosas que son las palabras, y qué necesarias son para hacernos felices.
Las palabras y los libros: Horacio Corro Espinosa
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