Es necesario hacer un análisis profundo con base en las pruebas existentes y las declaraciones de testigos implicados
Las acusaciones de pederastia parecen ser un problema sin fin para la Iglesia Católica, afectando incluso a sus tres últimos pontífices. A este mal, que como la hidra de Lerna se le suman más y más casos y acusadores, conforme se intenta resolver el anterior se ha sumado el exnuncio Carlo María Viganò, quien con polémicas declaraciones ha puesto en una situación delicada al Vaticano.
Sin embargo, pareciera que el documento elaborado por este último está plagado de imprecisiones y en algunos casos de falsedades, por lo que es necesario hacer un análisis profundo al respecto con base en las pruebas existentes y las declaraciones de testigos implicados.
En 1994, un sacerdote escribió al obispo de Metuchen, Edward Thomas Hughes, contándole que había sido abusado por el obispo auxiliar de Nueva York, Theodore Edgar McCarrick. Explicó que producto de estos hechos había terminado con varios traumas psicológicos y él mismo había comenzado a molestar a dos menores de 15 años. El sacerdote fue destituido y reducido al estado laico una década más tarde, con la entrada en vigor de nuevas reglas antipederastia.
Ya en noviembre del año 2000, Juan Pablo II promovió a McCarrick al cargo de arzobispo de Washington. De acuerdo a Viganò, gracias en parte a la intercesión del secretario de Estado Vaticano, Angelo Sodano. Sin embargo, no toma en cuenta al secretario particular del pontífice, el obispo Wtanislaw Dziwisz, una de las personas más cercanas al papa y al obispo Giovanni Battista Re, opuesto a la designación del nuevo arzobispo.
Ese mismo mes, el fraile Boniface Ramsey escribió una carta en la cual hablaba de posible comportamiento de McCarrick, afirmando que conocía a algunos seminaristas afectados por esta situación. Viganò asegura que no supo de la carta hasta 2006 e insiste en denunciar de la impunidad gozada por Carrick al cardenal Sonado, pese a que no tenía ni pruebas ni indicios de ello.
En los meses de enero y febrero de 2001 Theodore McCarrick continúa su ascenso en el Vaticano, siendo nombrado arzobispo de Washington, además de recibir la púrpura de manos de Juan Pablo II en un Consistorio en la que se nombraron 44 nuevos cardenales, incluyendo a Jorge Mario Bergoglio.
Entre el 2004 y 2005 llegó a la diócesis de Metuchen la primera denuncia contra McCarrick, a la que se sumarían dos más por abusos ocurridos en décadas pasadas. Uno de los denunciantes, Robert Ciolek, recibe una indemnización tras haber sido abusado por el cardenal, así como por un maestro cuando estudiaba en un liceo católico.
En julio de 2005, McCarrick cumple 75 años de edad, por lo que envía su renuncia a la Santa Sede, la cual es aceptada ya en mayo de 2016, el plazo de ocho meses se encuentra en el promedio de espera para estos casos.
En junio de 2006 el exsacerdote Gregory Littleton denuncia por primera vez los abusos sufridos a manos de McCarrick cuando era obispo de Metuchen. Recibe una indemnización de 100 mil dólares.
Posteriormente, en diciembre de 2006, Viganò transmite un apunte a sus superiores, en la cual el nuncio Pietro Sambi pide una acción rápida de la Santa Sede para evitar que se desate una polémica, sin embargo esta no le dice qué hacer. Viganò exige la renuncia de Benedicto XVI, obviando el pago de indemnizaciones.
En abril de 2008, el papa se pronuncia por primera vez sobre la crisis de la iglesia en EE.UU., a lo que sigue una invitación al cardenal de reducir su vida pública para evitar mayores escándalos. Las sanciones contra McCarrick no son comunicadas a Viganò y el primero decide ignorarlas, cambiando únicamente de residencia.
Para el año 2011, y tras la muerte del nuncio apostólico en Estados Unidos, Pietro Sambi, McCarrick se muda nuevamente, ahora al lado del seminario del Instituto del Verbo Encarnado, donde recibía la ayuda de seminaristas y jóvenes sacerdotes. El hombre llegó al punto de exigir un trato especial y convierte a sus ayudantes en choferes personales.
El 19 de octubre de 2011 Viganò es nombrado por Benedicto XVI nuncio apostólico en Estados Unidos y alejado del Vaticano tras su enemistad con el cardenal Bertone sobre el gobierno del Vaticano.
En 2012, McCarrick continúa desestimando las recomendaciones papales contra él mientras se gesta el escándalo de los Vatileaks, que daña la imagen de la Iglesia Católica en el mundo.
McCarrick, aún bajo supuestas sanciones del Vaticano, regresa nuevamente a Roma, donde participa en la Papal Foundation, que entrega grandes sumas de dinero a la caridad del papa y entrega un pastel al pontífice por su cumpleaños. Además participa en la premiación de embajadores de las Misiones Pontificias en Nueva York. En el lugar, Viganò lo saluda diciéndole “usted es tan amado por todos nosotros”.
En 2013 el cardenal participa en la última audiencia de Benedicto XVI, tan solo un día antes de que el cardenal arzobispo de Edimburgo, Keith O’Brien, admitiera las acusaciones en su contra por conducta inapropiada, tras haber molestado a un seminarista. El papa Francisco acepta su renuncia a derechos y prerrogativas, aunque le permite mantener el título de cardenal.
Pese a que se acumulan las denuncias en su contra, McCarrick participa en el Cónclave de 2013, si bien no en la votación que eligió al papa Francisco. Se omite su nombre y caso en las primeras audiencias del nuevo papa con el prefecto de la Congregación para los Obispos. Viganò no recibió instrucciones sobre las presuntas sanciones del Vaticano.
Al respecto, el exnuncio señaló que “era, pues, evidente que, a partir de la elección del Papa Francisco McCarrick, ya libre de cualquier constricción, se sintió libre de viajar constantemente, de dictar conferencias y conceder entrevistas”. Posteriormente se retractó de lo dicho.
El 10 de mayo, Viganò y McCarrick participan en una misa y cena de beneficencia de la Universidad Católica de Washington. Ambos aparecen juntos en la foto del evento. El 21 de junio Viganò se reúne por primera vez con el papa. Sobre el momento, comenta en su comunicado que apenas tuvo tiempo de presentarse antes de que le increpara de manera agresiva “¡los obispos en los Estados Unidos no deben ser ideologizados! ¡Deben ser pastores!”.
El 23 de junio de 2013 Viganò se reúne 40 minutos con el papa, donde este le pregunta sobre el cardenal McCarrick. El exnuncio le dijo al Santo Padre: “no sé si usted conozca al cardenal McCarrick, pero si le pregunta a la Congregación para los Obispos hay un ‘dossier’ así de grande sobre él. Ha corrompido a generaciones de seminaristas y de sacerdotes y el Papa Benedicto le impuso que se retirara a una vida de oración y de penitencia”, sin embargo, no entregó documento alguno ni demostró el dossier sobre las acusaciones o las medidas tomadas por el Vaticano.
Ya para el mes de abril de 2014, McCarrick realiza un nuevo viaje internacional. Viganò pregunta al secretario de Estado, Pietro Parolin, si las sanciones de Benedicto XVI eran válidas, sin embargo afirma que no recibió respuesta.
En septiembre de 2015, el papa visita Estados Unidos y permanece en la nunciatura apostólica de Washington. Visita la Casa de las Pequeñas Hermanas de los Pobres, que interpusieron una acción legal contra el Obamacare por obligarlas a prestar servicios contrarios a su credo. Viganò le pide reunirse con Kim Davis, encarcelada por negarse a dale el permiso de matrimonio a personas del mismo sexo e impedir que sus empleados lo hicieran.
El 9 de octubre, Viganò vuelve a reunirse con Francisco. Señala que en el encuentro el papa le agradece por organizar la visita y afirma haberle dado toda la información sobre Davis. Esta versión fue desmentida por dos testigos de la reunión. Se desconoce si durante el viaje o en la audiencia posterior se trató el tema de McCarrick.
Llegado el 12 de abril de 2016, el papa acepta la renuncia del exnuncio, solo dos meses antes de cumplir 75 años. Cabe destacar que a diferencia de los cardenales, los nuncios pueden renunciar a los 70 años. En 2017 McCarrick deja el seminario del Verbo Encarnado y se muda a una casa de reposo.
El 20 de junio de 2018 se dan a conocer tres comunicados en EE.UU. El primero es del arzobispo de Nueva York, donde se informa de una denuncia de pederastia contra McCarrick. El segundo, del cardenal Tobin, arzobispo de Newark, dice que “esta arquidiócesis y la diócesis de Metuchen han recibido tres acusaciones de mala conducta sexual con adultos hace décadas; dos de estas acusaciones condujeron a indemnizaciones”. Finalmente, el propio McCarrick afirma no recordar el haber abusado de un menor.
El 28 de julio de 2018, el papa acepta la renuncia de McCarrick al Colegio Cardenalicio, ordenándole una vida de penitencia y oración. “el Papa Francisco ha aceptado las dimisión de cardenal y ha dispuesto su suspensión del ejercicio de cualquier ministerio público, además de la obligación de permanecer en una casa que le será indicada, para una vida de oración y de penitencia”, señala un comunicado del Vaticano.
Entre los meses de junio y agosto, Viganò se reúne con varias personas para comenzar a redactar y elaborar su famoso comunicado. Algunos de los implicados afirmaron que los hechos habían sido confirmados por el papa emérito Benedicto XVI.
Medios de comunicación publican el 26 de agosto el comunicado de 11 cuartillas de Viganò, acusando a tres pontífices de encubrir casos de pederastia, acusación que abarca también a sus más cercanos colaboradores. En el documento aparecen 28 nombres de altos jerarcas de la iglesia, incluyendo obispos, arzobispos y cardenales.
Las declaraciones de Viganò fueron apoyadas por 24 obispos estadounidenses, dando incluso permiso para leerlas en sus iglesias, asegurando que es una fuente confiable y creíble de información. El 3 de septiembre, el papa afirma que la única respuesta posible a los que buscan crear escándalo y división es el silencio y la oración.
Fuente: lopezdoriga.com