Entrelazar y alzar los brazos como señal de triunfo, es una acción que realizan los candidatos al finalizar cada acto de campaña, para la foto. En ese acto se vislumbra seguridad, unidad y un triunfalismo que da envidia. El problema es que, hasta los que pierden ejercitan ese intento de vuelo colectivo.
-Sonríe- dijo AMLO en su última campaña presidencial, rematando con un-Ya ganamos-. El triunfo no llego, la sonrisa no sirvió para nada.
¡Ya ganamos! ¡La gente ya decidió! ¡Somos mayoría!… y decenas de clichés electorales se anuncian en mítines, conferencias, espectaculares, propaganda de mano y entrevistas. Algunos candidatos no necesitan mayor discurso que el discurso optimista. Los dirigentes de los partidos políticos inyectan tal entusiasmo hasta en las reuniones de análisis electoral, donde se alejan de un análisis crítico y se vuelven reuniones de datos falsos y optimistas, adulaciones, fotografías y palmadas en la espalda.
Las encuestas sirven para promover la seguridad del triunfo, para eso se paga bien a quién la realiza, y como el que paga manda, el que paga gana, sino hay muchas encuestadoras que sí saben jugar bien ese papel. Luego a publicarlas, y junto a ellas, nuevamente la foto del candidato o candidata con las manos alzadas.
Sin embargo las elecciones no acaban sino mucho días después, cuando el Tribunal Federal Electoral hace la declaración de validez de las elecciones correspondientes.
El entusiasmo en los mítines y en las plazas son solo emociones decorativas dentro de un proceso electoral, las banderas son fetiches y los maestros de ceremonias buenos merolicos, animadores de una alegría que se apaga después de cada mitin. Los brazos en alto un espejismo que a veces engaña a los mismo candidatos. Un ejercicio inútil que lo único que logra es empoderar a coordinadores de campaña que gustan de salir en la foto.
La recta final esta cerca, nadie ha ganado, ni nadie ha perdido, las encuestas solo son instrumentos de lecturas momentáneas. Los equipos de campaña se distraen en esas fiestas del ego, los candidatos pierden mucho tiempo sobre los templetes, los cercanos a los candidatos causan gastos inútiles, estorban, y casi ninguno es fotogénico.
Los candidatos deben bajar las manos y bajarse de tantos templetes, deben caminar, saludar, sentarse a dialogar seriamente, alejarse de la adulación y de los aduladores, evitar convocar a reuniones de trabajo inútiles, mandar a los operadores políticos a que hagan su tarea que es construir una estructura electoral real y eficiente, detectar las secciones débiles para acercarse y sumar o para por lo menos equilibrar. El día de la jornada electoral las casas de campaña deben estar vacías, la gente debe estar en la calle vigilando, cuidando y generando condiciones para que la gente vote libre y en paz. Lo contrario serán las casas de campaña llenas que, desde muy temprano, empezarán a festejar las derrotas de las que nadie se hará responsable.
Resumen curricular
Marlon Berlanga Sánchez, Nació en la ciudad de México, egresado de la Licenciatura de estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM. Entre su vida militante de izquierda, ha sido obrero calificado, burocrata federal, librero y profesor de la vocacional 9 del IPN y de la Escuela Preparatoria 82 de la UPREZ en el estado de México. Su activismo político y social ha pasado por los movimientos estudiantiles universitarios de 1985 y 86 en la UNAM, las huelgas de la empacadora de pescado Tepepan y la refesquera Pascual Boing, el Movimiento Zapatista desde la diócesis de San Cristobal de las casas, y su participación partidista en el Partido Méxicano de los Trabajadores y en el PRD donde cuenta 20 años de vida activa. Actualmente senador suplente del Presidente de la mesa directiva del Senado y Coordinador de la fracción parlamentaria del PRD, Miguel Barbosa Huerta.