El debate en el Senado y la Cámara de Diputados sobre el Cuarto Transitorio y la nueva Estrategia Nacional de Seguridad Pública dependen de los tiempos reales en la construcción de un cuerpo específico: la Guardia Nacional. Y si la mayoría absoluta no le alcanza a Morena, la mayoría calificada abre la posibilidad de un acuerdo sensato con la oposición.
El problema detrás de la Guardia Nacional se localiza en la construcción de un cuerpo nuevo, con nuevos efectivos, aún cuando buena parte sea de la Policía Militar y de la Policía Naval. Los errores de la Policía Federal Preventiva, la Policía Federal y la Gendarmería radicaron en asumir el entrenamiento de los efectivos policiacos existentes y por tanto el traslado de viejos vicios a las nuevas funciones de seguridad.
La crisis de seguridad –interior/nacional y ahora más de seguridad pública– necesita evitarese error y la clave se localiza en la construcción de mandos funcionales a las nuevas tareas. Y ahí la GN necesita tiempo y cuadros. Por tanto, el interés presidencial y de la Secretaría de Seguridad radica en eludir efectivos con vicios de la vieja seguridad pública.
Si la GN necesitará cuando menos un sexenio para comenzar operar con efectividad, la inseguridad sigue afectando a la sociedad. Por eso el Cuarto Transitorio –borrado por el diputado morenista Pablo Gómez Álvarez y la novatez del coordinador morenista Mario Delgado– van a dejar la seguridad en un vacío: la PF y la Gendarmería ya no podrían operar y los militares y marinos tendrían que regresar a sus cuarteles. EL Cuarto Transitorio garantizaba el regreso de los militares a sus cuarteles hasta después de consolidada la GN.
El problema adicional radica en la formación de cuadros policiacos. Los mandos para la GN necesitan transitar por la ruta profesional de la capacitación. Los mandos militares, por ejemplo, basan su efectividad en el entrenamiento educativo militar escalafonario. Un subteniente se forma en cuatro años, un teniente en siete, un capitán en ocho, un capitán primero en once, un mayor en quince y un general brigadier en veintiocho.
Los cuadros básicos de oficiales con capacidad para comandar efectivos requieren mínimo de siete años para formar un oficial teniente y diez para grado de capitán. Mientras más se tarden los legisladores en aprobar a la GN, más tiempo necesitarán sus efectivos, mandos, oficiales y dirigentes. El problema real con el retraso no se localiza en los temores a una militarización de un cuerpo de seguridad pública, sino en el hecho de que no hay otro camino que la aprobación, pero la oposición sólo está negociando ventajas.
Sin embargo, el retraso estaría también posponiendo los ajustes necesarios en leyes y reglamentos para pasar de las reglamentaciones legales de los militares a las nuevas reglas civiles de la GN y sobre todo para el reclutamiento y la capacitación. Los entrenamientos son estrictos en función de las responsabilidades de los soldados. Ahí es donde se localiza la decisión de darle una noción militar a capacitación y disciplina.
La participación de militares y marinos en labores de apoyo a la seguridad pública ha padecido más campañas de desprestigio que a resultados reales; un dato puede ayudar a entender el saldo de las fuerzas armadas en seguridad: de 2011 a 2018, los delincuentes fallecidos en ataques de delincuentes a partidas militares y marinas fueron de 3 mil 166, pero de un total de 93 mil 713 fallecidos en enfrentamientos contra la totalidad de las fuerzas policiacas; es decir, apenas el 3.3% de delincuentes cayeron en choques contra fuerzas militares y marinas; en todo caso, el enfoque mediático ha potenciado las cifras reales.
Las cifras anteriores tienen un contrapunto casi siempre soslayado: del 2011 al 2018 se registraron 100 mil 694 homicidios vinculados a la delincuencia organizada. Ello quiere decir que la actividad policiaca y de las fuerzas armadas con resultados trágicos ha sido consecuencia de la acción ofensiva de los grupos criminales, casi todos ellos con capacidad armada y letal superior a las de las fuerzas policiacas regulares y sólo superados por las fuerzas militares. El dato que luego se esconde es el que refiere que los muertos en enfrentamientos con militares y marinos fueron delincuentes armados y no raterillos de carteras.
La otra clave que se oculta de la GN radica en que nacerá como una institución del Estadoy no de gobierno y que los militares y marinos forman parte de cuerpos especializados en seguridad nacional y seguridad interior al servicio del Estado ya en operación y no de un grupo secreto. La seguridad nacional y la seguridad interior seguirán como facultades exclusivas del ejército y la marina y el cuerpo mixto de la GN se encargará de la seguridad pública con las disciplinas castrenses que representan efectividad e impermeabilidad a la corrupción.
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