El Ejército de Rusia bombardeó por primera vez a los enemigos del Gobierno de Siria, que encabeza el Presidente Bashar Al Assad, cerca de la ciudad de Homs, informaron autoridades rusas.
Poco antes, el Consejo de la Federación (Cámara alta del Parlamento ruso) dio autorización para utilizar las Fuerzas Armadas de Rusia en Siria, según informaron las agencias rusas citando a Serguéi Ivanov, el jefe de la Administración presidencial del Kremlin.
Vladimir Putin había solicitado la autorización para emplear tropas en el extranjero, de acuerdo con el procedimiento legal establecido para tal eventualidad.
La jefa del Consejo de la Federación, Valentina Matvienko, apenas había afirmado que esa Cámara se iba a reunir hoy en Moscú para abordar la propuesta del jefe del Estado, Ivanov, que daba ya por otorgado el consentimiento de ese Consejo.
Según informaron fuentes de la Administración estadounidense, aviones rusos habrían efectuado ya sus primeros ataques en la provincia de Homs, fundamental en la estrategia del régimen para asegurar el control sobre el pasillo que une la capital, Damasco, con la costa siria y el principal bastión de la familia presidencial, Latakia.
Ivanov dijo que la intervención rusa responde a una petición de Bashar Al Assad, y que las operaciones militares contra el grupo autodenominado como Estado Islámico (EI) se limitarán a apoyo aéreo de las fuerzas armadas gubernamentales sirias y a ayuda técnica en el manejo de los equipos bélicos suministrados a este país.
También afirmó que la operación tendrá límites precisos y no puede prolongarse indefinidamente. El alto funcionario no quiso dar detalles sobre el tipo de armas que utilizará la aviación y afirmó que Rusia informará hoy a sus aliados y socios sobre la decisión.
“Se trata de la participación en la operación antiterrorista de los aviones y helicópteros de las Fuerzas Aéreas de Rusia que se encuentran ya en el aeródromo de Latakia y que han realizado vuelos de reconocimiento”, informó una fuente de Interfax.
Según el Ministerio de Defensa de Rusia, el centro de coordinación antiterrorista con sede en Bagdad (un proyecto anunciado como conjunto entre Rusia, Irak e Irán) está funcionando y suministrando datos, como fotografías tomadas desde satélites y mediante aparatos no pilotados, para combatir a las fuerzas del EI.
Ivanov justificó la decisión rusa asegurando que responde a la defensa de intereses nacionales.
“El número de ciudadanos de la Federación Rusa y países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) que se suman al Estado Islámico aumenta no por días, sino por horas”, argumentó en defensa de la iniciativa.
Tras la reunión del Presidente ruso con su homólogo estadounidense, Barack Obama. en la ONU en Nueva York, los acontecimientos se han precipitado.
Al margen de las declaraciones retóricas desde Washington y Moscú, hay serios indicios de que el acuerdo de los dos Presidentes para colaborar en Siria implica de hecho como mínimo congelar los problemas provocados por la intervención militar de Rusia en Ucrania tras la caída del Presidente pro ruso Víctor Yanukóvich en febrero de 2014, y relegar a un futuro indefinido las consecuencias de la anexión de Crimea y el futuro de las autodenominadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Uno de los elementos que parecen derivados del entendimiento de Putin y Obama respecto a Siria es el acuerdo logrado el martes por la noche en Minsk, la capital de Bielorrusia, por el grupo de contacto para la regulación del conflicto en Donbás, que incluye Donetsk y Lugansk.
Bajo los auspicios de la OSCE, el grupo de contacto ha concertado la retirada de las armas de calibre inferior a 100 milímetros de la zona de conflicto.
Al este grupo pertenecen Rusia, Ucrania y representantes de los secesionistas, pero al trato del martes por la noche se llegó sin la firma de los secesionistas, que debían asumir el documento antes del jueves, según el ex Presidente de Ucrania Leonid Kuchma, representante de Kiev en las conversaciones.
La cronología de los acontecimientos parece indicar que este nuevo trato les ha sido impuesto a los separatistas.
Desde Rusia se anunció el envío a aquellos territorios de un nuevo convoy de “ayuda humanitaria”.
En Nueva York el vicepresidente Joseph Biden consoló el martes al Presidente de Ucrania Petró Poroshenko asegurándole que la seguridad de su país no está vinculada de ninguna manera con la situación en Siria, según informó la agencia Interfax, citando el servicio de prensa de la presidencia ucraniana.
En marzo de 2014, durante el proceso de anexión de Crimea por Moscú, el Consejo de la Federación de Rusia dio luz verde a la intervención de las tropas rusas en Ucrania y posteriormente revocó el permiso, aunque hay numerosas pruebas de que personal militar y equipo técnico ruso actuó en Donbás posteriormente.
Pese a la evidencia, Moscú ha negado que sus tropas hayan intervenido en las regiones secesionistas ucranias de Donetsk y Lugansk.
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