La transformación de un movimiento: Horacio Corro Espinosa

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10-horacio-corroNo hay por dónde. Si miramos a la izquierda o la derecha, arriba o abajo, veremos que la política en nuestro país es nauseabunda.

Hoy, más que en años anteriores, podemos decir con toda seguridad que el 99 por ciento de los políticos, son unos auténticos actores que sólo le hacen a la “grilla”. Ese es su modus vivendi. Están en esos cargos pero no para servir a la ciudadanía, sino para cubrir sus propios intereses y los de sus amigos. Desde luego que hay dentro de los políticos un reducidísimo grupo que de verdad tiene interés en los demás, en sus ciudadanos.

Ahora sabemos que esta corrupción existe porque es igual que las cascadas, no puede sino bajar. La corrupción, entonces, viene desde el señor de los Pinos con su casa blanca.

Así pues, los innobles son encabezados por el señor más importante del país, quien se ausentó en medio de un movimiento nacional que ya nadie lo puede parar.

Antes del movimiento de Ayotzinapa, la misma televisión mexicana, tenía al presidente de la República, como el salvador de la patria. Hoy, ante tanta presión de otros medios de comunicación y de las redes sociales, han tenido que hablar, a medias, de lo que está sucediendo en diferentes puntos del país.

Fue bastante raro, fuera de lo común, que un canal de televisión, transmitiera en vivo lo que estaba sucediendo frente a palacio nacional. Fue esa noche en que quemaron las puertas de ese lugar. Esa transmisión no fue gratuita, tenía como objetivo decirle a la gente que el movimiento Ayotzinapa, era violento, cuando en realidad, quienes causaron esa violencia fue el mismo gobierno. El gobierno tiene la capacidad de hacer eso y más con el fin de marcarle un alto a la ciudadanía que busca, de forma pacífica, encontrar con vida a los 43 normalistas.

Alrededor de esos hechos violentos hubo otros, como la quema de la estación y metrobus, en el sur de la ciudad de México; la balacera en Ciudad Universitaria, entre otras. Todo eso y más, tiene la capacidad de hacer el gobierno. Ver esa información en uno de esos medios de comunicación era imposible. Pero de lo que se trata ahora, es hacerle entender a todo mundo que la búsqueda de los normalistas es violenta.

Desafortunadamente, quien se ha prestado a este juego violento, aunque de por sí lo es, es la sección 22. El lunes, fue una muestra en la marcha caravana Ayotzinapa, en la ciudad de Oaxaca.

Durante el recorrido, casi no se tomó en cuenta a los familiares de los estudiantes, quienes por cierto, iban resguardados de un una enorme cadena humana impenetrable para fotógrafos y reporteros. Poco se habló de los papás, de los desaparecidos, y menos del apoyo de la 22 a los familiares de los jóvenes. A través de sus micrófonos se manifestaron por los 22 campesinos muertos en un casino. Gritaron consignas en contra de un diputado priista que estaba solicitando el regreso de alguien como Gustavo Díaz Ordaz, y de otras tonterías que los mismos compañeros del vocero lo apoyaban a gritos.

A lo único que salieron a las calles de la ciudad estos maestros, fue a demostrar su ignorancia y que el movimiento es violento, así como lo quiere el gobierno. A pintar paredes, a quemar la puerta del edificio del revolucionario institucional y a agredir a la prensa.

Muchos ciudadanos que se sumaron a esta marcha, se salieron de la misma por las acciones que ejecutaban los de la 22 y por las tonterías que iban diciendo en el micrófono.

Pero espérense tantito y observen lo que se viene. La transformación de un movimiento que nació en el dolor, tiene un precio: puede ser una diputación, una senaduría o algún cargo público que puede dejar jugosas ganancias a algún líder de la 22.


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