La sucesión olvidada: Jorge Luis Díaz Palacios*

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jorgeluisDurante casi un año, oaxaqueños y oaxaqueñas vivimos inmersos, voluntaria o involuntariamente, en el proceso electoral 2014-2015, en el cual se elegirían las y los diputados que integrarían la LXIII legislatura federal. Si bien dicho proceso electoral no concluirá hasta la declaración de validez para cada participante, y la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resuelva todos los juicios de inconformidad. Hemos podido tener un breve respiro desde el cuatro de junio, fecha en la que concluyeron las campañas federales, aunque ese mismo respiro ciudadano, está por concluir en octubre.

Las estrategias o no, tuvieron sus resultados y sus análisis internos. Y lo mismo, se redujeron, como años atrás, sólo a la suma de los votos bajo el principio de “cantidad” y no de “calidad”, sobre los futuros representantes de las bancadas por Oaxaca que irán a San Lázaro.

PRI y PRD fueron los partidos que se llevaron la contienda, con un nuevo jugador en el escenario que pareció haber hecho magia, pero en realidad sólo disfrazó el color amarillo de sus votos: MORENA. Bajo ese resultado, diputados y diputadas ya electos, comenzaron sus estrategias, unos hacia el primero de septiembre de 2015, pero otros, hacia el 2016.

Mientras ese juego empezó para ellos, algunos otros, con mucho camino previo, empezaron a pulir estrategias y clarificar números, algunos asumiéndose como las piezas del tablero, y otros, asumiéndose como los movedores de esas piezas. Todos en el marco de la institucionalidad, como supuesto gobierno o como supuesta oposición. El trofeo de esos sapientes jugadores es Oaxaca.

Sin embargo, después de piezas como Eviel Pérez Magaña, Benjamín Robles Montoya, Alejandro Murat, José Antonio Estefan Garfias, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, Gerardo Gutiérrez Candiani –quien guarda más la característica de quien abundaremos más abajo-, Samuel Gurrión o Carol Altamirano, sin mencionar algunas otras que tienen una “sana e inteligente” prudencia, como Alfonso Gómez Sandoval, es apremiante apuntar, que existe una más que forma parte de este juego y tiene su propio tablero, pero de piezas desconocidas: Javier Villacaña Jiménez.

Algunos asumen a Javier Villacaña como posible candidato del PRI rumbo a la gubernatura, aunque, en un análisis más centrado, debido a su posición pública y geográfica, pero sobre todo a su relación política con actores dentro y fuera de PRI, incluso opuestos a él, pareciera ser, primordialmente, un factor de equilibrio, una pieza de enroque.

En el obligado enroque, por las cercanías del proceso electoral 2015-2016, Javier Villacaña, pareciera a estas alturas, no haber definido ya una pieza clave de su propio tablero. Claudio Ruiz Solana, quien pareciera haber sido el ungido a inicios de su mandato, no ha crecido como se pensó a pesar de tener todas las oportunidades. No se debe olvidar, que la zona metropolitana de Oaxaca ha sido, durante las últimas cinco contiendas municipales y diputaciones locales, una zona donde el PRD y el PAN, han ganado territorio y experiencia. Asimismo, su victoria en 2013, fue con apenas 542 votos por arriba de Francisco Reyes. Además de ello, aunque inició con una estratégica campaña de embellecimiento de la ciudad, los 109 compromisos prometidos no han cristalizado, y a ello se ha sumado un factor de suma importancia que ha atraído todos los reflectores locales y nacionales: el Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca y la batalla por el Cerro del Fortín.

Existen nombres en los tinteros, nombres que ya deben rondar a Villacaña. Legisladores locales, federales, funcionarios de Gabino Cué, de Enrique Peña Nieto, pero también, algunos del propio ayuntamiento de Oaxaca de Juárez que han sabido de las últimas antipatías de Villacaña con la pieza que parecía ser la estratégica.

En octubre, inicia formalmente el nuevo proceso electoral local, donde se elegirá gobernador o gobernadora, diputadas o diputados locales, así como presidentes o presidentas municipales. La decisión de Villacaña, entonces, debe ser pronta.

Para la sucesión de Gabino Cué, se necesita antes de un enroque en la capital. Villacaña, su partido, las posible piezas y sus posibles movedores, no deben olvidar que Oaxaca de Juárez, representó 64 mil votos y medio para la coalición de la “Paz y el Progreso” en el 2010, mientras que para la coalición conformada por el PRI y el Partido Verde, obtuvieron de ella sólo 44 mil votos.

Bajo este escenario, no debemos dudar que esa decisión se verá influenciada por diversos factores, sin embargo, más allá del dinero, las obras y convenios pendientes, así como las presiones políticas, Villacaña y el PRI, deben pensar en el enroque que conjugue experiencia, preservación de relaciones nacionales y locales, institucionalidad, un proyecto claro que conlleve valores, capacidad y equipo, pero sobre todo, mucha frescura.

Politólogo.

@CiudadanoCoke

Vía Viral Noticias