Para el politólogo Alberto Alonso Criollo, la alternancia en Oaxaca era un paso necesario, indispensable para pensar en la verdadera transición. Sin embargo, ahora que se logró, hay que generar las condiciones políticas y sociales para impulsar cambios estructurales en el estado.
“Ahora hay que presionar para que esos cambios se materialicen, hay que ir por la reforma del estado”, dice el también coordinador del Centro de Economía y Política Aplicadas (CEPA).
Advierte que en este momento, la coalición y sus liderazgos tienen un gran capital político, en términos de consenso, que tiene que ser utilizado de entrada en la satisfacción de la expectativa ciudadana que es enorme.
“El riesgo de dilapidar ese capital político de entrada, sería fatal para el estado, porque se abonará el terreno de la desconfianza, de la frustración social que podrían tener consecuencias muy negativas”, expresa.
Desde su punto de vista, el gobernador electo tiene claridad sobre los riesgos que amenazan la transición si no se toman acciones inmediatas que tranquilicen a la población, que está muy atenta sobre el rumbo de este proceso.
Hay un escenario complejo en donde hay que enfrentar los lastres del antiguo régimen, las inercias; pero la impresión es que si hay intención de impulsar cambios de fondo en materia económica, política y social.
Y pregunta ¿Qué cambios? En su opinión, estos deben ser en el terreno político legislativo, donde existe la plena certeza de construir desde ahora un nuevo texto constitucional que actualice a nuestro conjunto legal, de cara a las nuevas necesidades sociales y políticas.
Hay consenso en torno a la necesidad de mejorar las reglas del juego, afirma, de tal modo que se alcancen las metas de la democratización al tiempo que se vea por las necesidades más apremiantes del estado en un escenario de paz social.
Además que se tiene el consenso en torno a definir un nuevo acuerdo social, incorporando o perfeccionando en nuestro texto constitucional el tema de la rendición de cuentas, la distribución más horizontal del poder con políticas más participativas; la ciudadanización de la política; los compromisos con grupos vulnerables.
Es decir “una verdadera reforma del estado que redefina las relaciones entre el poder político y las necesidades sociales”, comentó.
El también catedrático de la Universidad Vasconcelos, consideró necesario los cambios en el tema económico, principalmente en el de impulsar la austeridad en el ejercicio de poder, sin faltar a los compromisos con el apoyo de la sociedad en su conjunto.
Asimismo, el nuevo gobierno debe mostrar la voluntad de introducir el elemento de planificación estratégica, que no esté subordinada los criterios clásicos de rentabilidad electoral que puso en práctica el viejo régimen.
ROMPER LA INERCIA DEL SISTEMA AUTORITARIO
En la entrevista con Quadratín, Alberto Alonso Criollo considera que si bien se requieren cambios, hay que romper con las inercias, complicidades, intereses y corrupción propios de un sistema autoritario como el que tenemos en Oaxaca.
Los obstáculos y riesgos del cambio son muchos y muy poderosos, advierte, pues considera que las actitudes contrarias al mérito e incluso la legalidad en su conjunto no pueden desaparecer de un plumazo o sin la intervención de una poderosa fuerza externa.
Recordemos que el viejo régimen en su corrupción ética, dijo, permeó incluso en las prácticas de los actores sociales y políticos.
Tan sólo hay que ver, ejemplificó, un gran número de organizaciones políticas y sociales que actuando sin ningún referente ético, sólo se empeñan en la lucha por la consecución de recursos y de espacios de poder y eso no contribuye a la formación de una ética de la democracia.
Hay que impulsar, estimó, el cambio en la certeza de que se toparán con varios obstáculos, que sin embargo, es posible remontar.
Tenemos una maraña de prácticas que se construyeron en el viejo régimen y que es tarea primordial desmantelar. Claro que no se trata de utilizar la macana ahora como política contra la los que disientan, pero si es necesario un apremiante llamado a que todos ajustemos nuestra actuación social conforme al estado de derecho, expresó.
Alonso Criollo aseguró que el modelo de actuación del nuevo gobierno será un factor muy poderoso de influencia hacia la sociedad en su conjunto. “No hay modo de exigirle a la sociedad un comportamiento ético e institucional si no se demuestra la actuación pulcra de los representantes del estado”, expuso.
Estos grupos que han actuado incluso al margen de la ley, consideró, tendrán que ser abrirse a la sociedad, transparentar sus recursos y ser parte de una política donde el gobierno abre las puertas para la consulta social, es la sociedad quien definirá el trato con dichos grupos.
Por ejemplo, expuso, en el caso del magisterio, consideró que es el momento que la Sección 22 no toque únicamente el tema de la educación básica, sino con una visión integral. “Ya no debe haber pretextos para entrarle a una discusión abierta, seria sobre las estrategias gremiales del magisterio y las necesidades de la sociedad oaxaqueña”, aseguró.
Ahora, agregó, están las circunstancias puestas para que padres de familia, profesores, personalidades de la vida académica y autoridades discutan sobre el modelo educativo, sobre la necesidad de replantear varios contenidos en la educación que reivindiquen los criterios de contemporaneidad de los modelos.
Necesitamos profesores actualizados, con planes de estudio que incluyan currículas también actualizadas y que incluyan una orientación al servicio de la vida; que desarrollen competencias y capacidades que contribuyan a la formación de ciudadanía y de empoderamiento social.
De esta forma, estimó, la nueva administración puede sentar las bases para un verdadero cambio social, que no sea únicamente partidista sino de reformas reales y atendiendo problemas que preocupan a la sociedad.