Consecuencia de la presión que ejercían los medios para fijar una postura respecto a los resultados de ese domingo 5 de julio de 2009, salgo de la oficina de la Presidencia de Convergencia (hoy MC) para dirigirme a la del Presidente del Consejo que se encontraba enseguida de la mía. Me siento y le comento al entonces diputado Benjamín Robles que la prensa estaba esperando que saliéramos a reconocer “nuestra” derrota. Recuerdo perfectamente su respuesta: “¿nuestra?…si esta derrota es toda tuya”. En ese momento una mezcolanza de ideas y de recuerdos vinieron a mi mente, pues sabía que si algo se había alentado durante los últimos meses era la toma de decisiones en forma coordinada, más aún cuando al solicitarme o proponerme algo se me decía que era por instrucciones del entonces Senador Gabino Cué.
Una sensación difícil de explicar me invadió en cuestión de segundos; regresé de inmediato a mi oficina y me senté a reflexionar lo que había sucedido: ubiqué una evidente intervención del estado apoyando con toda su maquinaria electoral para apuntalar a sus candidatos, una selección inadecuada de algunos de los nuestros, la falta de recursos para impulsar buenas campañas, el divisionismo de los partidos de oposición y el delegar la toma de decisiones trascendentales para la vida interna del partido. Fue en ese momento cuando vislumbro que mientras los partidos vayan divididos, el resultado final siempre le favorecerá al PRI, incluso entendí el porqué del “surgimiento” de algunos candidatos de la entonces “supuesta” oposición que sólo sirven para restarle votos al candidato no oficial mejor posicionado. Con esas anotaciones le hablé a Víctor Hugo Alejo, Secretario General, a Margarita García y a Emilio Santiago, Presidenta y Secretario del Comité Municipal para que me acompañaran a la conferencia de prensa, a la que se incorporó más tarde el Presidente del Consejo.
Ahí manifiesto lo que minutos antes había anotado y sin petición o al menos sugerencia expresa de nadie convoco a los demás partidos de oposición a formar una gran coalición para las venideras elecciones del año 2010 donde se habría de elegir al Gobernador del estado. Fue tal impacto de mi invitación a unirnos los partidos, que grande fue mi sorpresa al día siguiente al descubrir que los encabezados decían: “Convocan a una gran Coalición en el estado”, lo cual me animó a buscar la manera de hacer realidad dicho propósito. Muy pronto entendí que la derrota es huérfana, que nadie la quiere reconocer, aunque en mi caso la acepté y comprendí que era por haber aceptado imposiciones. De ahí que llegué a la conclusión que si la derrota se me había adjudicado a mi persona, pues de ahora en adelante procuraría que también las victorias lo fueran. Resultado de ello comencé a ejecutar acciones que me permitieran operar sin ataduras, por supuesto que esto perjudicó al Presidente del Consejo a quien le retiré un apoyo que tenía asignado dentro del partido. Esto como era de esperarse le incomodó y dio pauta a una incipiente separación entre los dos. Tomé esta decisión aún a sabiendas que se trataba de la persona más cercana a Gabino Cué. De inmediato se mudó de las instalaciones físicas de nuestro Instituto Político y se trasladó a unas oficinas ubicadas muy cerca de lo que en ese entonces era el “Hotel Gobernador” ubicado sobre la calle de Avenida Juárez.
Después de más de tres semanas al día de la elección, recibí una llamada de Benjamín Robles quien me invita a reunirnos en un café ubicado en la calle de Reforma; ambos llegamos puntuales a la cita. Sentados de frente, con la calma que los días posteriores a la elección nos permitieron recuperar, pero principalmente con esa confianza con la que habíamos caminado hasta ese domingo 5 de julio, me manifiesta su inconformidad con las decisiones administrativas tomadas por mí a partir de los resultados obtenidos. Le expresó que había llegado a la conclusión que si las derrotas se me iban a adjudicar exclusivamente a mí, pues prefería que fuera yo quien tomara las decisiones y que si estas conducían a la victoria, pues que también sucediera lo mismo. De inmediato me exhortó a que valorara mi decisión, pues era el momento de ir armando el equipo que acompañaría a nuestro precandidato en la búsqueda por la candidatura. Mi respuesta fue la misma que ya le había anunciado. Fue este el momento de la separación: Benjamín al frente del equipo de pre campaña de su amigo Gabino Cué y Mario Mendoza al frente de los trabajos de Convergencia; uno ubicado en la avenida “Juárez” y el otro en la Calle de “Porfirio Díaz”. La separación resultaba evidente.
Esto lo confirmo cuando en reunión con nuestro precandidato a la gubernatura en las oficinas de avenida Juárez, donde recurrentemente asistía a reuniones, fui invitado a proponer quiénes se podrían incorporar al equipo de precampaña que comenzaría a realizar trabajos en esas mismas instalaciones. Le respondí a nuestro precandidato que le haría llegar una lista con nombres y con perfiles de las propuestas a la brevedad. No pasaron ni dos días cuando un asistente del diputado Robles Montoya me dice que por instrucciones de nuestro precandidato quienes se incorporan al equipo de precampaña era 11 de las 22 propuestas que días antes se le había hecho, de modo tal que como lo dije posteriormente: Convergencia se había quedado en “banquitos”. Pero todo fuera por contribuir al fortalecimiento de la estructura que habría de acompañar a quien a la postre fue electo nuestro candidato.
Semanas después me entero que se le había informado a nuestro precandidato que “como consecuencia a la pésima estructura que Convergencia había presentado para la elecciones de julio del 2009, lo mejor era armar una ajena a ella”, es así como se aprueba la propuesta de lo que se conoció como “Tequio por el Cambio” donde paradójicamente estaban los mejores cuadros que nuestro instituto político había formado. Resultaba evidente que como partido nos estaban quitando la operatividad, sin duda como represalia por aquella separación; sin embargo eso me permitió transitar libremente para ir “tejiendo” la tan anhela Coalición.
De eso escribiré la próxima semana.