La semana pasada fuimos testigos de dos eventos de gran trascendencia para la gobernabilidad de la entidad en el futuro inmediato. Ambos tuvieron como protagonistas a la Sección 22 y deberían ser considerados una severa advertencia de que el magisterio no se anda por las ramas cuando se trata de evitar las afectaciones laborales que ha traído consigo la reforma educativa. El primero de estos ocurrió a mitad de la semana en Salina Cruz, donde los maestros hicieron efectivo el inicio del boicot a los actos a los que acuda el gobernador. El otro tuvo lugar apenas el sábado pasado, en la Asamblea Estatal donde los delegados sindicales acordaron exigir la salida del Director General de IEEPO, Germán Cervantes Ayala y de los principales funcionarios de ese Instituto, por su falta de capacidad y sensibilidad para resolver sus demandas, así como la salida del Secretario General de Gobierno (SEGEGO).
Para darle contexto a la radicalización que ha venido manifestándose en la postura de los trabajadores de la educación, es importante recordar que luego de varias reuniones de trabajo de sus dirigentes con los funcionarios de la SEGEGO y del IEEPO, los primeros denunciaron a través de diferentes medios informativos la falta de avances en la atención de sus demandas. Los funcionarios del gobierno del estado, responsables de la atención de los maestros, fueron acusados por la dirigencia magisterial de estar administrando el caos generado en todos los ámbitos del sector educativo por los métodos policiacos implementados por el tristemente célebre Moisés Robles Cruz en su breve paso por esa importante institución. En resumen, desde la celebración de las primeras mesas de trabajo los maestros advirtieron que no había ningún avance que permitiera pensar en la pronta solución de los conflictos existentes en la prestación del servicio educativo en el estado.
Ahí, en esas acusaciones, podía observarse ya que la intención del Gobernador de establecer desde el inicio de su gestión una relación constructiva con la Sección 22 estaba en riesgo por la ineptitud y falta de sensibilidad con la que sus funcionarios trataban los asuntos educativos de interés para la organización sindical. No obstante, y contrario a lo que se podía esperar, no se adoptaron los correctivos que el caso ameritaba y lo que vino después ya lo sabemos: la Sección 22 le propinó al gobierno del estado los dos certeros golpes arriba mencionados.
Así las cosas, y con el tradicionalmente conflictivo mes de mayo a la vuelta de la esquina, el golpe de timón en la política de atención a los grandes pendientes que aquejan al sector educativo no puede esperar más. El Gobernador del Estado no debe seguir permitiendo que personajes que sirven a los intereses de Gabino Cué continúen incrustados en posiciones claves del IEEPO impidiendo el cumplimiento de los acuerdos establecidos con la Sección 22, así como tampoco debe hacerse el desentendido cuando las evidencias señalan la existencia de “fuego amigo” desde la SEGEGO.
Por lo visto hasta ahora en el caso del IEEPO, es claro que a Germán Cervantes no le interesa lo que pasa ni lo que pase con la educación de los oaxaqueños pues, llegado el momento, él y su equipo de vividores enviados por la Secretaría de Educación Pública harán maletas tranquilamente, se irán y nos dejarán padeciendo las consecuencias de su ineptitud y rapacidad. Mientras tanto, si el Titular del Ejecutivo sigue dejándose sorprender con la equivocada idea de que en el IEEPO tiene la rectoría de la educación en el estado, su desencuentro con los maestros seguirá escalando para sorpresa suya y abonando al ya de por sí encrespado ambiente social que estamos viviendo en el inicio de su administración.
Los acuerdos de la reciente Asamblea Estatal de la Sección 22, que ponen en serios aprietos al mandatario debieron evitarse; sin embargo, ni el IEEPO ni la SEGEGO pudieron o quisieron hacerlo. Por el contrario, la evidente incapacidad, negligencia, insensibilidad, omisión y falta de lealtad de sus funcionarios provocaron, como advierte el refrán, que la Sección 22 “pegara primero”, exponiendo irresponsablemente la factibilidad del proyecto de trabajo del Gobernador con el sector educativo.
Si los primeros cien días de gobierno no ameritaron la revisión de lo que está sucediendo con el manejo de los temas del gobierno con la Sección 22, ojalá que la primera acción de boicot ocurrida la semana pasada y los acuerdos de la más reciente Asamblea Estatal del magisterio, sean un llamado de atención para que se adopten sin dilación medidas efectivas para volver a los cauces institucionales la cada vez más evidente irritación de los maestros. Ojalá que la próximo reunión del Titular del Ejecutivo con la dirigencia de la Sección 22 sea el inicio de la vuelta a la civilidad en una relación tormentosa, pero indispensable para la gobernabilidad del estado.
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