El pasado domingo 10 de septiembre, el presidente Peña Nieto convocó al gabinete legal y ampliado, a fin de que todo el gobierno esté en el mismo canal de acción frente a la destrucción de Oaxaca, Chiapas y Tabasco.
El presidente convocó a todos los titulares de las dependencias de estado con un solo objetivo: ponerse a trabajar sin excusas ni pretextos, con toda la honestidad que se requiere para que el plan nacional de reconstrucción se lleve a cabo, a la brevedad y con resultados positivos. Para ello, el presidente designó a 15 secretarios y funcionarios federales de primer nivel, a efecto de que se encarguen directamente de tareas especificas de los municipios más afectados. Se trata, entiendo, de toda una política de ayuda y reconstrucción de los pueblos destruidos como Juchitán.
Ponerse a trabajar fue la instrucción presidencial a sus colaboradores para devolver la integridad y seguridad a los desposeídos de lo material y de lo familiar al haber perdido a sus seres queridos. Están avisados, instruidos, advertidos y responsabilizados por el presidente los secretarios y directores de primer nivel y lo menos que pueden hacer es cumplir, porque en la desgracia, es cierto, la gente se une para aliviar tragedias, para ayudar en algo, así sea desalojar el agua, o los escombros del predio vecino; donar comida o cualquier artículo que pueda servir a los necesitados. La ayuda fluye sin condición alguna. El hombre y mujer vuelven a su condición natural de ser humanos, despojados de rencores y envidias y solamente los mueve el sentimiento fraterno capaz de ayudar y continuar la vida. Es admirable cuando el individuo vuelve a ser humano y no esclavo de mezquindades.
No eludo a los que, a pesar del dolor que deja la tragedia, se resisten a su esencia natural en aras de la rapiña y aprovechan la tragedia para su beneficio, como los funcionarios federales y estatales que están repartiendo “apoyos” con fotógrafo adjunto, listo para tomar la foto y publicarla tanto en los periódicos de más circulación como en sus redes sociales. Y es que debemos recordar el que se aproximan las fechas electorales, calendario que señala integrar las listas de los que serán candidatos para jugar por alcaldías, diputaciones locales y federales, así como escaños en el senado y algunas gubernaturas.
En consecuencia, las tragedias ocurridas en Oaxaca, Chiapas y Tabasco son aprovechadas por los oportunistas de siempre para hacer promociones personales y proselitismo electoral. Sin embargo, esto, que si ocurre, engaña a muy pocos ya que a los oportunistas se les conoce de sobra y desde muy lejos; ahí están las evidencias, publicadas por ellos mismos.
Hay otros que tampoco faltan en las tragedias como las que se están padeciendo en el suroeste del país; ellos son los que practican la rapiña sea con el trailer volcado en medio de la carretera y el chofer muerto a un lado del camión o despedazado por el choque entre la mercancía desparramada. Hemos sido testigos de como la rapiña se surte de los productos sin importar que un ser humano este muerto. Robar es la tarea, no auxiliar a quien esta herido o tal vez muerto.
Las tragedias y las desgracias traen consigo a jinetes apocalípticos también. De manera que, ante el reto que implica la dura tarea de la reconstrucción, es obligado alejar a los buitres de los sitios afectados; vigilar a los funcionarios que desvían los recursos para su propio beneficio y que nunca llegan a los necesitados; por ello la solicitud de aquella señora de Juchitán al presidente de la república, en el sentido de que la ayuda gubernamental sea directa a los necesitados y sin intermediarios porque se la roban. Más claro ni el agua del manantial.
Po su parte, el IMSS ya empezó a dar buenas noticias al dar a conocer que sus hospitales ya iniciaron los servicios médicos en Oaxaca, Chiapas y Tabasco, falta el ISSSTE, falta la SEDATU que todavía no levanta el censo de reconstrucción y por lo tanto esta no se ha iniciado por falta de folios. ¡Cuidado! ya asomaron la cabeza los vivales en busca de tajada. Rosario Robles debe aplicarse, toda vez que está en la mira de la opinión pública sobre el desvío de miles de millones de pesos desaparecidos a través de universidades y empresas fantasma, o sea la reconstrucción de viviendas se puso en manos de Rosario, lo que significa “ la iglesia en manos de Lutero”.
Hay que tener los ojos bien abiertos, hay que denunciar ante los gobernadores las irregularidades que se cometan en contra de la política de reconstrucción, porque fueron los titulares del ejecutivo los que se comprometieron con el presidente a reconstruir los municipios dañados cuando le solicitaron la ayuda federal.
Concluyendo: las desgracias, como la que se vive en el sureste de México, sacan lo mejor, pero también lamentablemente, lo peor de la naturaleza humana. Es ahora cuando debemos estar más unidos, más fuertes, hacer a un lado odios y rencores porque es el momento de ayudar, de apoyar sin condición alguna, es la hora de la tregua, es momento de reconstruir. Mañana será otro día.