Los resultados del primer debate sacudió a Morena y causó el enojo de su candidato presidencial, pues no lo favoreció y le restó simpatías en la opinión del público televidente calculado en 13.73 millones de personas que residen en las 28 ciudades mas importantes del país.
Resultado que puso en marcha cambios de actitud del candidato como el asumir que ya es el ganador de la contienda porque “este arroz ya se coció”, asegurando que superó los 50 puntos de las encuestas que están equivocadas en los conteos al igual que las mediciones de los partidos y de los medios de comunicación. Ya lo dijo y punto. “El jefe no se equivoca”.
Sin embargo, la realidad nos muestra una cara diferente como la que observamos el viernes pasado cuando se efectuó la XXVI Reunión Plenaria de Consejeros Citibanamex para refrendar el compromiso del gobierno de la República con la estabilidad y solidez del sistema financiero y clausurar la XXVI Reunión de Consejeros Citibanamex.
En el acto se dio a conocer que de acuerdo con Doing Business 2018, México es el país mejor calificado de América Latina y el Caribe al haberse situado en el sexto lugar mundial en facilidades para obtener créditos y que además, entre noviembre del 2012 y 2017, los ingresos tributarios del sector público aumentaron de 8.3% a 13.1% del PIB, su segundo nivel más alto en 28 años.
Se reconoció que, entre Nov/2012 y Feb/2018, el número de contribuyentes pasó de 38.4 a 65.8 millones registrando un crecimiento de 71.5%
La clausura de este acto financiero tuvo como invitados principales a los candidatos presidenciales, Ricardo Anaya, José Meade y Andrés López, los candidatos independientes no asistieron por compromisos de agenda.
Los tres hicieron uso de la palabra, Ricardo Anaya captó la atención y la aprobación del empresariado financiero de Citibanamex, que le manifestó el apoyo y reconocimiento con ovaciones y aplausos significativos.
José Meade estuvo acertado, consistente, preciso y conocedor del tema. También fue ovacionado, aunque menos que Anaya.
Andrés López repitió la estrategia de mantenerse reservado, de hablar poco, y solo prometer respeto a las instituciones privadas.
Pero, después de la Reunión de Citibanamex, el acelerado de Paco Ignacio Taibo II, Secretario de Cultura del gobierno imaginario de López Obrador, le sugirió expropiar las empresas que lo quieran chantajear.
“Si te quieren chantajear Andrés Manuel, expropialos. Chinguen su madre. Expropialas”, dijo Taibo II.
Este lenguaje usado para referirse a temas vitales suenan preocupantes y delicados, por lo que no dejan de llamar la atención al proponer extremismos de tiempos lejanos. Pensar y aconsejar confiscaciones y requisas de instituciones privadas es igual a estar plantado en el romanticismo socialista de los sesentas, década fantástica que cumplió su cometido con los tiempos despertando a las masas para que reclamasen sus derechos y libertades. En efecto, se lograron democracias, entre ellas la nuestra, pero esa década ya pasó, quedó para la historia y, en tanto, el país continúa su proceso dialéctico del niego, conservo y supero.
Quedarse plantado en épocas pasadas o queriendo regresar a ellas, sería convertirse en una estatua de sal como la mujer de Lot.
Lo mismo sucedería con el retorno al populismo de la década de los setentas que engañó a las masas con promesas de bienestares que nunca llegaron.
Promesas de transformación de cada individuo para alcanzar la justicia revolucionaria fue retórica vana de gobiernos que fracasaron en su intento.
Otro dato, sobre actitudes que asombran, fue el advertido por Ricardo Anaya en el sentido de que el presidente imaginario habla de “Revocación de Mandato”; de la “Consulta al Pueblo cada dos años” …
Esta subliminal insistencia lleva un mensaje enmascarado que implica el que las masas interpreten el mensaje como un propósito democrático del mesías cuya fuerza radica en el pueblo, en las masas que responden a las arengas populistas lanzadas al viento en las plazas públicas. Masas afectadas por la marginación, la pobreza y la violencia que ante las necesidades básicas se convierten en súbditos o doble cara del hombre social.
Las actitudes con destellos absolutistas del presidente imaginario no han pasado desapercibidos; por eso sus constantes aclaraciones ante las instituciones privadas.
Olvida, el imaginario candidato, que antes del gobernante está la ley como expresión de la voluntad general y que gracias a ella los individuos obedecen sin tener dueño.
En una carta dirigida a Mirabeau, Rousseau escribe : “he aquí, entre mis viejas ideas, el gran problema de la política, que yo comparo al de la cuadratura del círculo en geometría…: encontrar una forma de gobierno que ponga la ley por encima del hombre”.
Es decir, la ley no podría ser una expresión de voluntad arbitraria del soberano.
De manera que las actitudes teatrales del presidente imaginario como las consultas al pueblo no son guía democrática.
Consultar a las masas “la revocación del mandato” cada dos años significa estar colocando las bases de un sistema de gobierno populista, arbitrario y absolutista.
@luis_murat
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