En días pasados fueron dados a conocer los resultados del Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL) sobre la pobreza en México. Los datos se apoyan en los resultados definitivos del Censo de Población y Vivienda 2010.
Analizando los datos para Oaxaca encontramos que entre el 2008 en que se realizó la última evaluación y el 2010, la población en situación de pobreza pasó en estos años del 61.8% al 67.2%.
A nivel nacional aunque el porcentaje también se elevó del 44.5% en el 2008 al 46.2% en el 2010, la diferencia en el porcentaje no es tan marcado como en Oaxaca.
Dentro de la población en situación de pobreza, es posible distinguir en la cifras del CONEVAL dos estratos o grupos: aquellos que se ubican en una línea de ingresos menores a los 684 pesos y a quienes se considera en pobreza extrema, los que pasaron del 27.7% al 26.6%.
El otro grupo es al que se consideran en situación de pobreza moderada; su ingreso es menor a los 1,329 pesos y mayor que los 684. Este sector pasó del 34.1% al 40.5% del total de la población. Ambos grupos, el de pobreza extrema y el de pobreza moderada, dan el 67.2% al que nos hemos referido.
Los bajos ingresos son sin duda una limitante muy fuerte para alcanzar satisfactores como una alimentación suficiente y adecuada, vivienda digna, mejor educación y servicios de salud satisfactorios.
En el estudio de la pobreza en México, el CONEVAL ubica a Oaxaca en el tercer lugar, solo después de Chiapas y Guerrero, pero en realidad muy cerca de Guerrero que cuenta con un 67.4 % de su población en situación de pobreza. Chiapas tiene una cifra de 78.4%.
Si bien el ingreso ha disminuido en México en general y en Oaxaca en particular, lo que repercute en un aumento de la pobreza, debemos preguntarnos que ha pasado con la carencia de servicios de educación, salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos en la misma vivienda, alimentación y que también mide el CONEVAL.
Al parecer, y en tanto estos indicadores se encuentran vinculados a ciertas políticas públicas y programas, se observa una pequeña mejoría en algunos de ellos, más que en otros.
Así tenemos que en términos de rezago educativo pasamos de un 30.6% a un 30.3%, es decir apenas un 0.3%.
En carencia por acceso a servicios de salud hay un salto significativo en las cifras pues transitamos de un 56.2% a un 39.9%. En la reducción de esta cifra ha influido sin duda el programa del seguro popular. Desde luego habrá que evaluar sus resultados, su eficiencia, pero en los números por lo pronto se observa una mejora en el indicador.
En carencia por acceso a la seguridad social se pasó del 80.4% a un 79.7% observándose una muy ligera mejoría, muy alejada desde luego del llamado Estado de Bienestar.
En la carencia por espacios en la vivienda se brinca un poquito del 38.2% al 34.1% lo cual significa un mejora relativa.
En carencia por acceso a servicios básicos de la vivienda (drenaje, agua potable, electricidad, etc.) se logra un ligero avance al disminuir del 48.5% al 41.4% entre el 2008 y el 2010.
En lo que hace a la carencia por acceso a la alimentación se pasa del 28.6% al 26.6%. Quizás este indicador sea uno de los que más duele pues se trata de lo más elemental de nuestras necesidades básicas, como es alimentarnos.
Estos ligeros avances en lo que hace a la disminución de las carencias, no son casuales sin duda, sino resultado de ciertas políticas públicas y programas, que de alguna manera también han atenuado la disminución del ingreso de las familias en estos años.
Desde luego que no son resultados del gobierno de Ulises Ruiz, sino a pesar de este. Ha quedado más que demostrado por las auditorias que se le practican que durante su gobierno los recursos públicos fueron canalizados a negocios y cuentas privadas.
En todo caso y esto es algo que habría que estudiar, es el efecto que en estos indicadores, aunque magros aun, pudieron haber tenido los programas de la estrategia conocida como 100 por 100 aplicada en Oaxaca por las dependencias federales.
Estas focalizaron acciones en los 58 municipios de más alta marginación que tenemos y que fueron seleccionados por el gobierno federal en atención a rezagos sociales y el menor Índice de Desarrollo Humano así como en otros 68 municipios incluidos por los delegados federales por su grado de marginación para hacer un total de 126 en Oaxaca atendidos por la Estrategia 100 por 100. El 71. 2% de los habitantes de estos municipios son hablantes de lenguas indígenas. Es bien conocido que la pobreza se agudiza en ellos aunque no podemos dejar de reconocer y considerar en las políticas y programas públicos, que la pobreza también se encuentra en nuestras ciudades.
Una revisión somera de los datos en estos 126 municipios de la estrategia 100 por 100 nos dice que las carencias en materia de salud por ejemplo disminuyeron del 90.74% en el conteo del 2005 a 45.62% en el censo del 2010. La cifra de afiliados al seguro popular pasó de 10 mil 150 personas en 2005, a 250 mil en 2010.
La cobertura de electricidad en las viviendas pasó de 77.68% en 2005 a 86.93% en 2010. En drenaje del 23.54% al 38.01%. El agua entubada de 51 mil viviendas a 70 mil.
La atención a la pobreza en Oaxaca debe encontrar caminos para favorecer el empleo, la ocupación, las vocaciones productivas de las regiones y localidades, mejorar el ingreso de las familias y disminuir las carencias en materia de educación, salud, seguridad social, vivienda, servicios y alimentación.
Debe mejorar la eficiencia de las dependencias públicas y su coordinación interinstitucional con programas que se midan por sus resultados en los indicadores y por supuesto, auditorias que aseguren que los recursos públicos benefician a la gente y no a funcionarios y líderes ambiciosos.