La pobreza de los ricos: Mario Arturo Mendoza Flores

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Recién acabó de ver un espectacular donde la COPARMEX, con el patrocinio de diversas instituciones invita a una serie de conferencias donde prestigiados ponentes abordarán temas económicos, políticos y sociales. Llamó poderosamente mi atención la tesis que el Dr. Stiglitz sustenta en uno de estos carteles donde sostiene que “La globalización ha producido países ricos con habitantes pobres”. Más aún cuando en días pasados trascendió que la crisis económica está afectando muy seriamente a Estados Unidos, donde 46.2 millones de personas viven en situación de pobreza, lo que representa el 15.1% del total de la población. La cifra más alta registrada desde 1993. Cabe señalar que uno de los indicadores económicos para clasificar el grado de pobreza en los Estados Unidos lo es el nivel de ingreso per cápita el que se establece en 22, 314 dólares anuales; quien perciba menos de esa cantidad es catalogado como pobre, pues vive con menos de 2000 dólares al mes. Los últimos datos censales presentados por el país del norte muestran que en 2010 había en Estados Unidos  2.6 millones más de pobres que el año anterior. Asimismo se identificó que un total de 48 millones de norteamericanos no tiene ningún tipo de trabajo, mientras que los ingresos de la considerada clase media han disminuido a su nivel más bajo, quedando cerca  de los 49,445 dólares anuales.

 

Lo anterior ha traído serios problemas a su presidente Barack Obama pues su reelección del año 2012 pudiera estar en riesgo dado que los sectores que más lo han apoyado, como los negros e hispanoparlantes son los más afectados por la situación económica prevaleciente, quizá por ello sea en los estados del sur de nuestro vecino país donde más se reflejan los efectos de la pobreza, mientras que los blancos y asiáticos comienzan a acumular riqueza hacia el norte generando una brecha social entre unos y otros que pudiera poner en riesgo la estabilidad de dicho país. Aun cuando la tasa de desempleo se mantiene en sus niveles históricos, es previsible que ésta se incremente en los próximos meses como consecuencia de la crisis económica que se vive particularmente en Europa y que ya comienza a registrar sus primeros efectos. Lo anterior ha motivado al Presidente Obama a ordenar medidas urgentes que garanticen el acceso a los servicios de seguridad social a esos millones de pobres, pues se estima que 1 de cada 10 de ellos, no tienen acceso a ese tipo de beneficios.

 

Con lo anterior la premisa del Dr. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001 y uno de los más críticos de la globalización viene a tomar una dimensión que sin duda deberá motivar a los gobiernos a revisar sus políticas económicas si en realidad lo que se pretende evitar es una situación incontrolable a nivel mundial. De nada sirve que los macro indicadores aparezcan con números negros, si los niveles de desarrollo personal de los habitantes van en franco deterioro y amenaza con volverse en una situación de seguridad nacional para la mayoría de los países. Mientras que el Producto Interno Bruto sube, el ingreso per cápita disminuye; lo que nos confirma una vez más que el problema de la globalización tiene que ver con una pésima distribución de la riqueza, donde sólo unas cuántas familias poseen todo a costas de que millones de personas no tengan absolutamente nada. Mientras que a la economía mundial  no se le de una orientación humanista, situaciones como la que hoy viven los Estados Unidos será la constante para los países industrializados.

 

Estamos a tiempo de evitar que fenómenos como la hambruna que se manifiesta en África del Sur se extienda por todo el planeta. De impedir que rebeliones o guerras regionales sean los mecanismos de protesta para demandar un acercamiento entre ricos y pobres. Que la migración se siga incrementando a pasos agigantados. Que la inseguridad aumente en nuestras calles. Que el autoritarismo y la corrupción sean las vías de ascenso en la escala económica. Que el salario sirva como mecanismo de control y de sobrevivencia de las mayorías. Es tiempo de cambiar patrones que han demostrado su ineficacia. Que los dueños del capital reduzcan sus márgenes de ganancia. Que los salarios del obrero sean acordes a su desempeño. La pobreza de los ricos así nos lo demanda.

 

Es tiempo de comparar, de analizar y de actuar. Si la pobreza de los Estados Unidos es alarmante, entonces no sé que adjetivo ponerle a la que se registra en países como el nuestro. Aquí son más del 50 % de mexicanos los que viven en la pobreza, contra el 15 % de ellos. Aun cuando los indicadores económicos que sirven para medir la pobreza son distintos, lo cierto es que si los países ricos están empobreciendo, qué pasará con los países pobres como el nuestro y muchos más de América Latina que están en situación paupérrima. Cuidando la comparación pues se trata de un país de primer mundo contra uno en vías de desarrollo, ahí un ciudadano pobre sobrevive con poco más de 15 mil pesos mensuales, mientras aquí lo hacen con menos de mil quinientos pesos. El salario mínimo de México es inferior a una hora laboral pagada en el país del norte, esto en otras palabras significa que una jornada normal el trabajador de ese país ganará poco más de 8 veces lo que gana un obrero mexicano. De ahí que el mexicano todo lo que tenga que comprar a crédito o en abonos chiquitos, lo que de entrada aumenta el costo del producto a adquirir pues el financiamiento que otorga su proveedor va incluido, lo que adicional produce un efecto inflacionario que termina por perjudicar al que tiene menos poder adquisitivo.

 

Hoy la pobreza que registran los países ricos deben serviles a los poseedores de la riqueza a modificar sus estrategias, pues a mediano plazo no habrá quien pueda adquirirles o pagarles lo que hoy los han hecho  los hombres más ricos del mundo.

 

Los ricos comienzan a sufrir las consecuencias de su ambición desmedida.

 

Twitter: @Mario_Mendoza_F