Se cierra la pinza en torno al dictador, Nicolás Maduro. Cada día aumentan las presiones económicas y políticas cercando al régimen dictatorial que agobia a Venezuela.
La solidaridad del Parlamento Europeo al reconocer como presidente interino a Juan Guaidó, aumentó la presión política para suponer que la caída del dictador es inminente y que el tiempo para armar el entramado internacional en contra de Maduro se agota, solo falta decidir como será la caída del dictador.
Hay varias opciones para llegar a un acuerdo pacífico entre las partes en conflicto, una es que el dictador salga del país y se exilie en Nicaragua, Cuba, Bolivia, Rusia o China.
A propósito y ante la posibilidad del exilio negociado, Maduro envío a nuestro país al ministro de Comunicación, Maximiliano Reyes, quien se entrevistó con el subsecretario de Exteriores de México, Maximiliano Reyes, para abordar temas de la reunión del próximo 7 de febrero convocada por México y Uruguay, para tratar el tema de Venezuela, que se llevará a cabo en Montevideo
Se sabe, que la Cancillería mexicana le confirmó al enviado de Maduro, que la posición de México es por el dialogo multilateral para encontrar la solución al conflicto, con el matiz de que no se inclina ni por Maduro ni por Guaidó.
Se examinó la posibilidad, llegado el caso, de un exilio para el dictador, aunque la versión no esta confirmada. Posibilidad que se descarta, pues Maduro no cuenta con las simpatías suficientes de la nación mexicana como para ser bienvenido; a excepción de las izquierdas de fin de semanavisitantes asiduos a las cafeterías de Coyoacán, que con frecuencia manifiestan sus simpatías por el dictador.
El repudio a Maduro se hizo manifiesto el pasado 1 de julio cuando, Andrés Manuel López Obrador, fue investido Presidente de México , acto al que fue invitado el dictador, pero que, dado el ambiente de repudio hacia su visita en Ciudad de México, optó por permanecer en sus habitaciones del hotel. Solo hizo presencia en la comida en Palacio Nacional, terminando el convivio marchó al Aeropuerto rumbo a Caracas.
Por su parte, Juan Guaidó, va sumando más apoyos al movimiento por el cambio en Venezuela; cada día son más los países que ofrecen apoyo a la causa de la democracia… Por cierto, Guaidó envío una carta a los gobiernos de México y Uruguay: “En este momento ser neutral es estar del lado del opresor”. “Ante la propuesta de activar un nuevo dialogo para atender la crisis de Venezuela, la única negociación a la que se está dispuesto es la del traspaso del poder de Nicolás Maduro”.
La pinza se cierra y los mensajes cifrados desde Europa y Estados Unidos cambian por advertencias claras contra el dictador. Primero, el asesor de Seguridad estadounidense, John Bolton, bajo el brazo dejo ver un blockde apuntes con una anotación reveladora: “5 mil soldados a Colombia”, la anotación dio la vuelta al mundo cumpliendo su objetivo, en el sentido de que Estados Unidos está trabajando militarmente para desalojar al gobierno de Maduro.
De la anotación manuscrita se pasó a un mensaje claro, contundente, frío y certero: “Un retiro largo y tranquilo en una playa lejos de Venezuela”, advirtiendo que, de no ser pronto, “la zona playera será la prisión de Guantánamo”, advirtió John Bolton.
Amenazas que recuerdan aquellos momentos del 20 de diciembre de 1989, cuando las tropas estadounidenses invadieron a Panamá para capturar mediante la operación llamada “Causa Justa”, al General, Manuel Antonio Noriega, dictador de Panamá, ex aliado de Estados Unidos, y personaje clave durante las insurrecciones sandinistas, pero después enemigo incomodo cuando se revelaron sus vínculos con el narcotráfico.
“El cara de piedra” dejó de ser útil y fue advertido, después atormentado con música de alta resonancia cuando se refugió en la Sede Vaticana de Panamá, hasta que, sin tirar un solo disparo, Noriega se rindió.
Hoy anécdota histórica, ayer cruenta realidad política de una invasión y, en el presente, un amargo recuerdo imperial que no debe repetirse en ningún país latinoamericano. Ello explica la posición política de México y Uruguay respecto a Venezuela, que por lo visto parece no entenderse.