La oportunidad de conservar los suelos, es también la esperanza para evitar su erosión: Paola Gutiérrez Galindo

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El suelo, capa superficial de la corteza terrestre, elemental para los procesos ecológicos  del planeta e importante por ser un ecosistema compuesto por millones de especies como micro organismos o pequeños invertebrados, que realizan importantes funciones ambientales como la degradación de materia orgánica, regulación de actividades de infiltración de agua y como almacenes de carbono, éste último representa el aspecto a considerar en la elaboración de planes de mitigación y adaptación ante el cambio climático.

Otro aspecto en el que el suelo impacta de manera importante es en el económico, debido a que es la base de la producción primaria en actividades como: la agricultura, ganadería y desarrollo forestal, aunado a otros usos como la producción de bienes a partir de la cerámica y construcción de viviendas; sin embargo, de la misma forma que el agua o la atmósfera, no está exento de la problemática actual, ya que en todo el planeta millones de hectáreas de tierra fértil o con alguna otra utilidad, se pierden a causa de la erosión y degradación.

Respecto de la erosión, es un fenómeno que consiste en la pérdida de suelo a partir de la acción de agentes como viento o agua, mismo que es acentuado por la pérdida de cobertura vegetal, que se vuelve más vulnerable al arrastre de partículas o a prácticas agrícolas inadecuadas. La degradación en cambio, consiste en la pérdida progresiva de las capacidades productivas o funciones originales del suelo, generadas a causa de agentes químicos como herbicidas o plaguicidas, sobreexplotación o prácticas agrícolas inadecuadas, teniendo como consecuencia última, la desertificación, que es la situación en la que el suelo ha perdido de forma irreversible todas sus capacidades productivas particularmente en zonas áridas o semiáridas, tales como la Mixteca en el caso de nuestro Estado.

Por otro lado, la contaminación por residuos es otro riesgo para los suelos, especialmente aquellos depositados sin medidas de control, problemática que no sólo se circunscribe al área ambiental, sino que trasciende para convertirse en problemáticas sociales como inseguridad alimentaria y pobreza.

Es importante mencionar que el proceso natural de formación de suelo requiere periodos extensos de tiempo, de forma tal que para lograr la creación de un centímetro de suelo, se requiere un tiempo de hasta 1000 años, dependiendo de las condiciones ambientales circundantes entre las que se consideran el tipo de roca que les da origen o el clima; razón por la cual es necesaria su protección y restauración.

La respuesta internacional ante esta situación se concentra en la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación, en la que establece cuatro principios y divide las obligaciones de los países, considerando: partes afectadas, países desarrollados, prioridades para África, programas de acción, cooperación científica y técnica, y promoción de programas de acción  subregionales, regionales y nacionales; por lo que en respuesta a este acuerdo, en nuestro país existe el Programa Nacional “Manejo Sustentable de Tierras”, mismo que actualmente se encuentra en proceso de actualización, así como el Sistema Nacional de Lucha Contra la Desertificación y la Degradación de los Recursos Naturales (SINADES).

En México, la protección de suelos se encuentra regulada en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, al igual que en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable y la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, y para el caso de nuestra entidad, la Ley del Equilibrio Ecológico del Estado de Oaxaca, en su Capítulo II relacionado con la Preservación y Aprovechamiento Sustentable del Suelo y sus Recursos, artículos 73 a 80, establece los lineamientos para la conservación y restauración de suelos.

Oaxaca, como una entidad que cuenta con alta diversidad de suelos, elevada vulnerabilidad ante la erosión dada su geografía montañosa, la desertificación en zonas como la Mixteca y la degradación ante prácticas agrícolas o aprovechamiento forestal sin control; requiere promover la conservación de suelos a través de prácticas agrícolas sostenibles como: cultivos orgánicos, conservación y restauración de suelos, manejo integral de cuencas, vigilancia estricta al cumplimiento ambiental de obras y actividades para evitar mayores afectaciones al suelo y manejo adecuado de residuos. Todo ello, a través de una estrategia estatal de conservación y restauración de suelos de forma coordinada entre autoridades estatales y federales, que coordine y oriente las acciones en la materia.

Como legisladora, estoy trabajando intensamente en la revisión y fortalecimiento del marco jurídico para definir propuestas de atención y de esta manera, coadyuvar en acciones que nos permitan afrontar este reto de manera inmediata, ante la imperiosa necesidad de evitar el inexorable proceso de desertificación que actualmente enfrentamos; sobre todo porque provengo de una de las regiones más vulnerable a este tipo de problemática como lo es la Mixteca, donde día a día se incrementa la pobreza y la seguridad alimentaria va perdiéndose con el suelo desprendido. 

Referencias

http://www.fao.org/soils-portal/soil-degradation-restoration/es/

http://proteo2.sre.gob.mx/tratados/ARCHIVOS/LUCHA-DESERTIFICACION.pdf

http://www.gob.mx/semarnat/documentos/programa-nacional-manejo-sustentable-de-tierras

Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente

Ley del Equilibrio Ecológico del Estado de Oaxaca