El Fondo de Cultura Económica publicó en el año 2000 una colección popular de cuentos de la literatura mexicana. “La Muerte tiene Permiso”, de Edmundo Valadés, fue uno de los cuentos más destacados en el acontecer periodístico y literario de esa década.
“La Muerte tiene permiso”, título de su libro lo tomó como la calificación exacta de la inseguridad que vive Oaxaca y que la ha colocado como el segundo Estado más peligroso y violento de la República. Lo que obliga a preguntar, como en el cuento de Edmundo Valadés, ¿cuándo se dará el salto que se necesita? (para cambiar la realidad que lastima, hiere y mata).
Gobiernos van y vienen. Cuando candidatos en campaña prometieron y luego no cumplieron solo se enriquecieron, dejando a su paso un Estado más empobrecido y violento. Por ejemplo, el turismo que en estas fechas de asueto visita Oaxaca cambio su destino ante la ola de crímenes, asaltos, secuestros, manifestaciones, plazas ocupadas por grupos insatisfechos con la administración gubernamental que nada les resuelve.
Los resultados de las reducidas acciones del gobierno en Oaxaca han sido fatales. La rebeldía y la violencia se han transformado en “usos y costumbres” de los inconformes que son, por cierto, la mayoría de los desposeídos que, sin afán de justificarlos, porque el uso de la fuerza solo se explica en defensa de la vida; pero cuando los individuos actúan sin razón utilizando la violencia ésta carece de dispensa. La violencia del animal, de la fiera que actúa por instinto para subsistir no debe ser propia de los individuos.
Han pasado varias administraciones que gobernaron a Oaxaca, unas peores que otras, nada sobresaliente que haya logrado dar el “jalón” que el estado necesita para ser aceptablemente productivo y desarrollado. La población continúa padeciendo insuficiente escolaridad que le impide realizar actividades más productivas para mejorar su nivel de vida.
La realidad del estado refleja que la marcha hacia el desarrollo se ha detenido y que lamentablemente se vuelve al pasado, al estado del cacicazgo que todo lo detiene y solo avanzan sus ambiciones.
En cuanto a los desposeídos y marginados no han sido incorporados al ritmo de los tiempos debido a una educación deficiente causado por los continuos paros sindicales e intereses de grupo.
Me pregunto, ¿de que han servido las montañas de dinero que las diferentes administraciones gubernamentales han entregado a los líderes magisteriales y agrarios? De nada, todo sigue igual o peor que antes, y aunque los han tratado de limpiar por fuera, los “…han enseñado a ser sucios por dentro…”.
Lo muestran los hechos violentos que a diario ocurren en Oaxaca y las estadísticas del INEGI; por ejemplo: el Estado ocupa el segundo lugar por número de feminicidios registrados en averiguaciones previas por el Siesvim durante los años 2014 y 2015 en el gobierno de Gabino Cué Monteagudo años en que Oaxaca se ubicó en el primer lugar de investigaciones (129) abiertas al delito de feminicidio. Para el 2015 los números de delitos bajaron a 91 registrados. Pero curioso resulta que “el gobierno no reportó ninguna persona procesada y/o imputada por ese delito” registrado en las causas penales, según el Siesvim.
Otros números como los de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) registran que en el año 2017 el estado se ubicó en el lugar número 7 de las entidades con menor número de personas que fueron víctimas de algún delito. El estudio reveló que 19 mil 687 oaxaqueños fueron víctimas de algún delito por cada 100 mil habitantes y que en un año la tasa creció en mil 305 personas que realizaron un acto delictivo, lo que se traduce en un 7.1 % de aumento, según el INEGI.
En cuanto al número de delitos por cada 100 mil habitantes el INEGI consignó que en Oaxaca se registraron 27 mil 897 delitos el año pasado; 11.8 puntos porcentuales más que en los años 2015 y 2016.
Por su parte, la ENVIPE reportó que en 2017 el delito que se cometió con más frecuencia fue la extorsión, reportando que fueron 8 mil 71 las extorsiones cometidas durante 2016 y un índice de 21.9% de delitos cometidos con arma de fuego. En cuanto a homicidios se presentaron 19 por cada 100 mil hogares, situando al estado en la posición 11 a nivel nacional.
Para el INEGI 7 de cada 10 oaxaqueños se sienten inseguros; proporción similar que entidades con alta incidencia de delitos del crimen organizado, como Sinaloa, Chihuahua y Colima en los cuales el 74% de sus habitantes se sienten inseguros.
Finalmente, se presume que los sitios que en Oaxaca están considerados como más inseguros son, los bancos, el automóvil, el transporte público, las carreteras, los mercados públicos, los parques, los centros comerciales, las oficinas y los hogares, sitios en donde “La Muerte tiene permiso”.
@luis_murat
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