“Pienso que los periodistas somos muy dados a la autocomplacencia y muy poco a la autocrítica; y desde luego, la sola posibilidad de que otros nos enjuicien nos parece una ofensa intolerable.
Manuel BuendíaTellezgirón.
La reacción de los hombres y mujeres que administran o deciden en el poder público de Oaxaca, originada por la noticia de la tortura y homicidio del fotoperiodista Rubén Espinosa, junto con cuatro mujeres en el Distrito Federal, fue clara y rotunda: silencio en unos y respuestas mediáticas en otros.
El hecho severamente condenado, como pocas veces en el país, entró nuevamente en el juego del poder, donde las manifestaciones públicas fueron retomadas por los medios de comunicación y las redes sociales, como presión política y escarnio público para un gobernador como es del de Veracruz, Javier Duarte.
Pero quizás en lo local, la omisión más grave fue la de los periodistas de la capital de Oaxaca, que solo se centraron en recordarle a uno de los 42 integrantes de la 62 Legislatura del Congreso del Estado, la promesa de reiniciar los trabajos para concretar la Ley de Protección a Periodistas.
Es decir, ninguno de ellos retomó los temas que desde principios del gobierno de la transición se plantearon en la administración del gobernador Gabino Cué, y mucho menos aquellos que las dos legislaturas del cambio menospreciaron:
La criminalización del periodismo independiente, la marginación de la prensa regional, las deficientes condiciones laborales, la capacitación, incluso, la transparencia en la publicidad gubernamental.
Los intentos aislados de los comunicadores por transformar el complejo periodismo oaxaqueño, demuestran que la ausencia de confianza, información y procesos jurídicos profesionales en el gremio periodístico, permiten que una parte de los políticos, de los responsables de áreas de comunicación y propietarios de medios sean el contrapeso para evitar un sano desarrollo profesional.
Pero también, ésta coyuntura, demostró la falta de seriedad y responsabilidad, principalmente, de los diputados de la coalición opositora de la transición (PAN-PRD-PT-MC), quienes fueron los más entusiastas en combatir a la “prensa vendida” del priismo.
Hoy, las intenciones se repiten puntualmente en los legisladores de Oaxaca.
Especialista en análisis y estrategia política.
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