La marcha de los cien días: Luis Octavio Murat

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Donald Trump inició la marcha de los primeros cien días de su gobierno. Su primer discurso como nuevo gobernante de Estados Unidos duró escasos 16 minutos, mensaje que se caracterizó por un contenido populista, demagogo, proteccionista, agresivo, forrado con un nuevo slogan “América primero…”

La juramentación en los jardines del Capitolio, mostró un escenario imperial grandioso, como acostumbran hacerlo los escenógrafos estadounidenses; coros estudiantiles maravillosos que entonaron melodías a modo, relajando el contenido del espectáculo político y, al mismo tiempo, endulzando el marco del ascenso cesarista al trono.

El edificio legislativo al fondo como testigo del acto presidencial que las leyes avalaron para el ascenso imperial de un hombre que, con su barbarie, estremece hoy al mundo. El cambio de guardia en la presidencia de Estados Unidos, con la Biblia y la Constitución como báculo y la espada en las manos del nuevo presidente.

Y Dios, desde las alturas, feliz observando el cumplimiento de sus divinos mandatos para hacer de América la más poderosa nuevamente teniendo como guía al nuevo Cesar americano.

Conveniente seria, que el nuevo presidente tuviera presente la siguiente consideración: “Hay una inmensa diferencia entre creer que las naciones están sujetas al juicio de Dios, que es inescrutable para la mente humana, y la convicción blasfema de que Dios siempre está del lado propio y de que los propios deseos son también los de Dios”.*

Pareció que Moisés había renacido en el cuerpo del nuevo presidente y que con sus palabras advertía al mundo el rigor de las nuevas tablas, de las nuevas reglas que regirían al mundo y los objetivos que como presidente estaba listo para cumplir y, con ello, poner fin a los “abusos de las naciones y países que habían robado los empleos y las fabricas a América”.

Por ello, advirtió, acabaría desde ese mismo día de la juramentación con todo el daño causado por los políticos que sumieron a América en el desastre en el que se encuentra; en efecto, el primer decreto firmado por el nuevo presidente, fue suspender derechos de seguro médico otorgados por el “Obama Care”, dejando a 20 millones de habitantes sin seguro y atención medica.

Las murallas se construirán muy pronto, amenazó: para proteger a América de la inseguridad, el terrorismo, las olas de migrantes, el narcotráfico y todo lo que la amenace, es decir, casi como en la Edad Media cuando las ciudades se construían amuralladas para protegerlas de los “villanos”, (de allí el nombre de villas).

Notable la disminución de la asistencia del público en  la toma de posesión del nuevo presidente comparada con la del Presidente Obama, o la Bill Clinton, o, incluso, a la de George Bush, lo cual reflejó  una nación profundamente dividida.

Al segundo día del largo camino que deberá recorrer el nuevo presidente en los cuatro años de su mandato (si Dios no se enoja con él) las protestas mundiales se iniciaron en las grandes ciudades de Estados Unidos, Europa, Latinoamérica y Australia. Las mujeres iniciaron marchas exigiendo respeto a sus derechos por parte del nuevo régimen.

Por lo que respecta a los gobiernos que, atentos estuvieron en el trascendental acto político del pasado día 20, se preparan ya, como el de México, para enfrentar una nueva etapa con reglas diferentes y con un personaje dispuesto a causar daños no importa a quien, toda vez que para el nuevo presidente solo es válido el proceso dialéctico de: América fue, América es, y América será siempre la más fuerte. Hegel se quedó corto ante tal apreciación imperial del que ahora es por designio divino el presidente de América.

Off the record: Rápidos y oportunistas, los políticos mexicanos ya se colgaron del espectáculo Trump, el Peje y Beltrones, hicieron sus recomendaciones, uno advirtiendo que “no hay que ponerse con Sansón a las patadas”; y Beltrones aconseja a los mexicanos que “le escribamos cartitas a Michael Pence, a Paul Ryan y a Mitch McDonnell, para pedirles que no sean gachos” con México. Vaya con los “ideólogos”.

Y, ya subidos al carro de la política internacional bien inicia la semana para nuestro país con  las acciones del gobierno federal en esta rama de la actividad política al haber pedido la renuncia, según comunicado 020 de la SRE, de Fidel Herrera Beltrán, al cargo que venía desempeñando. Un funcionario bajo sospecha y demandado por acciones contra la salud de la niñez en Veracruz es un lastre que no hay necesidad de cargar.

Se inician las negociaciones. La reunión que este mismo día sostendrán el canciller mexicano y el secretario de economía con sus homólogos estadounidenses marca el inicio de las negociaciones que hay sobre la mesa: TLC; Migración y el Muro.

Es cierto que una de las prioridades de nuestro país frente a las nuevas reglas con nuestro vecino del norte, es la de fortalecer la relación bilateral negociando lo mejor y más conveniente para ambos países, pero esto no quiere decir que debamos caer nuevamente en el error que ahora vivimos como lo es la dependencia, casi total, con Estados Unidos. Es momento de trazar nuevos caminos y la interdependencia y construcción de nuestra propia fuerza deben ser prioridades de los gobiernos mexicanos. ¡Basta ya del poder de la hamburguesa!

Impresionantes las marchas de mujeres en Washington, Los Ángeles, Nueva York, Boston, Chicago, San Diego y varias más para protestar contra el autócrata, 500 mil marcharon en Washington. En Europa sucedió lo mismo.

*Hans Morgenthau. Teoría y Práctica de la Política Internacional. P. 24

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