La ola negra de Petróleos Mexicanos (Pemex), ha rebasado los límites. Los desastres provocados por la paraestatal, han sido innumerables e irreparables. Desde hace 20 años, por la falta de mantenimiento a las instalaciones de la refinería Antonio Dovalí Jaime, en el municipio de Salina Cruz, se ha convertido en una amenaza constante para el medio ambiente y quienes habitan en la zona.
Esta planta, así como la Lázaro Cárdenas de Minatitlán, Veracruz, han sido las principales generadoras de energéticos en el país. Pero al mismo tiempo, se han convertido en una arma letal ante los accidentes registrados. De acuerdo al último informe realizado por Greenpeace México, en el país se han documentado al menos 53 derrames de hidrocarburos.
De esta cifra, al menos 17 de ellos afectaron a Veracruz y a un número similar a las costas de Oaxaca. Esto ha generado severos daños a los ecosistemas naturales y a la economía de quienes dependen de la pesca y del sector turístico.
Escenario que demuestra no sólo la incompetencia e ineficiencia de Pemex, para prevenir y atender las emergencias ambientales provocadas por sus plantas.
El litoral del Pacífico ha sido blanco desde el 2012, y a la fecha, se han registrado dos derrames de petróleo, una explosión, y un sinnúmero de incidentes, los cuales han evidenciado el “foco rojo” que representa la refinería.
Desastres de la ola negra
Uno de los accidentes más severos, se registró el 11 de agosto del 2011, en donde de acuerdo a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), se afectó a 17 playas de la región del Istmo de Tehuantepec, así como a casi dos hectáreas de manglares y nueve hectáreas de lagunas.
La situación se generó por el hundimiento de una monoboya. Aunque el hundimiento de la instalación ―que se utiliza para que buques traspasen petróleo crudo a la refinería Antonio Dovalí Jaime― ocurrido el 11 de agosto, Pemex alertó de la situación después de seis días.
La contingencia fue minimizada por la paraestatal, tras asegurar que técnicos especializados de la terminal marítima, controlaron el derrame, pero no dijeron que la monoboya número 3, se encontraba fuera de operación desde febrero de 2008.
Sin embargo, Greenpeace México, realizó un recorrido una semana después en la zona de hundimiento y en las playas cercanas. En Playa Cangrejo, se detectaron manchas aceitosas que impregnaron la zona y contaminaron la laguna del poblado. Habían pasado 13 días y el olor característico de la hidrosina continuaba percibiéndose en el ambiente.
“Los habitantes de la comunidad manifestaron su inconformidad ante representantes de Pemex y reclamaron la tardía respuesta para contener el vertido en el mar y la inexplicable demora en la limpieza y remediación de daños”, expone el estudio.
En la playa Salinas del Márquez, en un trayecto de 2 km, se detectaron 11 cadáveres de tortugas adultas, impregnadas de petróleo.
El presidente municipal de Santo Domingo Tehuantepec, Donovan Rito García, aseguró que la contaminación alcanzó diversas agencias del Ayuntamiento, y que el daño fue reparado por parte de la paraestatal, con la donación de materiales pétreos y mil 200 pesos a cada pescadora.
“Son recursos que no podrán reparar el daño generado al medio ambiente y sobre todo a la economía de los pescadores quienes más pierden”, expuso al señalar que Pemex representa un peligro grave para el litoral y que en cualquier momento la “bomba” podría explotar.
Por ello consideró que es necesario que las autoridades en materia de protección civil, así como la propia empresa gubernamental, debe trabajar en un verdadero plan de prevención y contingencias debido a que los accidentes y los derrames no han cesado en los últimos años.
Del nuevo derrame
Al cumplirse dos años y dos meses de dicha contingencia, nuevamente un derrame de hidrocarburos de la refinería Antonio Dovalí Jaime, contaminó más de tres kilómetros de playa en la bahía Ensenada, La Ventosa, y cinco hectáreas de mangle.
La causa fue que una tubería de desagüe del sistema recolector pluvial de la planta y que desemboca en la laguna Boca del Río, derramó hidrocarburos a lo largo de 3.5 kilómetros de playa. Esto afectó a poco más de cinco hectáreas de mangles.
Como es costumbre, Pemex no ha informado sobre la situación y las autoridades en materia ambiental, sólo se han limitado a explicar que esos hechos podrían causar daños severos a la flora y fauna del lugar. Ante ello, la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), solicitó a la paraestatal una explicación detallada sobre estos acontecimientos.
Carina García
Vía: Viral Noticias