El organismo establece la política monetaria para Estados Unidos, pero eso no impide que el resto del mundo sienta el impacto de sus decisiones.Los mercados emergentes están sufriendo su peor crisis desde 2015. El índice MSCI de mercados emergentes entró en una tendencia bajista a principios de septiembre, después de caer un 20 por ciento desde enero. El índice de monedas emergentes ha caído más de 8 por ciento desde su máximo del 3 de abril, mientras que el índice de bonos de mercados emergentes de Bloomberg Barclays está en camino de reportar su segunda pérdida anual desde la crisis financiera mundial.
Argentina, en un esfuerzo desesperado por estabilizarse, subió las tasas de interés al 60 por ciento. El mercado de valores de Turquía ha perdido 114 mil millones de dólares en lo que va de año hasta agosto. La rupia india se desplomó a un nivel sin precedentes este mes, mientras que la moneda de Indonesia registró su nivel más débil frente al dólar desde la crisis financiera asiática de hace dos décadas.
Si bien cada país tiene sus propios desafíos, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha sido clave para desencadenar la tensión. Y tiene que ver con su campaña para abandonar las políticas de emergencia que datan de la crisis financiera de hace una década.
Ante la fuerte reactivación de la economía estadounidense, la Fed ha estado subiendo las tasas de interés y ha revertido su política de compra de bonos, conocida como flexibilización cuantitativa, al no reemplazar todos los bonos que posee cuando vencen. Y esto, en efecto, está reduciendo la cantidad de dólares en circulación. Al mismo tiempo, los homólogos de la Fed en Europa y Japón están reduciendo sus programas de estímulo. Mientras que los tres grandes bancos centrales inyectaron un billón 820 mil millones de dólares adicionales en el sistema financiero global de enero a agosto de 2017, este año el monto es de solo 99 mil millones de dólares.
El impacto desmesurado de la Fed se debe al papel crucial que ha tenido el dólar en la economía mundial. Cuando las compras de bonos de la Fed disminuyeron el costo del endeudamiento en dólares, las compañías en los mercados emergentes estaban entre las que aprovecharon ese entorno de financiamiento barato. Las naciones en desarrollo tenían a finales de marzo tres billones 800 mil millones de dólares de bonos internacionales en circulación, la mayoría denominados en divisa estadounidense, en comparación con apenas un billón 300 mil millones de dólares a comienzos de 2010.
El giro de política de la Reserva Federal ha dejado a los deudores de los países emergentes con serios dolores de cabeza por conseguir dólares más caros para pagar su deuda. “No puedes culpar al crecimiento de lo que está sucediendo en los mercados emergentes”, señala James McCormick, quien es coordinador de estrategia global del banco de inversión NatWest Markets en Londres. Pero ahora que comenzó la caída, el crecimiento también está en riesgo, toda vez que los países elevan sus tasas de interés para apuntalar sus monedas.
La Fed, encabezada por Jerome Powell, sigue adelante con sus planes, pues la economía de Estados Unidos está cerca del pleno empleo y la inflación se acerca a su objetivo del 2 por ciento. Y desde un punto de vista interno, la política monetaria estadounidense sigue en “modo estímulo”. Incluso después de repetidos aumentos, el rango objetivo de la Reserva Federal de 1.75 a 2 por ciento para la tasa de los fondos federales está muy por debajo del 2.9 por ciento que los responsables de las políticas consideran neutral para la economía.
Pese a que los mercados emergentes enfrentan “un momento de estrés”, el banco central de Estados Unidos debe seguir subiendo las tasas dada la fortaleza de la economía estadounidense, afirmó el presidente de la Fed de Dallas, Robert Kaplan, en una conferencia de septiembre. Impulsado por los recortes de impuestos del presidente Donald Trump y el aumento del gasto público, Estados Unidos va en camino de registrar este año su crecimiento más rápido desde 2005.
Los funcionarios de la Fed, incluido Powell, han afirmado que la mejor manera de ayudar a la estabilidad financiera mundial es manteniendo el crecimiento de Estados Unidos, y han comunicado claramente hacia dónde se dirige la política para evitar sorpresas.
¿Qué podría hacer que la Reserva Federal suspenda el endurecimiento de la política monetaria? “Es muy importante lo que pase con China”, explica David Hensley, director de economía global de JPMorgan Chase & Co. en Nueva York. “Si vieran que se está desacelerando dramáticamente o que tiene algunos problemas reales con la estabilidad financiera, eso cambiaría la ecuación”.
Algunos analistas temen que la tormenta en los mercados emergentes sea un indicador temprano de problemas para otros tipos de inversiones a medida que los bancos centrales viran hacia una política más restrictiva. Aunque los activos en Estados Unidos no se ven amenazados por el aumento del dólar de la misma forma que impacta a los mercados emergentes, los inversores están muy atentos a las señales del fin de la era del dinero fácil. “Durante mucho tiempo estuvimos satisfechos con el impacto positivo que tuvo la flexibilización cuantitativa en los precios de los activos, pero al mismo tiempo, siempre albergamos esta preocupación por las consecuencias negativas cuando se acabara”, dice Stephen Jen, director del fondo hedge Eurizon SLJ Capital Ltd. en Londres.
Si la Fed se ciñe a sus planes, entonces “veremos el contagio de la presión” más allá de los mercados emergentes, dice Jen, quien fue economista del Fondo Monetario Internacional en la década de 1990. Pero es difícil estimar lo que ocurrirá mañana, en parte porque la subida de las tasas no ha ocasionado que los inversores huyan de los bonos del Tesoro. McCormick de NatWest y otros analistas habían previsto una respuesta de este tipo en el mercado de bonos este año a medida que la Fed endureciera la política. Pero, aunque los bonos del Tesoro sí cayeron a principios de año, se han mantenido en gran medida estables durante meses.
Los mercados emergentes y los bonos del Tesoro fueron solo dos de las categorías de activos que se beneficiaron de la inyección de liquidez orquestada por la Fed y otros bancos centrales. Los bonos corporativos vieron tasas de interés históricamente bajas, mientras que las acciones estadounidenses se han disparado. Como bien lo explicaron los estrategas de Goldman Sachs Group Inc. en un informe, “la ola de liquidez levantó a todos los barcos”. La naturaleza sin precedentes de las acciones de la Fed en la última década hace que las comparaciones históricas sean menos confiables, advierte Goldman. ¿Su mejor pronóstico? “Un largo período de rendimientos relativamente bajos en todos los activos financieros”.
Fuente: elfinanciero.com