Hace años, cada 18 marzo, en el Zócalo de la ciudad de México, se realizaban concentraciones multitudinarias para festejar la expropiación del petróleo. Era el mismo lugar donde gente de toda clase y credo se unió en torno al Presidente Cárdenas por esa medida.
Años después, cuando el hijo de Cárdenas, se separó del revolucionario institucional, realizaba su propia celebración por la tarde de ese mismo día. Ambos acontecimientos coincidían en otorgar valor excepcional a aquella trascendencia en que Cárdenas, con el petróleo, nos dio dignidad nacional y una palanca para el desarrollo y la soberanía.
Las empresas petroleras, especialmente inglesas y norteamericanas que habían venido explotando en condiciones bastante favorables para sus intereses nuestra riqueza aceitera, les ofendió la integración del sindicato nacional petrolero.
El gobierno, no estaban en situación de admitir que las empresas petroleras burlaran el orden jurídico mexicano. La expropiación llegó, así, como en un acto de dignidad de un presidente que había ya restaurado el prestigio y el poder de la institución presidencial.
Cárdenas, no actuó a solas, consultó con personas en quienes confiaba, como el general Francisco J. Mujica, y se asesoró de expertos en la cuestión. Pero lo más importante, fincó sus decisiones en el conocimiento y la cercanía con las bases de obreros y campesinos, sin las cuales en ese peligroso momento de la política nacional e internacional la expropiación hubiera podido ser echada atrás.
Todo este proceso no hubiera sido posible sin las expresiones de solidaridad hacia el gobierno. El gobierno de Lázaro Cárdenas era confiable para los ciudadanos, en la misma medida en que el gobierno confiaba en el pueblo.
El gesto visionario de Cárdenas nunca tuvo cortos alcances, al contrario, él vio a futuro lo que podía ser el país sin su propia riqueza petrolera. El vio a lo lejos lo que pasaría con México si nosotros mismos no administráramos nuestra riqueza.
76 años después, el año pasado, el PRI y el PAN, traicionaron a México. La riqueza nacional más importante que ha sostenido la economía de este país, la pusieron en venta de garaje.
Y no nada más fue eso, sino que todas las reformas fueron aprobadas con una actitud de sumisión por parte de diputados y senadores ante el ejecutivo Federal. Los que pagarán las consecuencias porque vivirán una reforma laboral sin las mínimas condiciones para vivir, son los jóvenes. Estos son los que deberían de estar protestando en este momento, pero parece que les interesa mucho más que la gente los conozca en el Facebook con sus autofotografías. No se dan cuenta que la corrupción y la ineficacia han sentado sus reales en las administraciones de gobierno en todos sus niveles, y que por la misma desatención, el poco interés político que presta el pueblo, se ha fugado parte importante de los caudales que son propiedad de la nación entera.
¿Qué van a hacer jóvenes? ¿Qué van a hacer?
La expropiación, hace 77 años: Horacio Corro Espinosa
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