La elección de Consejeros: Mario Arturo Mendoza Flores

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El próximo 8 de abril, los diputados de las diversas fracciones parlamentarias que integran el Congreso del Estado deberán elegir al Presidente y a los Consejeros Electorales que conformarán el nuevo Consejo General del Instituto Estatal Electoral. Para tal efecto en días pasados la Presidencia de la mesa directiva del Congreso emitió la convocatoria pública que tiene como propósito ciudadanizar dicho procedimiento, aunque para algunos la publicación de dicha convocatoria tampoco sea garantía de ello. Resulta que horas antes del plazo que se había definido para la elección, corrió como reguero de pólvora el hecho de que entre los grandes partidos políticos ya había “acuerdos” para nombrar a quienes se identificaban con sus intereses, por lo que lejos de pretender ciudadanizar dicho órgano electoral, la visión es que se estaba partidizando.

 

Es probable que se crea que la definición de los Consejeros sea una acción ajena a la determinación ciudadana, particularmente porque sus decisiones anteriores habían sido tomadas sin considerar la opinión de la sociedad civil, aún cuando esta ha venido pujando decididamente para su ciudadanización a partir de que su percepción recurrente en el sentido de que a su interior se han fraguado fraudes y componendas electorales, como aquélla inolvidable “caída del sistema” del año 2000 o la imposición de Presidentes Municipales a través de un sistema de Usos y Costumbres sumamente cuestionado y que incluso llega al extremo de asegurar grandes negocios al amparo de su proceso. No han sido pocas las ocasiones en que también se ha señalado que a dicho órgano electoral le hace falta hacia su interior la transparencia que tanto pregona como uno de sus principios básicos. Nadie sabe con exactitud cuánto recibe de ingresos para su operación ordinaria y mucho menos cómo es que se aplican dichos recursos. Para los institutos políticos existe un órgano fiscalizador que suele ser extremadamente minucioso (como debe de ser) con el origen y destino de las prerrogativas que reciben para su operación y desarrollo, pero es poco lo que se sabe del manejo financiero hacia el interior de quien debería ser un ejemplo de transparencia y rendición de cuentas.

 

De ahí que sea poco –por no escribir nada– lo que se sepa respecto a las adjudicaciones de programas tan importantes como lo es el de resultados preliminares mejor conocido como “PREP” o el de monitoreo de medios en época electoral, a la cual se le destinan cantidades millonarias, incluso sin la licitación pública correspondiente que por razones obvias de seguridad y de transparencia debería existir. Es por eso, que hoy cuando la coyuntura política y social de nuestro estado ha cambiado, es que diversas personalidades demandan un proceso de selección de candidatos que se ajuste a esa visión ciudadana que tanto se anheló en los momentos en lo que todo resultaba adverso para quienes alentábamos un cambio en la forma de ejercicio público. Recurrir al viejo razonamiento de ubicar a Consejeros electorales que respondan a los intereses de partidos o de funcionarios perfectamente identificados es algo que la ciudadanía ya no permitirá; de ahí nuestra coincidencia con algunos diputados en el sentido de que en la elección de los mismos se deberán erradicar el amiguismo, los compadrazgos, los favoritismos y hasta el pago de favores como se tiene la percepción de que se hacía anteriormente.

 

Hoy cuando son pocos los mecanismos que quedan para mandar el mensaje de que la transición democrática comienza a sentar sus bases en el estado, se mira indispensable un ejercicio responsable de selección de Consejeros Electorales que permita confiar en quienes habrán de tener bajo su responsabilidad las elecciones estatales del 2013 y del 2016. No se pueden dar el lujo de siquiera insinuar, que los acuerdos entre los partidos llamados “grandes” se impondrán para impulsar a quienes les garantice el control de dicho organismo. Al comenzar escribí respecto de la convocatoria que para algunos su publicación tampoco es una garantía de su ciudadanización; y es que el hecho de que la solicitud de inscripción sea a través de cualquiera de las fracciones parlamentarias debidamente constituidas en el Congreso, no es precisamente la señal de que se “despartidiza” el proceso, materia de serios cuestionamientos públicos en días pasados; sino más bien es una forma de condicionamiento y hasta de identificación con tal o cual partido político. Lo rescatable de la misma sin duda será que todo ciudadano que así lo deseé podrá escuchar los argumentos que presente cada uno de los aspirantes para justificar cuál es su motivación para ocupar tan honroso cargo.

 

Este es el momento para lavar la imagen de parcialidad y de sumisión que en diversos momentos dicho órgano se ganó por su forma de proceder y de actuar. Es necesario que los señores diputados vayan a la hemeroteca del estado y revisen la indignación y la irritación que el proceder del expirante IEE causó entre un pueblo que en su momento se manifestó contra los resultados electorales. No se puede caer en la tentación de que a cambio de tener el control del mismo, se olvide de todo lo acontecido y dicha selección se convierta en “un borrón y cuenta nueva”. Los oaxaqueños demandamos Consejeros Electorales con una solvencia moral incuestionable; con la preparación académica suficiente para enfrentar los retos que se avecinan; que no tengan antecedentes, ni cercanos, ni lejanos de haber participado en acciones pocos transparentes. Contrario a lo que se observa, el sano distanciamiento con cualquiera de los partidos políticos que conforman el Congreso estatal, deberá ser una de las características más valiosas al momento de tomar la gran decisión. Sería un grave error no reconocer la trayectoria institucional dentro del mismo órgano electoral, de algunas personas que solicitarán su registro para participar en dicho proceso, pero son las contadas excepciones a la regla.

 

Es el momento es que los diputados asuman la enorme responsabilidad que les ha tocado enfrentar y den una satisfacción a la ciudadanía que con su voto los mandató a impulsar un cambio no sólo de forma, sino también de fondo. En sus manos está señores diputados.

 

Los oaxaqueños demandamos Consejeros Electorales ciudadanos de verdad.