Desde hace algunas semanas iniciaron las campañas de los diferentes partidos políticos para alcanzar la presidencia de la República y otros cargos de elección popular. Su principal característica ha sido la descalificación entre candidatos, concretamente del PRI y PAN, no hemos escuchado sus propuestas para solucionar los principales problemas económicos del país. Es cierto que mencionan algunas ideas, hacen algunos comentarios, pero no han presentado un documento completo y coherente en el que se haga un diagnóstico de la situación y a partir de esto establecer una política económica. Parece que su única finalidad es descalificarse y presentarse como el menos malo.
Teniendo en cuenta lo anterior, decidí buscar información concreta sobre las propuestas en materia económica y comentarlas con usted amigo (a) lector (a) para que pueda tomar una mejor decisión de voto. Empezaré con el candidato al que supuestamente no le favorecen las encuestas: el Licenciado Andrés Manuel López Obrador, aclaro lo de licenciado porque ese es su grado máximo de estudios y ello sin duda es un elemento clave para conocer el tipo de decisiones que puede tomar.
Desde mi punto de vista, ser únicamente licenciado lo limita mucho, pero puede ser superado a través de una asesoría de gente competente y hasta donde ha informado, su Secretario de Hacienda sería Rogelio Ramírez de la O, un doctor en economía egresado de la prestigiada Universidad de Cambridge en el Reino Unido, que cuenta con diversas publicaciones científicas y dedica la mayor parte de su tiempo al análisis económico en medios de difusión. Su trayectoria lo marca como un elemento competente.
Otro personaje clave en la esfera económica de López Obrador es el empresario y Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard, Fernando Turner Dávila. Presidente de la casi desconocida Asociación Nacional de Empresarios Independientes. Su trayectoria curricular lo hace un candidato idóneo para el cargo. Junto con el Dr. Ramírez formarían una buena dupla, al conjugarse lo académico con lo empresarial. Sobre el papel los actores parecen conformar una buena combinación.
Ahora sí, la propuesta o propuestas, le informo que accedí a la página oficial del candidato y no encontré algún documento que mencionara sus soluciones a problemas como corrupción, migración ilegal, informalidad, pobreza, inseguridad, desempleo y bajo crecimiento económico. Así que seguí buscando y di con otro portal, denominado AMLO SI, en el que encontré una sección denominada “Proyecto de Nación”, la cual se divide en 11 laminas con algunas ideas, la número 5 corresponde a la propuesta del candidato para crear una “nueva economía”.
La propuesta empieza de forma sumamente populista, indicando que se harán modificaciones al régimen salarial para permitir la recuperación inmediata del ingreso de los trabajadores, tomando en cuenta: a) la inflación promedio entre la real del año pasado y la esperada; b) un porcentaje asumido como política pública, c) la productividad por rama de industria y región.
Respecto a esta primera propuesta, le comento que aunque es cierto que necesitamos impulsar el mercado interno, por la vía de mayores salarios, esto no se logrará por medio de una mayor intervención de las autoridades. El control de los salarios por parte del gobierno lejos de ayudar entorpece la eficiencia del mercado y evita que sean el resultado de la productividad laboral. Además, en caso de que una política de regulación salarial fuera efectiva, el punto b deja espacio a la discreción y podría ser usado como herramienta de control político, promoviendo con más fuerza el trabajo de los grupos de búsqueda de rentas (sindicatos) que tanto daño han hecho al país. El punto c, supone que las autoridades son capaces de calcular la productividad en cada rama y región, lo cual es parcialmente falso.
Su iniciativa de aumento salarial es sumamente intervencionista y se fundamenta en la superioridad de la planificación estatal respecto a la lógica de mercado, algo que la historia ha demostrado no es cierto. Un reconocido Premio Nobel de economía llamo a esto “la fatal arrogancia”, el creer que podemos reunir a un grupo de expertos o sabios para determinar la mejor forma de satisfacer necesidades infinitas con recursos finitos.
La segunda parte de su propuesta indica que se protegerá el mercado de trabajo y se promocionará el empleo formal a través de acciones como: a) respetar la jornada laboral legal y las prestaciones contenidas en la ley, b) adoptar políticas de inserción de los jóvenes al mercado de trabajo, c) proteger el trabajo de las mujeres y d) inspeccionar el cumplimiento de derechos y obligaciones de patrones y trabajadores.
Si lee detenidamente lo anterior, se podrá dar cuenta que no dice nada original, es simplemente lo que el actual marco legal que regula el mercado de trabajo contiene. Respecto a esto, la mayoría de especialistas coincide en que es precisamente la legislación laboral la que entorpece la creación de empleo y mejora de las condiciones de los que ya lo tienen. Nuevamente, me parece que la propuesta no es pertinente y parte de un mal diagnóstico. Parece diseñada para atraer votantes, pero no supera un examen exigente. De hecho tiene tintes de “neo-nacionalismo revolucionario”.
En la tercera parte de su propuesta afirma que necesario eliminar el corporativismo y fortalecer la legalidad, para ello señala que: a) el gobierno no intervendrá en las organizaciones de los trabajadores, b) se erradicará la toma de nota y el registro automático de los sindicatos, c) se combatirá la delincuencia organizada que extorsiona a empresas y trabajadores y d) de manera permanente en las empresas se promoverán los procesos de capacitación y adiestramiento técnico y profesional.
Contradiciendo lo anterior, la cuarta parte de su propuesta consiste en promover sindicatos fuertes y representativos [sic], capaces de negociar nuevas formas de modernización laboral y productiva, sin traicionar los intereses de sus agremiados; instituir el registro público de sindicatos y contratos colectivos, así como reforzar el voto universal, directo y secreto en elecciones sindicales.
Como puede leer, las propuestas de López Obrador forman parte de lo que yo denomino “neo-nacionalismo revolucionario”, una formula que deja muchos votos ya que se centra en los trabajadores como víctimas del sistema, pero que tiene altos costos sociales, genera pérdidas de eficiencia y ahuyenta a los inversionistas nacionales e internacionales; de aquí que Enrique Krauze lo denomine “Mesías tropical”.
Aunque en teoría tiene un buen respaldo profesional, la revisión de su propuesta en materia económica genera muchas dudas y sobre todo hace pensar seriamente que es un peligro para México ya que sus ideas suponen un nacionalismo recargado que generaría gran incertidumbre.
La quinta y última parte de su propuesta apunta que buscará una justicia laboral imparcial y oportuna por medio de: a) se estructurará un sistema judicial en el ámbito laboral que garantice imparcialidad, celeridad y calidad en las resoluciones, b) se integrará al Poder Judicial Federal los tribunales de trabajo y c) se eliminará el fuero local y el fuero federal de la esfera laboral.
En definitiva, me parece que la propuesta para una “nueva economía” de López Obrador está incompleta, no parte de un diagnóstico e ignora buena parte de la literatura científica. Su propuesta es regresar al pasado, pero modificado por las circunstancias vigentes, de aquí que podamos renombrarlo como Andrés Manuel Chávez Morales de Kirchner, por la coincidencia de su agenda neo-nacionalista y populista.
Finalmente, aclaro, no tengo interés en ningún partido, simplemente quiero destacar si en materia económica alguno de los tres candidatos tiene una propuesta que desde mi experiencia profesional merezca ser tomada en serio para tener un México competitivo y en crecimiento.
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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)