El Chapo es el símbolo visible de la descomposición social de décadas en el país. Simboliza la corrupción del Sistema Penitenciario Federal de la primera década de los 2000, puesto que solo con la colusión de miembros de éste sistema puede entenderse su fuga de un Penal de Máxima Seguridad. Rompe los esquemas de los capos de las drogas en Latinoamérica, pues es un criminal viejo, ya que pertenece a una generación de capos que en su mayoría fueron encerrados o asesinados, como los miembros del extinto Cartel de Guadalajara, fundado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo
Durante sus 13 años como prófugo, “El Chapo” Guzmán observó que las instituciones encargadas de brindar seguridad, capturaban o mataban a los líderes de cada grupo que buscaban apropiarse las plazas del Cártel de Sinaloa.
Sin embargo, el negocio de las drogas es muy complejo. El Chapo era uno criminales más buscado por el FBI, la Interpol y la DEA. Por lo que su detención, es un gran paso para que México pueda dar una mejor imagen a nivel internacional, más allá de la crítica y el elogio, es importante reconocer la aplicación de la ley a un criminal mundialmente conocido, que además era prófugo de la justicia, pues con ello, sin duda, México da un paso adelante en su imagen ante el mundo; que ha sido golpeada durante los dos sexenios panistas, principalmente en materia de seguridad y procuración de justicia.
A nivel interno, si hay cambios importantes y relevantes, el Gobierno Federal genera una imagen de que está haciendo su trabajo, y sin duda, la detención del Chapo es capital político para el gobierno de Enrique Peña Nieto, quién aún tiene temas pendientes en su agenda de gobierno.
Para quienes se van con los aires triunfalistas, también es necesario decir que no estamos hablando de un tema relevante en la historia de México, sino de un tema de coyuntura; pues la captura del criminal más buscado del mundo, se había convertido en el eje de las acciones de gobierno en materia de seguridad y en el centro de los temas de café o de cerveza para la opinión pública mexicana.
El narcotráfico requiere acciones conjuntas, falta mucho por hacer y los gobiernos no son los únicos a los que les corresponde que este fenómeno se termine, pues es un problema a nivel mundial que requiere políticas más eficaces.
Es necesario comenzar a plantear el debate sobre la legalización el los estado del país, pues sin duda, la participación de la sociedad en estos temas es fundamental para la construcción de políticas de impacto, que no sean coyunturales, sino que verdaderamente puedan convertirse en la vanguardia de las estrategias antidroga a nivel mundial.
Finalmente, es indispensable proyectar una imagen nacional poderosa y positiva, mostrar un México seguro, justo y disminuir la corrupción. Diversificar las interacciones económicas, culturales, comerciales y académicas de México con otros países del mundo, y debe construir los sistemas, estructuras y estrategias para proyectar evidencias palpables de la reputación que quiere demostrar ante el mundo. El Gobierno Federal tiene la sartén por el mango, es el momento de consolidar su imagen eficiente ante los problemas políticos y sociales o dejar que México siga siendo ante el mundo, ese país hermoso donde imperan la falta de justicia, la corrupción, la inseguridad y la desigualdad.
Ricardo Salinas. Politólogo egresado de la UNAM.
Estudiante de Seguridad Pública a distancia de la UNADM.
Twitter: @RichSalinas_