Sí, Holanda o España. Para uno de los dos se abrirán en el Estadio Soccer City de Johannesburgo las puertas del selecto club de los campeones, hasta hoy reducido a siete equipos: Brasil (5), Italia (4), Alemania (3), Argentina y Uruguay (2), Inglaterra y Francia (1).
España, con un largo rosario de frustraciones a sus espaldas, llegaba a las semifinales por primera vez, y para disputarle la última plaza de finalista a Alemania, el equipo con más juegos (98 hasta el momento) en los 80 años de vida del Mundial. La Furia Roja, pese a llegar con la corona de campeona de Europa, estaba más necesitada que Alemania, subcampeona continental, pero que ya había jugado 12 semifinales en la Copa del Mundo —la tercera consecutiva— y en su sala de trofeos luce tres títulos mundiales (1954, 1974 y 1990).
Desde que rompió el muro de los cuartos de final, venciendo a Paraguay (1-0), España pisa terrenos desconocidos. Para Holanda, que eliminó a Uruguay en la otra semifinal, la máxima preocupación ahora es mantener la concentración para, en su tercera oportunidad, conseguir añorado título.
El entrenador Bert van Marwijk no deja de prevenirse contra toda tentación de relajarse después de haber conseguido 14 triunfos consecutivos en partidos relacionados con el Mundial (ocho en la fase de clasificación y seis en el torneo de Sudáfrica).
Con un equipo liderado por Johan Cruyff y plagado de grandes estrellas que pasó a la historia como La Naranja Mecánica, Holanda alcanzó dos veces la Final de la Copa del Mundo, pero en ambas ocasiones cayó ante el equipo anfitrión: en 1974 contra Alemania (2-1) y en 1978 ante Argentina (3-1). Hoy puede cambiar la historia.
Milenio
