Ciudad de México es la Capital-Estado, sede de los poderes que conforman el gobierno mexicano: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. En esa Ciudad-Estado “se cocina” la suerte y se decide casi todo sobre el presente y el futuro de México porque ahí se encuentran los poderes que rigen el destino del país. El resto de las decisiones se toman en cada uno de los 32 estados que conforman la República y, de ser necesario, en consulta con las autoridades federales que correspondan, por ejemplo: con la Secretaria de Hacienda, con la Secretaria de la Defensa Nacional y el resto de las secretarias del gabinete presidencial oficial y ampliado.
Es enorme el espacio que ocupa el gobierno federal en estructuras y personal que conforma la burocracia en CDMX, masa laboral que enfrenta como el resto de la nación una inflación que ha rebasado el 6% y que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) continúa siendo la más beneficiada en esa brecha que se amplió todavía más entre las personas que laboran en el sector privado y el sector público, llámese gobierno federal, gobiernos locales, empresas u organismos públicos.
Según datos del INEGI, desde el año 2015 la diferencias entre las dos clases laborales, la privada y la del sector público, se ensancharon, aún con los recortes del gasto público, que las cifras no validan. Sin embargo, la remuneración media mensual de los trabajadores del sector público creció 5.41% a 29 mil 478 pesos, en tanto que el salario base mensual de un afiliado al IMSS se apreció tan solo 3.96% a 8 mil 762 pesos, la ampliación de la brecha entre los dos sectores, público y privado, es evidente.
Hoy, al iniciarse 2018, la tendencia del gobierno federal a privilegiar a la masa burocrática no se ha detenido, aún ante el deterioro que han sufrido las finanzas públicas, y cuando la moneda mexicana se devalúa día a día respecto al dólar.
En CDMX los privilegios continúan con los aguinaldos otorgados a la alta burocracia, a los legisladores que solo les faltó la pala y la carretilla para cargar los billetes que les fueron entregados como premio por la docilidad demostrada al aprobar a toda prisa iniciativas como la discutida Ley de Seguridad Interior antes de salir de vacaciones y disfrutar del jugoso aguinaldo. Tener a la burocracia contenta es el aceite que mantiene lubricado el motor del gobierno.
En CDMX se “cocina” todo, como dijo en alguna ocasión el presidente Ronald Reagan cuando regresó de Tel Aviv donde se reunió con dos poderosas mujeres, Golda Meir y Margaret Thatcher, por lo que los medios le preguntaron que: ¿como le había ido en la cumbre de Israel? A lo que el presidente respondió: “En la cocina de Golda Meir se cocinan las mejores recetas” del mundo.
Aquí, en CDMX sucede lo mismo, guste, moleste o no, pero la realidad así es porque CDMX es el asiento de los poderes federales.
Es por ello que la Capital de la República políticamente representa la joya de la corona para los partidos que participarán en las elecciones federales del año que se inicia, principalmente para los partidos como Morena, PRI y la coalición del Frente por México con el PRD como bandera, partido que ha gobernado la gran ciudad 20 años consecutivos. Por ello, quien gane el gobierno de la Capital-Estado significará tener el gran poder político frente al gobierno federal; pero si un solo partido gana ambas posiciones, la presidencial y el gobierno de CDMX, el poder ejecutivo será casi absoluto, capaz de cambiar 180 grados la realidad del país.
Morena lanzó a la ex delegada en Tlalpan, Claudia Sheinbaum, como candidata para gobernar CDMX. Llegó a la candidatura desgastada por el papelazo y actitud de avestruz que desempeñó como responsable del gobierno de Tlalpan el cual se evidenció durante los dramáticos sucesos del pasado mes de septiembre durante el terremoto que causó cientos de víctimas en CDMX. En Tlalpan, donde gobernaba Sheinbaum, murieron 19 niños y tres trabajadoras que estudiaban y laboraban en el colegio Enrique Rébsamen. La entonces delegada simplemente se lavó las manos, mintió e inicialmente adujo que todo estaba en orden en el registro del colegio. Días después, lo afirmado lo desmintió y acusó penalmente a la directora del plantel. ¡Vaya papelazo!
Armando Ahued, ex secretario de salud del CDMX va por el PRD al igual que Salomón Chertorivski, Victor Hugo Lobo y la favorita Alejandra Barrales quien se desempeñaba como presidenta del PRD y arquitecta del Frente por México en alianza con el PAN y el MC formando un bloque compacto con nueva fuerza de los tres partidos en la contienda, su experiencia política la coloca en primer lugar.
Los más fuertes para ganar la contienda interna son Alejandra Barrales, que cuenta con grandes y poderosos apoyos políticos y económicos y posiblemente el doctor Armando Ahued, fiel colaborador de Miguel Angel Mancera y a quien le garantiza el blindaje en caso de ser necesario. Ahued tiene a su favor el programa de “doctor en su casa”, y en contra, todo lo que en materia de salud afecta a CDMX: taquerías de banqueta que hacen cinturones en torno a hospitales, escuelas e instituciones de trabajo, ambulantaje de alimentos sin el menor requisito de higiene en puentes peatonales, a las afueras de los supermercados, de calles y avenidas; sopes, quesadillas, tacos de carne de perro, tortas de milanesa de papel de estraza, todo ello sin la menor inspección de la Secretaría de Salud del gobierno de CDMX cuyo responsable era Armando Ahued.
El PRI va con Mikel Arriola, su principal calificación haber salvado de la quiebra al IMSS y terminar su gestión con números negros.
¿Se merece la Capital de la República que alguno de estos candidatos la gobierne?
@luis_murat
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