Difícil tomar una decisión como la que tomó Margarita Zavala Gomez del Campo. Decisión que, de una u otra forma, estaba cantada cuando afirmó en alguna ocasión de una entrevista: “Yo estaré en la boleta”.
Esperó dos años haciendo labor política aún marginada por el jefe del PAN, Ricardo Anaya, al grado de que en dos años le fue negada toda responsabilidad partidista. La marginación fue pública y grosera.
Recuerdo que durante un mitin en la campaña de Josefina Vázquez Mota en el Estado de México y estando en el templete Ricardo Anaya y la propia Josefina, cuando Margarita se acercó al lado derecho de la candidata, Anaya la apartó con brusquedad y colocó al presidente del PAN en la entidad a lado derecho de Vázquez Mota.
Si había alguna duda del distanciamiento entre Anaya y Zavala, lo ocurrido en aquel mitin dejó claro que Anaya no la dejaría pasar en tanto él continuara siendo jefe del PAN como cuando le cercó el paso para ser postulada candidata a una diputación.
Las luchas internas en los partidos se dan a menudo, pues son luchas de grupo para alcanzar posiciones de poder.
Luis Donaldo Colosio y Manuel Camacho fueron actores de esas batallas sordas para alcanzar la candidatura del PRI a la presidencia de la República hasta que se hizo público el enfrentamiento al ser designado Colosio candidato presidencial por el PRI con las repercusiones fatales de asesinatos y muertes que siguieron en el seno del poder partidista y presidencial.
Otra batalla interna que le costó al PRI la presidencia de la República fue el memorable enfrentamiento entre Elba Esther Gordillo y Roberto Madrazo cuando siendo presidente del PRI contendió para ser candidato a la presidencia de la República al mismo tiempo. El resultado de ser juez y parte provocó el descenso del PRI al tercer lugar de la tabla. PAN, PRD y PRI fue el saldo de esa debacle causada por la ambición equivocada en busca del poder.
Hoy se da una semejanza en el PAN con aquel diferendo político que le costó al PRI la presidencia del país. Parece que la ausencia de memoria histórica y la ciega ambición de poder traicionó a la prudencia y al equilibrio de la inteligencia en el seno de Acción nacional.
Hoy, Elba Esther se encuentra privada de la libertad internada en un hospital al serle negada por un juez la prisión domiciliaria. Tal vez, cuando hayan pasado las elecciones del 2018 se la concedan. Es evidente que todavía se le teme.
Roberto Madrazo perdió influencia y credibilidad política a causa del desprestigio que proporciona la ambición malsana y la mentira como la que intentó hacer creer a los jueces de un Maratón al tomar un atajo para acortar el esfuerzo físico de la carrera que año con año se realiza en Estados Unidos.
De manera que la decisión de Margarita, aunque difícil no es extraña, pues cuando se es marginada del grupo o del partido siendo un cuadro político histórico, como lo prueban 33 años de militancia, lo que queda es la experiencia y la dignidad.
Margarita Zavala ha jugado con habilidad sus fichas al estar segura de sus capacidades, sus posibilidades y la libertad para saber hacia donde se dirige para seguir adelante en su propósito de estar en la boleta para como candidata independiente hacia la presidencia de la República.
Será una candidata que irá creciendo durante, toda vez que la nación está harta de los partidos políticos que, como el PAN y su jefe político, Ricardo Anaya, olvidaron el programa de acción, la ideología y la declaración de principios que le dieron sustento y fuerza al partido para llegar a ser la oposición más poderosa y respetada del país y la única fuerza de oposición que ha ganado en dos ocasiones la presidencia de México.
Cuando se olvida que un partido político no es solo un individuo, ni la cúpula que lo dirige; que tampoco es una simple colección de individuos, sino una masa activa en lo teórico y en lo práctico, se produce la fractura.
Tomada la decisión de Margarita Zavala, indudablemente se abre un hueco significativo en el PAN, hueco que lo divide, aún más, si examinamos números que nos dicen que del 5 al 6 % de los votantes estarían apoyando la candidatura independiente de Zavala; porcentaje que crecerá al tratarse de un cuadro político preparado para enfrentar adversidades que difícilmente la podrán doblar.
Por otro lado, la batalla de Margarita ya está siendo aprovechada por los zorros que están al acecho como Andrés Manuel que, con actitud misógina, felicitó a “la esposa de Calderón” —no la llamó por su nombre— incluso en su afán de “divide y vencerás” hizo un llamado a Miguel Osorio Chong a que hiciera lo mismo.
A que Don Andrés cree que está tratando con idiotas. Para terminar, la batalla de Margarita será ardua y difícil al no contar con una estructura territorial, pero significa también un reto que puede ser ejemplo de lo que es capaz una mujer cuando decide no permitir la marginación y discriminación política de un hombre al que solo le falta declarar: El Partido soy Yo.