Dos grandes figuras del pensamiento, la política y la literatura, Lenin y Tolstoi, expresaron: ¿Qué hay que hacer? y ¿Cómo debemos vivir?
Cuando nos enteramos de las primeras noticias que los diarios informan sobre los asesinatos habidos en Guerrero, Colima, Sinaloa, Sonora y Guanajuato, contra candidatos a diputados locales, regidores, presidentes de partido, municipales, jefes de policía, ex alcaldes, y recientemente el estallido de la violencia, la ilegalidad y la presencia criminal del narco en los campus universitarios nos preguntamos como lo hicieron Lenin y Tolstoi ¿Qué hay que hacer? Y… ¿Cómo debemos vivir?
Las notas rojas que a diario aparecen en los medios reflejan que estamos viviendo en un Estado salvaje que constantemente se baña con sangre, en el cual las leyes solo están escritas mas no utilizadas y menos respetadas. El Estado de derecho parece haber desaparecido, cada quien hace y deshace; mata y hiere a sus semejantes sin el menor grado de moral y sentimiento humano. No exagero al considerar que estamos viviendo una etapa que a diario nos baña de sangre y de violencia; de corrupción e impunidad; que como país nos ha degradado a los lugares más bajos de la tabla mundial de países considerados más corruptos y violentos.
La nota roja del momento, y que como universitarios nos alarma y nos duele, ha sido la de los hechos violentos que ocurrieron recientemente en el campus universitario de CU; actos que no se dieron entre universitarios sino entre gente dedicada a la venta y consumo de narcóticos, pero dentro de Ciudad Universitaria, en el sur de Ciudad de México y eso es lo que alarma y lastima.
El Rector Enrique Graue, explicó que en la “Universidad no los queremos dentro (a los narcomenudistas) y los estudiantes deben entender que son un riesgo el contacto con ellos”. Para ello dijo, ya ha habido acercamiento con las autoridades de procuración de justicia de Ciudad de México; “de hecho las detenciones, son más de tres decenas de narcomenudistas que se han venido haciendo”.
Por su parte, el Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Luis Raul González Pérez, manifestó su solidaridad con la Universidad y pidió que se haga una investigación pronta, objetiva e integral de los hechos ocurridos en el campus universitario.
Agregó que la autonomía universitaria no debe ser pretexto para que las autoridades de procuración de justicia cumplan con el deber que les asiste.
“Autonomía no es aislamiento, autonomía no es impunidad, autonomía no es una barrera para que las autoridades competentes puedan perseguir el delito y prevenirlo”.
González Pérez consideró que la federación-autoridades locales deben implementar programas de inteligencia y establecer una estrategia para ubicar “donde se localiza el crimen organizado, y a donde van para surtirse de droga y después llevarla al estudiantado, pues quien afecta a la UNAM afecta a México”.
Debido al aumento de la violencia en México, la UNAM no ha podido sustraerse a este fenómeno, recuérdese los asesinatos ocurridos no hace mucho tiempo, cuando se encontró a una estudiante ahorcada con un cordón telefónico en una caseta del campus universitario; o el estudiante que se lanzó desde lo alto de un edificio frente a la biblioteca de CU, y recientemente el asesinato de una académica a bordo de su automóvil.
Por otro lado, está pendiente el deseo del Rector Graue, quien al inicio de su gestión ofreció rescatar el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras más conocido como Auditorio Che Guevara, sitio que desde 1968 fue ocupado por gente sin oficio ni beneficio; lo habitan drogadictos, jóvenes de ambos géneros que huyeron de sus casas, gente de calle; sitio en que viven parejas con hijos, todo esto ocurre desde hace muchos años en esa tierra de nadie que le fue arrebatada a la UNAM.
Hasta la fecha, el Rector no ha podido limpiar ese nido de infección que ofende a la UNAM, debido a varios motivos: no tentar a la protesta pagada a seudo estudiantes, no provocar al narco afectando una de sus madrigueras, y tal vez, al poco respaldo de las autoridades que recomendaron dejar las cosas como están, el temor a que un desalojo del auditorio empleando la fuerza pudiera acarrear la violencia de los seudo estudiantes.
Agreguemos el comercio ambulante que se ha tolerado por décadas en diferentes pasillos y explanadas de las facultades, puestos que son fuente de venta del narcomenudeo y que, hasta ahora, no han sido tocados. Esa tolerancia, ese dejar hacer y dejar pasar, permite que las leyes y reglamentos sean constantemente pisoteados. Que yo recuerde, la Ciudad Universitaria, las facultades y oficinas que la integran, cuentan con sus propios restaurantes y cafeterías para el estudiantado y trabajadores en general, por lo que no es explicable e inadmisible la tolerancia del comercio ambulante que vende no solo tortas y refrescos sino alcohol y drogas.
El reto de una limpia a fondo de CU no es sencillo, pues limpiar tanta mugre acumulada por largos años es tarea de gigantes. Sin embargo, alguien tiene que iniciarlo, alguien a quien no lo asuste el reto y que cuente con todo el apoyo presidencial, de las autoridades competentes y del verdadero estudiantado universitario. Por lo demás, estamos de acuerdo con González Pérez en el sentido de que la autonomía no debe ser pretexto para evadir una responsabilidad tan difícil como es la de salvar a la UNAM de las garras de la violencia, del narcotráfico y del crimen que la acecha.
@luis_murat
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