Es mucho más grave. El recorte de 75 por ciento que el Gobierno de México ordenó el pasado 25 de mayo a todas las dependencias federales –en los rubros de materiales, suministros y servicios generales– para ahorrar 39 mil millones de pesos agravia en mayor medida las políticas públicas destinadas a reducir las injusticias contra las mujeres, mientras todas y todos guardan un peligroso silencio, sea por ignorancia o complicidad.
A las mujeres ¿nos gusta que nos mientan? ¿No dice la lengua popular que somos expertas en descubrir ficciones, que no se nos puede engañar?, ¿que una cosa es que nos “hagamos tontas” y otra cosa es que no sepamos?
Antes de terminar el 2019, la 4T oficializó una farsa que el mismo Instituto Nacional de las Mujeres validó al boletinar: “En 2020 se incrementaron 60% los recursos federales para disminuir las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres”… según la engañosa información, el presupuesto para luchar por la equidad aumentaría de 64.6 mil a 103.5 mil millones de pesos.
Dichos recursos no están en una dependencia en particular sino repartidos en diversas Secretarías y las ejecutan 112 unidades; en el presupuesto de egresos de la Federación se distribuyen en el Anexo 13, llamado “de Erogaciones para la Igualdad entre Mujeres y Hombres”.
El Anexo 13 nació en el 2008 y los recursos que lo componen deberían ser empleados, ojo, específicamente para programas enfocados a las mujeres, por ejemplo: apoyo para madres trabajadoras, el programa de fortalecimiento a la transversalidad de la perspectiva de género (donde estados y municipios ingresaban proyectos), estancias infantiles (para apoyar a las madres trabajadoras y al que le cambiaron el nombre), refugios, microcréditos enfocados en mujeres, programas especiales de salud, etcétera.
Y, si bien el presupuesto sí aumentó… ¿por qué sostengo que la información es un fraude? Porque al Anexo 13 le añadieron como pegoste, solo para dar la impresión que se eroga más en políticas enfocadas a disminuir la brecha de género, programas que no son específicos para mujeres sino sociales generales de la 4T y son los que gastan la mayor parte del presupuesto.
Algunos ejemplos:
- Las becas para el bienestar Benito Juárez, con 7 mil 618 millones
- Jóvenes construyendo el futuro (lo que peyorativamente han llamado como becas para ninis), con 12 mil 708 millones
- Pensión bienestar para adultos mayores con 39 mil 630 millones
- Sembrando Vida con 8 mil 551 millones de pesos
¿Las becas, el apoyo al primer empleo, la pensión para adultos mayores y sembrando vida son proyectos específicos para mujeres, previstos con enfoque de género? Por supuesto que no. Es como si al anexo 13 se le añadieran los recursos que se le asignan a la Secretaría de Educación Pública para la educación básica con el argumento de que la primaria, al ser para niñas y niños, disminuye la desigualdad y promueve la equidad.
En contraparte, presupuestos que sí son especialmente para mujeres destinados a fomentar su productividad e independencia económica han sido eliminados, como Proequidad, otorgado a organizaciones pequeñas de mujeres y feministas que trabajaban en zonas alejadas y pequeñas comunidades.
Del mismo modo, del fondo para la transversalidad que estados y municipios recibían entre abril y mayo de cada año no se sabe nada: no están publicadas metas, proyectos aprobados, montos ni los convenios para entrega de recursos… ¿y ello en qué impacta?
Pues en que ahora, los Institutos Municipales de la Mujer y Secretarías del ramo estatales no tendrán recursos para operar programas, capacitaciones, campañas destinadas a educar y promover un alto a la violencia contra las mujeres, la equidad, etcétera.
El Anexo 13 ha tenido diversas críticas a lo largo de sus 20 años de vida, entre ellas, que no se puede medir el impacto real de los presupuestos en la vida de las mujeres, la falta de integración de mujeres indígenas… sin embargo, este 2020 la 4T ha superado la hipocresía de sus antecesores al integrar programas sociales como si éstos hubiesen sido creados con perspectiva de género.