Ucrania ha acusado a Rusia de ayudar a los rebeldes separatistas a destruir pruebas en el lugar donde se estrelló un avión de Malaysia Airlines derribado con 298 personas a bordo. El gobierno dijo este sábado que los milicianos habían recogido 38 cuerpos del lugar donde cayó la nave y los habían llevado a la ciudad de Donestk, bajo control rebelde. Los cadáveres fueron transportados con asistencia de especialistas con claro acento ruso, según Kiev.
Además, los rebeldes están “buscando transportes grandes para llevar a Rusia fragmentos del avión”, afirmó el gobierno ucraniano en un comunicado.
Ucrania llamó a Moscú para insistir en que los rebeldes pro rusos permitan a expertos internacionales realizar una investigación a fondo sobre la caída del avión, una petición que también hizo el viernes el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, desde Washington y Angela Merkel, mandataria de Alemania.
Una delegación internacional visitó el viernes el lugar del accidente, pero sólo fue autorizada a ver una pequeña porción. Cuando la delegación se marchaba siguiendo órdenes de los rebeldes armados que les supervisaban, dos miembros ucranianos del grupo se quedaron atrás para mirar un fragmento del avión, provocando que uno de los milicianos hiciera un disparo de advertencia al aire con su Kalashnikov.
Daniel Baer, embajador estadunidense ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), se quejó de que personas a las que describió como “delegados rusos” en Ucrania no habían dado acceso seguro a los restos y habían interferido con pruebas en el lugar.
En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Estados Unidos culpó a los separatistas, indicando que Washington cree que el vuelo, que contaba con 80 niños entre sus 298 tripulantes, probablemente fue derribado por un misil SA-11 y “no podemos descartar asistencia técnica de personal ruso”.
Tanto la Casa Blanca como el Kremlin pidieron que se establecieran conversaciones de paz en el conflicto entre las tropas de Kiev y los separatistas rusófonos, que quieren estrechar sus lazos con Moscú. Se estima que unos 20 civiles murieron el viernes en fuertes combates registrados a menos de 100 kilómetros (60 millas) del lugar donde cayó el avión.
Agencias