“La República está reunida” eran las palabras con que José López Portillo iniciaba los encuentros convocados desde Los Pinos para rendirle culto a su personalidad –enamorada y atlética- y festinar el México de la “abundancia”. Enfundados en sus trajes de seda, o la clásica guayabera herencia del echeverrismo –cuando se celebró en Veracruz- la “Clase Política” se regodeaba en las mieles del poder; luego vendrían los tristes desencantos “defenderé el peso como un perro” y desencuentros con el sector empresarial que condujeron a la nacionalización de la banca, misma que luego revirtieron De la Madrid, Salinas de Gortari hasta llegar al vergonzoso, deleznable y antipatriótico FOBAPROA de Ernesto Zedillo, que devolvió a los banqueros lo que se robaron -literal-; que no tardaron en vender con réditos y a mejor precio como buenos delincuentes de “cuello blanco” –a quienes la historia identificará como “huachicoleros” de la banca- a los consorcios internacionales; para luego refugiarse en un redituable “altruismo” que los ha llevado –a algunos- a apoderarse de los bienes culturales de Ciudades Patrimonio de la Humanidad; pero –perdón- esa es otra historia.
Y como la historia es cíclica, antier “La República” se volvió a reunir. Convocados como en los buenos tiempos, ahí estaban, listos para escuchar al Presidente hablar de cómo hacerle para “administrar la abundancia”; pero esta vez la abundancia de crímenes y agresiones contra periodistas y en general contra todo el gremio que desde las más remotas y peligrosas trincheras hacen posible preservar la memoria histórica.
Frente a sus invitados de honor –los sentados; los parados eran los integrantes de la fuente- el Presidente abordó el tema que los distraía de sus responsabilidades, el asesinato de los periodistas Cecilio Pineda, Ricardo Monlui, Miroslava Breach, Maximino Rodríguez, Filiberto Álvarez y el más reciente de Javier Valdez; ocurridos en lo que va en el presente año; flotaban en el ambiente también, los cientos, tal vez miles de actos violentos y violatorios de sus derechos humanos de que han sido objeto reporteros, cronistas, camarógrafos, fotógrafos y base de los medios de comunicación a lo largo y ancho del país; agresiones que no sólo han ocurrido por parte del crimen organizado, sino también de organizaciones, grupos y hasta “autoridades” de los tres niveles de gobierno.
El discurso lo inició el Presidente solicitando un minuto de silencio por “la muerte de los periodistas en cumplimiento de su deber”; respetuosamente los asistentes se pusieron de pie, incluyendo el Cuerpo Diplomático, invitado ¿para qué?, posiblemente para presumir y que el mundo se entere de cómo nos las gastamos en este México donde “la vida no vale nada”; paradójica y contradictoriamente en el solemne recinto no se encontraba como invitado un solo periodista ¡ni uno!, vamos ni un familiar en quinto grado; tampoco fueron convocados, por lo menos, Editores, Directores o algunos conductores “afines” a la línea gubernamental; sin tener explicación el motivo de la ausencia, es posible que haya privado en Eduardo Sánchez el criterio pejelagartiano de darlos a todos por muertos.
De pronto, en medio del silencio, surgieron voces desde la sección de la fuente ¡JUSTICIA! ¡JUSTICIA! ¡NO MÁS DISCURSOS! ¡SE ABREN CARPETAS DE INVESTIGACIÓN Y NO SE FINALIZAN!
Ayer las crónicas daban cuenta de la reunión de la República “EPN indicó que su gobierno se ha distinguido por ser respetuoso de la libertad de expresión y dijo entender la indignación de los comunicadores. Afirmó que el evento no era para dar recursos sino para reafirmar su compromiso para que la muerte de periodistas no quede impune. Peña Nieto declaró que los periodistas debían tener ‘esperanza y tranquilidad’ de que el Estado Mexicano ‘está resuelto a dar con los responsables’. El representante del Poder Ejecutivo también dijo que cada crimen contra un periodista es un atentado contra la libertad de expresión y de prensa y contra la ciudadanía y que su gobierno actuará con firmeza y decisión para detener a los responsables. La sociedad ni el gobierno pueden permitir la censura, por el contrario, la democracia requiere que nadie calle su voz, señaló EPN para rematar con la frase ‘no se mata la verdad matando periodistas’.
El encuentro convocado bajo la “denominación de origen” –para Ripley- “Acciones por la Libertad de Expresión y para la protección de Periodistas” concluyó con tres propuestas: A) Se fortalecerá estructura y presupuesto al mecanismo de protección para defensores de derechos humanos y periodistas. B) Se establecerá un protocolo para reducir las situaciones de riesgo contra periodistas. Estará a cargo del mecanismo Federal. C) Se fortalecerá la Fiscalía para los delitos de Libertad de Expresión: con mejor personal, Ministerios Públicos, policías, peritos y con mejor coordinación entre policías locales y federales”; de tales medidas la cabeza de una nota las definía “Más burocracia, más dinero a fondo perdido y un minuto de silencio”.
Las reacciones fueron múltiples, hay la sensación de que a nadie convencen, “mucho canto y nada de ópera” me dijo un politólogo melómano, “es volver a poner la iglesia en manos de Lutero” apuntó con ironía otro; Isabel Arvide tuiteó “Hace 33 años Miguel de la Madrid llegó a Gayosso al velorio de Manuel Buendia. Lo de Peña hoy es de pena ajena”; “#LoÚltimo: En la mesa “Acciones por la Libertad de Expresión y para la protección de periodistas” no hay periodistas –Animal Político-; “NO a las medidas anunciadas de Peña. Son propuestas de largo plazo. Queremos ahora a los asesinos de #javiervaldés y del resto de colegas” – José Merino y Salvador Camarena-; “Su gobierno ha sido una burbuja mientras el país se incendia. Hoy la rompieron unos fotoreporteros #NoalSilencio” –Carlos Brito-; Risco abonó a una verdad “Habrá diálogo con los periodista. No da una conferencia de prensa en cinco años”; “NUNCA se había escuchado a la prensa gritando ¡justicia! Ante el presidente que nunca ha dado una conferencia de prensa” –Alfredo Lecona-.
Como se advertirá, se evade entrar al fondo del problema, reconstruir el tejido social, bloquear el lavado de dinero, destruir los vínculos y complicidades de autoridades y funcionarios, sacar el financiamiento negro de las campañas políticas, incluso discutir la legalización de algunas drogas; tienen razón los camarógrafos y reporteros de la fuente presidencial ¡No más discursos!
Es viernes. ¡Hoy toca! Diría Germán Dehesa.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh