Jueces perseguidos | Joel Hernández Santiago

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Habían transcurrido unas cuantas horas luego de que en el Senado de la República, en uno de los últimos actos de Ricardo Monreal como presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta, se le rindiera un reconocimiento a la jueza Angélica Sánchez.

El jueves 15 de junio, desde la tribuna se le aplaudió: “Bienvenida jueza y yo le deseo que nada interrumpa su independencia, su criterio y que no haya ningún acto que perturbe su libertad y su actitud de resolver conforme a los elementos que tenga el expediente. Enhorabuena y aquí estamos a sus órdenes. Mi solidaridad con usted jueza”, dijo enfático Ricardo Monreal.  Sí, pero no.

A la mañana siguiente, de forma inusual y de manera casi violenta, la misma jueza fue detenida al salir de un muy céntrico hotel en la Ciudad de México en el que se hospedaba junto con su hija, al acudir al evento al que fue invitada por el senador Monreal el día anterior.

Hubo jaloneos a la jueza por parte de agentes que nunca se identificaron y quienes la condujeron hacia un vehículo, de una caravana, que no tenían señalamientos oficiales de ninguna especie. Fue llevada por la fuerza -detenida- y trasladada a Veracruz de inmediato en donde, según asegura la fiscalía local que en ley podría estar detenida por lo menos un año…

De nada sirvió para esta detención que a la jueza se le hubiera otorgado el 9 de junio una suspensión provisional que “impide su captura por delitos que no impliquen prisión preventiva oficiosa a que se refiere el artículo 19 constitucional o el Código de Procedimientos Penales aplicable nacional o estatal o de aquellos calificados como graves.” Fue detenida el 16 de junio. Se argumentan razones de tiempos de presentación de procedimientos.

Todo comenzó el 5 de junio pasado cuando Angélica Sánchez Hernández, quien fue titular de un juzgado de control en Cosamaloapan, fue detenida por la Fiscalía de Veracruz por “el delito contra las instituciones de seguridad pública” pues se dijo que había agredido a las autoridades. Fue liberada 48 horas después al no encontrarse elementos para su detención.

Aunque, como antecedente, se le atribuye a la jueza que hubiera liberado a Itiel “N” alias “El Compa Playa”, presunto involucrado en el asesinato del diputado Juan Carlos Molina Palacios (PRI), en 2019.

Ahora está detenida de nueva cuenta y lo que sigue tiene que ver con la administración de justicia y tendrán que llevar a cabo el procedimiento para demostrar aquello de lo que se le acusa, en base a la presunción de inocencia que corresponde a todo ciudadano, incluso a los jueces, en este caso.

Y sin embargo todo esto podría estar en el contexto de que el gobernador del estado de Veracruz está empeñado en quedar bien con Palacio Nacional y mostrar que él está con el criterio presidencial de perseguir al poder Judicial por “no defender los intereses de la 4-T”

No hay que olvidar que semanas antes, y para quedar bien con el presidente de México, el mismo gobernador morenista, Cuitláhuac García Jiménez organizó una manifestación en contra de la Suprema Corte de Justicia y en particular en contra de la ministra presidente, Norma Lucía Piña Hernández, durante la que exhibió un ataúd que para muchos se podría entender como una presunta amenaza. Esto en apoyo a las acusaciones en contra de la Corte que cada mañana lanza el Ejecutivo.

A los ministros de la Corte que no se someten a los mandatos del Poder Ejecutivo en una República, les ha acusado de simuladores, de hipócritas, de traidores, de responder a los intereses del conservadurismo nacional y otras tantas lindezas que desgrana día a día hace semanas, una vez que concluyó las agresiones en contra del Instituto Nacional Electoral, en una estrategia distractora de los grandes problemas nacionales.

Con todos estos actos, los mensajes de Cuitláhuac al presidente podrían ser el de su apoyo incondicional y al Poder Judicial de que los jueces podrían estar sujetos a la fuerza del Estado para someter sus decisiones, para someter su independencia y autonomía. Los jueces aquellos que no respondan a los intereses de la 4-T o a los intereses locales podrían ser pasados por esta fuerza.

El ejemplo que el gobernador de Veracruz transmite a otros gobernadores es el de que poco o nada los detendrá en su afán de mostrar lealtad y en su afán de buscar la protección del presidente mexicano. ¿Por qué parece buscar esa protección presidencial Cuitláhuac?

Él mismo, un gobernador de Veracruz muy cuestionado por la inseguridad en el estado y el incremento de hechos de violencia, así como sus respuestas agresivas a la prensa, en un estado en el que las muertes de periodistas o desapariciones son excepcionales.

Pero eso es: ya se ve con esta detención de la jueza Angélica Sánchez que lo que se quiere es “escarmentar” al poder judicial de México para que se ande con cuidado. ¿Será que la ley tiene que protegerse del desprecio a la separación de poderes de la Unión y del desprecio a la ley misma con aquello de “No me vengan con que la ley es la ley”?