Los papas Juan Pablo II y Juan XXIII serán canonizados el 27 de abril de 2014 y se convertirán así en los otros dos pontífices proclamados santos en los últimos cien años junto con Pío X (canonizado el 3 de septiembre de 1954).
El anuncio lo hizo el papa Francisco en latín durante el consistorio celebrado hoy junto con los cardenales y durante el cual exaltó la vida de ambos.
El día elegido por el papa argentino es el primer domingo después de las celebraciones de la Semana Santa, cuando la Iglesia católica celebra la fiesta de la Divina Misericordia, instituida por Juan Pablo II tras hacer santa a la monja polaca Faustina Kowalska en 2000, conocida como la santa Teresa de Jesús polaca.
El camino hacia la santidad tiene varias fases: En los casos más tradicionales, primero es necesario ser nombrado Venerable Siervo de Dios, el título que se da tras la muerte a quien se le reconoce haber vivido “las virtudes de manera heroica”.
Después es necesario tras una especie de “juicio” que sea reconocido un milagro para ser proclamado beato y después otro para la canonización, aunque el papa puede saltarse alguno de estos pasos como en el caso de Juan XIII (1881-1963).
La canonización de Juan Pablo II (1920-2005) ha llegado en tiempo récord, pero ha seguido todos los pasos marcados por la Iglesia, aunque Benedicto XVI retiró una norma que solía requerir un período de espera de cinco años antes de que pudieran iniciarse los trámites de canonización.
La subida a los altares del papa polaco, cuyo mandato duró casi 27 años, fue casi por aclamación popular tras el “santo súbito” (santo ya) que resonó durante días en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En mayo de 2011, la Congregación para las Causas, el organismo del Vaticano que evalúa a los candidatos a la santidad, eligió como primer milagro el caso de la monja francesa y enfermera Marie Simon Pierre, de 51 años, quien según la comisión médica se curó de manera inexplicable de la enfermedad de Parkinson que padecía.
Los hechos se remontaban a 2005, dos meses después de la muerte del papa polaco. A la monja se le había diagnosticado parkinson en 1988 y apenas podía escribir ni caminar.
El 2 de junio de 2005, la monja pidió a su superiora que le relevara de sus funciones en el hospital donde prestaba sus servicios, pero su superiora la convenció para que pidiera a Juan Pablo II que le curara de su enfermedad.
Según la versión de la monja, a la mañana siguiente el mal había desaparecido.
En cuanto a Juan XXIII, el papa Francisco, que en sus seis meses de pontificado ha resaltado en numerosas ocasiones la figura del “papa Bueno” sorprendió el 5 de julio pasado al anunciar que lo proclamaría santo sin esperar ese milagro, en una decisión inédita.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, afirmó que Francisco, en el caso de Juan XXIII, no tiene dudas de su santidad.
“Conocemos todos las virtudes y la personalidad del papa Roncalli, no es necesario explicar los motivos de su santidad”, dijo Lombardi, que precisó que ello no quiere decir que a partir de ahora todos los beatos sean canonizados sin un segundo milagro.
El arzobispo Loris Capovilla, de 95 años, que fue secretario privado de Juan XXIII, dijo que no le había sorprendido la decisión de Francisco, ya que el “papa Bueno” era un hombre sencillo, humilde y obediente, y aseguró que la canonización será “la gran fiesta” del Concilio Ecuménico Vaticano II.
La santificación de Juan Pablo II y Juan XXIII se produce en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, convocado por Roncalli, que siempre gozó de la devoción de los fieles.
Se da el caso de que Juan XXIII fue beatificado junto al papa Pío IX, el polémico último papa-rey (1792-1878, elegido papa en 1846).
La beatificación conjunta levantó una fuerte polémica en sectores de la Iglesia, que consideraron que se comete una injusticia con el papa Roncalli al colocarle en el mismo nivel que a Pío IX.
Y es que según estos sectores, fueron dos pontífices de pensamientos opuestos y mientras Juan XXIII con el Concilio Vaticano II abrió la Iglesia al mundo y a los humildes, Pío IX se opuso a las conquistas sociales de su época, a la modernidad y al “risorgimento” que llevó a la unidad de Italia y fue antisemita.
En esta ocasión, Juan XXIII será proclamado santo junto a otro papa, Wojtyla, el pontífice más mediático de la historia de la Iglesia, de una personalidad arrolladora y observadores vaticanos aseguraron hoy que de nuevo, aunque por otra causa, el “papa bueno” quedará “eclipsado”.
Agencias