Y llegaron las vacaciones. Son dos semanotas sin ir a la escuela, al trabajo ni a la rutina diaria. Muchos deciden descansar en la cama y a la vez, echarse kilos y kilos de televisión.
Hay otros que, aunque quieran descansar en la cama, no pueden hacerlo por el riguroso y extrañísimo reloj biológico que tienen los hijos, quienes se levantan antes de las siete, o seis de la madrugada de acuerdo con el nuevo horario de verano, cosa que nunca hicieron durante el tiempo de clases.
Las vacaciones de Semana Santa, las ha de haber inventado un hotelero o un restaurantero sin chamba, lo que ocasionó que, para algunos, estos días sean de mucho trabajo y para otros de descanso total.
Con el paso de los años, la religión se encargó de poner a Cristo como un atractivo turístico. La ciudad que logra poner a Jesús con más colores, con más diseño y más fiestas alrededor de él, jalará más gente a su comunidad.
Quien sale perdiendo realmente en estos días, es el verdadero Jesús, pues hay quienes aseguran que Cristo llegó a la cruz para que todos pudiéramos vacacionar en estos días. Otros piensan que vino para que algunos se disfracen de él y crean estos artistas que por haberse asoleado o haber cargado la cruz, ya tiene asegurado el cielo. Es más, la iglesia católica, no les ha descubierto a sus feligreses, que Dios no acepta sacrificios. De ahí que la gente siga haciendo mandas como ponerse nopales en la espalda y caminar de rodillas largos trechos.
La Biblia dice que las tradiciones invalidan la palabra de Dios. Y es cierto, por las tradiciones la gente no puede tener una relación personal con él.
La gente tampoco sabe, que dentro de la Biblia hay más de siete mil promesas para ti, para mí, para todos. Solo hace falta reclamarlas. Es como cuando alguien te deja un testamento: tienes que reclamarlo para tener esa herencia en tus manos.
Hay mucha gente que dice: “con que yo tenga salud, es más que suficiente para no pedirle más a Dios”. Vamos a suponer que Dios te da la salud que por derecho te corresponde, porque es una promesa de él. Pero ¿qué vas a hacer con las otras 6 mil 999 promesas que tiene para ti?
Hay un mandato en la Biblia que debes de cumplir, si es que crees en Dios. Este dice: “adquiere sabiduría, adquiere inteligencia”. Y más adelante dice: “¡Bienaventurado el hombre que haya la sabiduría y obtiene la inteligencia!”
En todos mis años de vida nunca me he encontrado a alguien que diga: yo no quiero ser inteligente. Todos queremos serlo. Y ¿sabes dónde encontrar eso?, en la Biblia.
la Biblia da inteligencia y, además, cordura. Así que aprovecha estas vacaciones para leerla. Y si tu flojera es mucha para leer, no te preocupes, puedes escucharla. Hay infinidad de audios que te llevarán a saber lo que contiene la Biblia, y además, podrás empezar a reclamar cada una de las promesas que hay para tu vida.
Jesús no vino para que en estos días tuvieras vacaciones. Vino a llevarse todosnuestros dolores y todas nuestras enfermedades, angustias, tristezas, etcétera. Y vino a otra cosa mucho más importante: a darte salvación.
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