El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, alertó hoy que Libia encara numerosos desafíos, en particular el desarme y la reconciliación dado que persisten enfrentamientos esporádicos y rivalidades, pese al fin de la guerra.
Ban se reunió en Trípoli con el autoproclamado presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdul Jalil, y otros dirigentes de la insurgencia que combatió durante ocho meses contra el Gobierno de Muamar El Gadafi, con una asistencia esencial de la OTAN.
Durante la visita no anunciada por razones de seguridad, según indicaron aquí fuentes diplomáticas de la ONU, el jefe de la mayor organización mundial se interesó por el desarme de la población libia, tanto los insurrectos como los que combatieron junto a El Gadafi.
Un funcionario del CNT señaló que Ban exhortó a las nuevas autoridades libias a velar por el respeto a los derechos humanos y abstenerse de aplicar la justicia de modo arbitrario, tomando en cuenta el asesinato de El Gadafi después de haberlo capturado vivo.
Gobiernos extranjeros, la ONU y grupos de derechos humanos mostraron repulsión por el trato vejatorio dado por combatientes del CNT al cadáver de El Gadafi, su hijo Muatassim y su exministro de Defensa, y a inmigrantes africanos a los que acusaron de mercenarios.
El secretario general de la ONU llegó a Trípoli en una escala de su viaje a Cannes, Francia, donde asistirá a la reunión del G-20, precisamente un día después de que el Consejo de Seguridad expresó “preocupación” por la suerte de numerosas armas en manos de civiles.
Los arsenales, según la versión del CNT, fueron hallados en un almacén presuntamente secreto durante el anterior gobierno, por lo que la ONU llamó a Libia y sus vecinos a acabar con la proliferación de armas robadas de depósitos militares.
Ban realizó el primer viaje a este Estado norafricano desde el inicio de la rebelión contra El Gadafi alentada y coordinada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con el aval del Consejo de Seguridad para imponer una zona de exclusión aérea.
La OTAN finalizó la medianoche del 31 de octubre su campaña agresiva contra Libia, que incluyó 26 mil incursiones aéreas con nueve mil 600 bombardeos, pero en Trípoli y zonas del interior del país se registran todavía escaramuzas fortuitas.
Aunque el CNT proclamó formalmente el 23 de octubre la “liberación” del país, docenas de hombres armados se enfrentaron el lunes pasado en un hospital capitalino en el que irrumpieron insurgentes procedentes de la ciudad de Zintan (oeste), aparentemente borrachos.
Los irregulares exigieron al personal médico entregar a un hombre herido de bala el día anterior para ejecutarlo, tras conocer que había sido llevado allí junto con el cadáver de una persona ejecutada en otro enfrentamiento previo.
PL