Japoneses aún buscan desaparecidos tras un año del tsunami

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La policía japonesa todavía revisa con persistencia el río y su ribera en busca de cadáveres de desaparecidos, un año después del poderoso terremoto y el gigantesco tsunami que barrió grandes zonas de la población pesquera de Rikuzentakata.

 

La ciudad, que tenía fama por una bonita playa y su costa plagada de pinares a los pies de las montañas, ahora es sinónimo de destrucción y muerte generalizada tras el triple desastre que asoló la zona, informó Reuters.

Lo que era el centro de la ciudad está abandonado en gran medida, lleno de montañas de escombros y un ayuntamiento en ruinas. Un pino solitario frente al mar en calma es todo lo que ha quedado del bosque.

Durante meses, los buzos de la policía y los guardacostas han rastreado el mar y los arrozales con la esperanza de encontrar cadáveres. Últimamente, han respondido a peticiones de buscar en zonas específicas procedentes de familias que buscan cerrar una etapa.

“Si trabajamos duro, los espíritus de los fallecidos oirán nuestra llamada. Mantenemos los ojos bien abiertos y miraremos con detenimiento”, dijo Kaname Endo, un agente de una comisaría de policía situada junto al mar que perdió a cinco de sus 12 trabajadores.

El viernes, unos 20 agentes uniformados con botas de agua y chalecos salvavidas naranjas, con palas y cubos, peinaban los arroyos llenos de barro cerca del puerto, una de las pocas áreas que aún no han sido inspeccionadas.

Una excavadora retiraba losas de hormigón y barro de un arroyo particularmente profundo.

La búsqueda de la mañana no arrojó resultados y se les recordó a los agentes que deben tener cuidado en los registros.

Masahiko Saito, otro agente, dice que los esfuerzos de búsqueda permitieron recuperar un cadáver en el río Kesen en febrero y partes de cadáveres en el puerto pesquero. La mayoría de los hallazgos sólo son partes de cadáveres o huesos.

“Pueden aparecer cadáveres en el mar o en un punto que ha sido inspeccionado antes, así que tenemos que buscar muchas veces”, indicó Endo. “No nos importa que estos cadáveres estén sucios o huelan. Consideramos que son algo que necesita ser tratado con mucho cuidado para que puedan ser devueltos a sus familiares”, sostuvo.

Aunque la mayoría de los escombros que cubrían el centro de la ciudad tras el tsunami se han llevado a lugares designados, la principal área comercial continúa virtualmente desierta, dotada sólo de semáforos y postes de electricidad.

La costa, que solía estar tapado por edificios y casas, ahora muestra un mar que puede verse a cientos de metros de distancia en un paisaje aplanado. El único sonido es la maquinaria de construcción y el piar de los pájaros.

La mayor parte de la actividad ahora tiene lugar en áreas de la periferia que quedaron intactas. Muchos residentes han sido realojados en viviendas temporales en terrenos más altos y se han instalado supermercados en edificios improvisados.

Los trabajadores de la municipalidad llevan a cabo su actividad en oficinas temporales lejos del mar.

Agencias