Jan Bazant: Sobrepoblación, ambulantes y transporte, amenazas de ciudades patrimonio

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Las ciudades patrimonio empezaron a “tocar fondo” con el fenómeno de la explosión demográfica a mediados del siglo pasado; este hecho, transformó la estructura económica, social y espacial de las ciudades, de acuerdo con Jan Bazant.

El profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco, al hablar sobre el proceso de deterioro de los centros históricos de las ciudades y principalmente del de la Ciudad de México, mencionó que en el País la población era de 25 millones de personas en 1956 y para el 2010 creció en 110 millones de personas.

“La explosión demográfica fue brutal”, dijo. Esto provocó el proceso de expansión de las ciudades, los ejes carreteros que las conectaban se convirtieron en centros urbanos, proliferaron los asentamientos populares y fraccionamientos, y los nuevos centros comerciales que se instalaron en la periferia la transformaron en “sub centros urbanos”.

“A principios del siglo XIX empezó un proceso gradual de deterioro, porque los habitantes empiezan a desplazarse fuera del centro histórico”, explica. Es decir, a partir de entonces los centros de las ciudades dejaron de tener importancia como el centro de las actividades políticas, sociales y económicas.

Las casonas, por ejemplo, fueron abandonadas por las clases pudientes y fueron ocupadas por pobladores de menos ingresos que las convirtieron en vecindades; mientras que las clases altas construyeron sus casas en espacios de la periferia: la prolongación de las avenidas abre nuevas ofertas de desarrollos habitacionales para las clases acomodadas.

“Antes la gente socializaba en las calles. A principios del siglo XX esto cambia; ahora empiezan a acudir a clubes, a bares, y hay un cambio en la concepción de ciudad. Lo mismo sucede con las clases de menos ingresos”, afirmó durante su participación en el XII Congreso Mundial de Ciudades Patrimonio que se realiza en la ciudad de Oaxaca.

El especialista de la UAM, Jan Bazant, dijo que la explosión demográfica en las ciudades también ha acarreado otros problemas que amenazan o deterioran los centros históricos (deterioro en el sentido de que estos se convierten en “islas aisladas” porque ya no son fundamentales para la actividad económica, social y política).

Uno de ellos, precisó, es el transporte. De acuerdo con el investigador, alrededor del 66.1 por ciento de la población de las ciudades se desplaza para ir a sus destinos y en 2010 hay un incremento del 500%. El 30% de la población que se desplaza lo hace hacia el centro histórico y casi en su totalidad, utiliza vehículos para ello.

El 91%, precisó, lo hace en vehículos particulares y el 9% restante en transporte público. Entonces, se congestiona el centro histórico y quedan aislados, porque muchos evitan acudir a él para realizar determinadas actividades. “El principal problema es el transporte privado, el cual pertenece a clases con ingresos medios y altos.

Otro de los problemas, mencionó, es el del comercio ambulante que se instala sobre las calles y que también contribuyen al congestionamiento.

Para el especialista es necesario un rescate gradual, funcional, social y económico del centro histórico para que dejen de ser “islas aisladas”. Una de las soluciones, dijo, sería la construcción de estacionamientos para residentes y usuarios frecuentes, así como líneas de metrobús que conecten con zonas de bajos ingresos.

Y mantener actividades dentro de los centros históricos, lo cual genera empleos; y trabajar en la “habitabilidad” y funcionalidad de los espacios, para que vuelvan a ser centros de convivencia.

Agenciajm.com.mx