Italia reforzó el lunes las restricciones a las personas que aún no se han vacunado contra el Covid-19, limitando su acceso a una serie de lugares y servicios.
Las medidas se anunciaron el mes pasado, incluso antes de que se descubriera la variante Ómicron, y llegan en un momento en que los casos de coronavirus están aumentando en todo el país, aunque a un ritmo más lento que en muchas otras naciones europeas.
Según las nuevas normas, sólo las personas vacunadas o que se hayan recuperado recientemente del Covid-19 podrán acceder al interior de bares y restaurantes, visitar museos, ir al cine y a discotecas y asistir a eventos deportivos.
El pase sanitario básico, al que pueden acceder los no vacunados si han dado negativo en la prueba de Covid-19 en las últimas 48 horas, sigue siendo válido para todos los trabajadores. Además, el pase básico pasó a ser obligatorio en el transporte público a partir del lunes.
La policía comenzó a aplicar la medida desde las primeras horas, y quien sea sorprendido en un autobús, metro, tranvía o tren sin el certificado sanitario se enfrenta a una multa de 400 euros (450 dólares).
El pase también es necesario para alojarse en un hotel o acceder a vestuarios deportivos.
“Es una medida absolutamente necesaria”, dijo Marco Formichella, residente en Roma. “Si no queremos volver a las restricciones que hemos tenido que soportar durante año y medio, debemos adaptarnos”.
Italia es uno de los países con las tasas de vacunación más altas del mundo: el 80% de la población ha recibido una o dos dosis, mientras que alrededor del 15% ha recibido una inyección de refuerzo.
Forbes