Irrita, sofoca y cansa, pero no son signos del golpe de calor, son los síntomas de dos semanas de plantón y paro parcial de bloqueos y de falta de autoridad.
El termómetro rebasa los más de 24 grados centígrados en la capital oaxaqueña, pero debajo de las lonas la temperatura se percibe a más de 30 grados.
Los hilachos que sostienen las “carpas” parecen derretirse; debajo de ellas algunas personas leyendo los periódicos, un libro o simplemente tomando una siesta.
Pasar de este lado, es torear las casas de campaña, las bolsas de basura pero además evitar los olores pestilentes.
El enojo se nota a distancia; entre las mesas de los negocios de comida hay pocos comensales, los más aventurados a soportar la postal de la “ciudad de la resistencia”.
Con periódicos, revistas o folletos quienes son obligados a pasar de este lado por su trabajo, alguna compra u otra situación, tratan de refrescarse en medio del “infierno”.
La molestia es evidente entre los transeúntes quienes señalan: ¡Qué flojos!, ¡Ya estamos hartos!, pero en voz baja para no generar la molestia de los mentores.
Carina García
