Marcelino Sánchez, ex alcalde de Úbeda, España durante su conferencia magistral denominada Gestión de Ciudades Patrimonio Mundial: Úbeda como experiencia de acción integrada, expuso que se debe plantear, como primer fundamento, los principios de integralidad y sostenibilidad en la gestión de lo patrimonial.
Lo anterior en el contexto de las actividades que se desarrolan con motivo de la celebración del XXIV Aniversario de la Declaratoria del Centro Histórico de Oaxaca y el Sitio Arqueológico de Monte Albán como Patrimonio Mundial.
Durante la conferencia dictada en la Casa de la Ciudad, Marcelino Sánchez declaró que para la gestión de las ciudades de Úbeda y Baeza como Patrimonio Mundial, incluidas en el Catálogo de Bienes Patrimonio de la Humanidad, tuvo que asumir una posición ideológica aplicando los principios de Franz Sauter, experto en comunicación, quien plantea la integración de un triángulo equilátero que incluye la gestión.
Dijo que, en uno de los lados, se debe colocar el recurso de lo patrimonial, es decir los elementos y valores universales; del otro lado a los habitantes, con una visión trasladada del pasado y proyectada hacia el futuro y finalmente a los usuarios o visitantes, todos los elementos deben estar equilibrados con un mismo peso.
Manifestó que cuando se desea gestionar que una ciudad sea considerada como patrimonio mundial se debe cumplir con la expectativa de que esta sea atractiva y generadora de rentas; se deben tomar en cuenta los aspectos de integridad, autenticidad y funcionalidad para ofrecer servicios turísticos sin dejar de lado los fundamentos de los valores patrimoniales y se debe incluir la participación de personas expertas, instituciones municipales, regionales y de las y los habitantes.
Para ello citó a Giovanni Sartori, pensador del siglo XX que estipula que, si no compartimos los valores culturales, compartiremos los conflictos, lo que nos hace pensar lo que somos, lo heredado que tiene que ser transmitido y que a todos pertenece y tenemos la obligación de preservar.
Reiteró que el reto de la declaración de Patrimonio Mundial de cualquier ciudad, es mantener la autenticidad del lugar y tener claro que las dimensiones de lo patrimonial hacen que cada visitante que tenga una chispa de sentimientos sea capaz de vibrar; y los expertos y gestores tienen que lograr que ese vibrar se demuestre con el sentimiento de orgullo compartido.
Finalmente el ex alcalde de Úbeda recalcó que si el patrimonio pertenece a todas las personas que habitan una ciudad, ellas tienen la obligación de cuidarlo y confió en que las convicciones que presentó puedan ser útiles para Oaxaca.