El Papa Francisco instó hoy a instituciones y personas de buena voluntad a realizar cada esfuerzo posible para asegurar la casa para todos, al recordar que Jesús nació en una gruta y vivió mucho tiempo fuera de su pueblo.
Durante el rezo del Angelus dominical pronunciado desde la ventana de su estudio, en el último piso del Palacio Apostólico, Francisco improvisó una parte de su discurso al divisar un enorme cartel entre la multitud presente.
“Leo ahí, escrito grande: ¿¡Los pobres no pueden esperar!? ¡Qué bello! Esto me hace pensar que Jesús nació en una gruta, no en una casa. Después debió huir a Egipto para salvar su vida y más tarde pudo volver a su casa”, dijo en italiano.
Ese pensamiento le permitió recordar a “tantas familias sin casa”, sea aquellas que nunca la tuvieron, sea las que la perdieron por diversos motivos. “Familia y casa van juntas. Es difícil sacar adelante una familia sin habitar en una casa”, precisó.
Por eso invitó a personas y entidades a realizar cada esfuerzo posible para que todos tengan una morada propia. Tras su llamado, un aplauso se levantó desde la plaza abarrotada.
Luego Jorge Mario Bergoglio se refirió a la protesta de estos últimos días en diversas ciudades italianas, lanzada por el movimiento “9 de diciembre”.
“A cuantos en Italia se reunieron para manifestar su empeño social, les deseo dar una contribución constructiva, rechazando las tentaciones del enfrentamiento y de la violencia, siguiendo siempre el camino del diálogo. Les deseo a todos un buen domingo y una Navidad de esperanza, de justicia y de fraternidad”, exclamó.
Antes del rezo del Angelus reflexionó sobre la cercana Navidad y la actitud de José al enterarse que María estaba embarazada de Jesús. Recordó que cuando él se dio cuenta de la situación de su futura esposa, quedó desconcertado pero quiso hacer la voluntad de Dios de todas maneras.
En lugar de defenderse y de hacer valer sus propios derechos, sostuvo, eligió una solución que para él representa un enorme sacrificio.
Porque era un “hombre justo” y no quería acusarla públicamente, pensó repudiarla en secreto, continuó. Un “verdadero drama interior” vivido “seguramente con gran dolor”, que obligaba a José a desprenderse de la persona más amada: María.
Destacó que José no se obstinó en perseguir su proyecto de vida, no permitió que el rencor lo envenenase, sino que se mostró listo para ponerse a disposición de la novedad que, en modo desconcertante, le era presentada.
“Así se volvió más libre y grande. Aceptándose según el diseño del señor, Jesús encuentra plenamente sí mismo, más allá de sí. Esta libertad de renunciar a lo que es suyo, a la posesión de su propia existencia, y a esta plena disponibilidad interior a la voluntad de Dios, nos interpelan y nos muestran el camino”, ponderó.
Notimex