En cuanto a México, debemos hacer las cosas diferentes. Somos el séptimo exportador de cerebros del mundo. Eso quiere decir que somos una de las naciones más talentosas y con mayor potencial del mundo, pero no tenemos la capacidad de dotar de un “ecosistema” pertinente para que todo este talento sea aprovechado, y hace que todas estas personas busquen un lugar fuera de nuestras fronteras donde puedan explotar todo su potencial. Y si, pues hay que aceptar que en México el talento es poco apreciado, celebrado e impulsado, y aunque nos duela (a todos aquellos que amamos a este país), la mayoría de las veces aplaudimos más al que “gana” de cualquier forma, aunque sea a través de la trampa, el agandalle y (nuestro deporte nacional) la corrupción.
Claro que la innovación no es una idea nueva y desde hace siglos se ha ido llevando a cabo. La capacidad de cambiar de manera responsiva y única es un fundamento de la naturaleza, demostrado ya, por ejemplo en la escuela de pensamiento heredera de Charles Darwin, donde es la adaptación “la estrella de la película”. El poder de cambiar es la constante para sobrevivir y vivir, lo que debe que para el ser humano debe de representar vivir mejor, más tiempo y de una manera más justa.
No es por nada que cada vez más se hable de la importancia de emprender. La necesidad de ser emprendedores es una tendencia nacida de dotar valor agregado a nuevos productos y servicios, de crear empresas y negocios con el fin de solucionar problemas y necesidades de la gente, y claro ganar dinero. Universidades, escuelas, gobiernos, revistas y miles de contenidos en todos los formatos nos hablan de la importancia que tienen el ser un Emprendedor (o Entrepreneur para los más exquisitos). Donde antes te enseñaban a ser Medico o Abogado, a conseguir un empleo, una plaza, o pertenecer a un sindicato para así tener seguridad financiera y estabilidad, minimizando el riesgo; ahora te enseñan lecciones que vanaglorian la necesidad de tomar riesgos, innovar, ser tu propio jefe, hacer las cosas a “tu manera” e inventar soluciones, formas y comportamientos.
Dentro de esta tendencia, encontramos una variación aún más actual, que toma los dos conceptos antes abordados, emprender e innovación, con un ingrediente de impacto hacia la sociedad: el Emprendedurismo Social.
Aunque es un concepto bastante amplio, podemos considerarlo como la creación, modificación o generación de nuevas prácticas sociales en diversas áreas de la sociedad. Esta es una tendencia que va en aumento se ha influenciado a las teorías clásicas de las disciplinas que estudian a la sociedad, el desarrollo, la política y las ciencias sociales, pero también la tecnología y la ciencia, en un mundo donde las fronteras entre las disciplinas son cada vez más difusas. Es un modelo que predomina el impacto social sobre la generación de capital. Es decir, generar procesos de desarrollo que impacten a las minorías pero que también generen riqueza.
En nuestro país el Emprendedurismo Social es relativamente nueva y que es poco conocida, aun cuando en otros países como EUA, Japón o Canadá, forma parte de las agendas de desarrollo desde hace algunos años, por ejemplo, la Unión Europea en su Estrategia Europa 2020, lanzo en 2010 la iniciativa “Unión por la innovación”, donde se conceptualiza a la Innovación Social como:
“La Innovación Social consiste en encontrar nuevas formas de satisfacer las necesidades sociales, que no están adecuadamente cubiertas por el mercado o el sector público… o en producir los cambios de comportamiento necesarios para resolver los grandes retos de la sociedad… capacitando a la ciudadanía y generando nuevas relaciones sociales y nuevos modelos de colaboración. Son, por tanto, al mismo tiempo innovadoras en sí mismas y útiles para capacitar a la sociedad a innovar…”.
Innovación o emprendedurismo social, más que ser términos de moda o pasajeros, son nuevos enfoques de los que debemos tomar lo más relevante, ya que estas nuevas tendencias están basadas sobre la enormemente esperanzadora idea de que podemos hacer las cosas diferentes para mejorar como profesionales, como empresarios, como comunidad, como personas, y como sociedad. En México debemos adaptarnos a esta tendencia global y resolver nuestros problemas como sociedad, en conjunto con soluciones que aún no conocemos y debemos inventar, o seguiremos en la necedad de seguir con nuestros vicios.
@pachecoperal