INE: ¿Con Dios o con el diablo? || Joel Hernández Santiago

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De pronto el Instituto Nacional Electoral se ha convertido en una institución por la que se siente una especie de temor por la manera como operará las elecciones del 2 de junio de 2024.

 

Esto si se toma en consideración que durante meses-años-meses el presidente de México pugnó por la prácticamente desaparición del órgano autónomo electoral… y en particular su inquina estaba orientada hacia su ex presidente del Consejo, Lorenzo Córdoba y en contra de Ciro Murayama Rendón, consejero que fue de la Institución.

 

Y cuando no pudo desaparecer al INE por razones distintas, pero sobre todo porque la opinión popular hacía impopular su animadversión en contra del órgano autónomo, entonces envió caballos de Troya en forma de consejeros electorales para menguar su fuerza y para buscar beneficios electorales este año.

 

Esto es: Ya se sabe que de forma estratégica, ya para desviar la atención de la ciudadanía de los temas centrales que ocurren en el país, de los grandes problemas nacionales, entonces lanza una agria campaña en contra de quien le resulta incómodo: han sido empresarios, periodistas, políticos de oposición o ex presidentes… Incluso se ha confrontado con gobiernos de países distintos…

 

En todo caso lo que importa en este momento es cómo habrá de garantizar el INE esa imparcialidad, esa objetividad, transparencia democrática y participación electoral el 2 de junio si ya desde ahora su presidenta Guadalupe Taddei Zavala parece mostrarse proclive a la obediencia y a la falta de imparcialidad, que es el eje central de una institución que nació, precisamente, para garantizar elecciones limpias, sin mácula, democráticas, bajo la regla irreductible de la imparcialidad.

 

Si. Pero no. Resulta que de tiempo en tiempo esta institución parece observar con mayor meticulosidad lo que hacen los partidos de oposición, los candidatos de oposición y los aspirantes a puestos de elección popular de oposición.

 

El tema es que se eluden los grandes temas electorales, como es el caso de las sin fin intervenciones del presidente de México desde Palacio Nacional para favorecer a su candidata Claudia Sheinbaum y a su partido; de la misma manera que interviene para defender a candidatos a gubernaturas de Morena, cono es el caso de la señora Rocío Nahle, de Zacatecas, pero a la que envió para contender por Veracruz.

 

Ciertamente el INE le ha mencionado al presidente que hace intervenciones del tipo electoral, lo que no debe ser. Es ilegal. Intromisión presidencial como las que él mismo acusó durante sus muchos años de aspirante a la presidencia de la República. Hoy, cuando está en el gobierno, en el poder… hace exactamente lo mismo que él denunció de forma reiterada e indignada.

 

Pero nada. El presidente sigue haciendo la campaña de Claudia Sheinbaum y de los candidatos de Morena, et.al.

 

Y seamos objetivos: El presidente es un ente electoral. De hecho durante su gestión presidencial, que ya casi concluye en unas semanas, pasó gran parte del tiempo de gobierno manejando campañas electorales; construyendo campañas electorales y construyendo instancias electorales a modo, de tal forma que todo parece estar diseñado para que ganen su candidata y sus candidatos.

 

Ha puesto a disposición de todos ellos los recursos públicos, las instituciones electorales, los gobiernos morenistas, los municipios afines, el discurso electoral, las campañas mediáticas en favor de sus aspiraciones por continuar lo que considera su obra: la 4-T.

 

De ahí que exista un cierto temor a que el INE actúe más como instrumento ya no autónomo del régimen, y sí haciendo la vista gorda a delitos electorales que ocurran durante lo que sigue de campañas, el tiempo de veda y el día electoral, para pasar a tribunales lo que deberá ser llevado a ellos luego de las elecciones.

 

Debemos estar alerta a la forma de acción del INE. Nos han costado mucho su construcción. Nos ha costado mucho la institucionalización de la transparencia, la autonomía, la pluralidad y la democracia. Los consejeros electorales, tanto del INE como de los Oples tienen una gran responsabilidad con México, con sus estados, con sus municipios: no con el régimen en turno

 

La señora Taddei dice que el color rosa de la vestimenta de la Marea Rosa debe cambiar de color. Ese mismo color de rosa que defendió al INE en noviembre de 2022 y a la que ahora se le quiere quitar su color insignia,

 

Son estos desperdicios de tiempo y recursos los que hacen ver que el INE puede estar en riesgo de ser eso: un organismo vacuo, insustancial… o acaso inservible para la democracia mexicana. Lo sabremos el 2 de junio de 2024.