Diana Méndez
El reciente anuncio del Sindicato de Trabajadores de los Poderes del Estado e Instituciones Descentralizadas de Carácter Estatal de Oaxaca (STPEIDCEO), que otorga una semana completa de asueto a más de 12 mil agremiados, ha desatado una ola de críticas en la población.
El descontento no solo surge por el impacto que tendrá en los servicios públicos, que quedarán paralizados durante toda la semana, sino por el elevado costo que implica esta festividad. En un estado con profundas necesidades sociales, muchos ciudadanos consideran estos privilegios como un gasto excesivo e injustificado.
A ojos de la ciudadanía, la semana de descanso es un reflejo del poder desmedido del sindicato y la falta de voluntad del gobierno para frenar estos excesos, en un contexto donde Oaxaca enfrenta desafíos graves en infraestructura, salud, educación y otros servicios básicos.
Los líderes sindicales defienden estos beneficios como derechos adquiridos a través de acuerdos laborales, pero para gran parte de la sociedad, dichos “derechos” han evolucionado en una lista de privilegios desmesurados, inaccesibles para la mayoría de los trabajadores, tanto del sector público como privado.
Mientras a nivel federal se promueven medidas de austeridad y eficiencia en el gasto público, las acciones del STPEIDCEO parecen ir en sentido contrario, generando una creciente indignación en la población.
