* Llama poderosamente la atención que el incendio de las oficinas del Comité Directivo Estatal del PRI ocurra domingo por la tarde, cuando hay poca gente en la calle por el COVID-19 y más aún por la celebración del Día del Padre, lo que revela planeación.
* Urge que la Fiscalía identifique y detenga a los dos sujetos, con apariencia de “cholos”, que amagaron al policía de guardia, Gaudencio Silva López, y establezca el móvil del incendio de las oficinas del CDE del PRI, en Santa Rosa Panzacola.
La noche del jueves 28 de mayo la Central de Abasto se vio afectada por un gigantesco incendio que habría iniciado en una caseta de ropa típica, se propagó al área de canastos y finalmente arrasó con más de cien locales comerciales.
Un día después, intitulamos la entrega de esta columna ¿A quién conviene incendiar Oaxaca, para sembrar terror?
Hoy, casi un mes después ante el incendio de las oficinas del Comité Directivo Estatal del PRI, obligado es preguntar:
Tras el incendio en la Central de Abasto y las oficinas del CDE del PRI ¿Qué sigue, un atentado contra un alto servidor público de primer nivel o de plano un magnicidio contra alguno de los titulares de los Tres Poderes del Estado?
Así como fue obligado analizar el incendio de la Central de Abasto de la capital oaxaqueña, es obligado, hacerlo con el incendio de las oficinas del Comité Directivo Estatal del PRI, por el mensaje de violencia que puede entrañar.
Partamos de la premisa que los acontecimientos en la vida y más en política no ocurren por casualidad. En otras palabras, salvo verdaderas excepciones, nada ocurre por generación espontánea, azar del destino o caso fortuito.
En todo hay, por tanto, causalidad. Dijimos que una posibilidad cierta es que pudo tratarse de un mero accidente, “que no nacen…, sino se hacen”, como decía hace años la intensa campaña preventiva de éstos en materia laboral.
Los accidentes no surgen a manera de “generación espontánea”, sino que son propiciados mayoritariamente por personas, sea por irresponsabilidad o por descuido de éstas. Consecuentemente, hay un nexo causal causa-efecto.
Ello nos lleva a una primera aproximación que el incendio pudo no ser casual, sino causal, provocado, prefabricado, planeado y planificado. No es nada nuevo, es una vieja película que ya hemos visto muchas veces en esta Oaxaca.
Así ha ocurrido a lo largo de la historia, de manera cíclica y recurrente. Los incendios físicos y políticos, se dieron en los conflictos de Edmundo M. Sánchez Cano, Manuel Mayoral Heredia, Manuel Zárate Aquino y Ulises Ruiz Ortiz.
Y el probable móvil de los incendios ha sido echar gasolina al fuego de los conflictos político-sociales o bien, destruir expedientes que representarían evidencias de corrupción como en el caso del Palacio Legislativo y el del Judicial.
Hoy, nuevamente, la Fiscalía General del Estado (FGEO), no debe descartar ninguna línea de investigación, además del mero simple accidente, incluyendo la de un incendio provocado, prefabricado, planeado y planificado.
Bajo la perspectiva de este último escenario obligado es descartar, con el apoyo de expertos de la Fiscalía General de la República (FGR): ¿A quién podría convenir sembrar el terror, incendiando políticamente, otra vez, Oaxaca?
Llama poderosamente la atención que el incendio de las oficinas del Comité Directivo Estatal del PRI ocurra domingo por la tarde, cuando hay poca gente en la calle por el COVID-19 y más aún por la celebración del Día del Padre.
Obligadamente necesario es evitar que cundan actitudes “sospechosistas” sobre un autoatentado para destruir evidencias documentales de probables malos manejos presupuestales, como lo hacen ya en redes antisistémicos.
De entrada, los nuevos dirigentes estatales del PRI, Eduardo Rojas Zavaleta, presidente, y Zuleyma Amairani Morales Valenzuela, secretaria general, interpongan la denuncia penal correspondiente ante la Fiscalía General del Estado.
Máxime cuando el policía de guardia, Gaudencio Silva López, fue amagado por dos sujetos con apariencia de “cholos” que penetraron a las oficinas a incendiar las instalaciones del CDE del PRI, en Santa Rosa Panzacola.
Para informar al pueblo con trasparencia, como lo dijo el Gobernador Alejandro Murat en el caso de la Central de Abasto, urge que la Fiscalía investigue y determine el móvil del siniestro, y detenga a los probables responsables.
La Fiscalía informó que el incendio ocurrido en la Central de Abasto de la ciudad de Oaxaca la noche del 27 de mayo y que consumió más de 150 locales se ocasionó debido a un cortocircuito durante un “trabajo de soldadura”.
Para los expertos en incendios y explosivos la causa del incendio, fue un cortocircuito por una irregular y deficiente conexión eléctrica durante un trabajo de soldadura realizado, en el local 102 de la Central de Abasto.
Hay que recordar que al oponerse rotundamente al cierre de la Central de Abasto, Hugo Jarquín amenazó con armar un “desmadre” después de la contingencia. Acaso el incendio del PRI es parte del “desmadre” a armar por éste.
El dirigente de vendedores ambulantes, dijo amenazante al comandante policíaco que intervino en la instalación de filtros sanitarios “nos rompemos la madre, y pasando la contingencia vas a ver todo el desmadre que se va hacer”.
alfredo_daguilar@hotmail.com
director@revista-mujeres.com
@efektoaguila