La justicia francesa decretó prisión preventiva para Ayoub El Khazzani, el marroquí sospechoso de abrir fuego en un tren Thalys entre Amsterdam y París, a quien acusa de cometer un ataque premeditado, que podría haber finalizado en tragedia.
El Khazzani está acusado de intentos de asesinatos, asociación de malhechores y portación de armas, todo ello en relación con una empresa terrorista, afirmó a la Agence France-Presse una fuente judicial.
Tal y como solicitaba la fiscalía, se ha decretado prisión preventiva para el joven.
El fiscal jefe de París y responsable antiterrorista, François Molins, formalizó la acusación contra Ayoub El Khazzani, en vista de los indicios obtenidos durante la investigación.
En rueda de prensa, Molins justificó su acusación en que habría viajado recientemente a Turquía, vía posible de paso a Siria, que portaba un gran arsenal (llevaba entre otras armas 270 balas, un fusil de asalto y una botella de gasolina, precisó), así como las explicaciones poco creíbles de cómo había obtenido esas armas.
El fiscal también habló de la contradicción entre los escasos medios de subsistencia que afirmaba tener y la capacidad de pagar en efectivo 140 euros por un billete en primera clase en el tren.
Otro elemento que destacó el fiscal es que El Khazzani vio, ya subido en el tren, un video que llama a acciones violentas en nombre de islam radical.
Además, que el sospechoso tenía un plan como muestra que rechazase tomar un tren anterior como le propuso la compañía ferroviaria, y la actitud resuelta de usar las armas que relatan los testigos del suceso, en el que resultaron heridas tres personas.
En cuanto a su paso por España, Molins precisó que El Khazzani, natural de Tetuán, fue condenado y encarcelado por delitos comunes, como tráfico de estupefacientes o infracciones de tráfico, en varias ocasiones en Algeciras y Madrid.
Fue, de hecho, España quien proporcionó a Francia una foto del sospechoso, añadió.
Tras cuatro días de interrogatorio en la subdirección antiterrorista de la policía judicial, en las afueras de París, los investigadores descubrieron varias pistas que apuntan a que el marroquí, que portaba un muy considerable arsenal, puede tener cómplices.
Hallaron dos teléfonos celulares en su poder (uno de los cuales el supuesto terrorista activó el día del ataque) y cuando ya estaba detenido alguien desactivó su cuenta de Facebook.
En paralelo se van conociendo más detalles sobre su recorrido desde que a principios de 2014 los servicios secretos españoles alertaran a los franceses de su potencial peligrosidad y de su proyecto de mudarse a Francia.
El Khazzani vivió efectivamente en el país al menos durante dos meses, en los que trabajó en la empresa Lycamobile.
En concreto, distribuía folletos para una oficina de la compañía en Saint-Denis, en la periferia norte de París. Su contrato, del 3 de febrero al 3 de abril, no se renovó porque sus papeles no le permitían trabajar en Francia, según relató el director general de Lycamobile Service en Francia, Alain Jomichek.
Poco se sabe sobre sus andanzas a partir de entonces.
Los servicios secretos franceses emitieron una ficha S, por Seguridad de Estado. Esta no implica una vigilancia automática, sino una suerte de alerta en caso de ser controlado por las fuerzas de seguridad o por las aduanas.
Es así que las autoridades vuelven a seguir la pista El Khazzani en mayo de 2015 en Berlín, donde embarcó a bordo de un vuelo con destino a Estambul, desde donde podría haber viajado a Siria a hacer la yihad.
Durante su interrogatorio, El Khazzani negó haber viajado a Siria e indicó haberse desplazado en los seis últimos meses por Bélgica, Alemania, Austria, Francia y Andorra, siempre en tren, según relató su abogada.
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