* Eduardo Pinacho apuesta por la justicia con rostro humano, con calidad y calidez. “Si hubo ‘jueces de consigna’ ya no los habrá, no se cederá a presiones y chantajes. Se combatirán las mafias en el Poder Judicial”.
* Práctico y pragmático, confía en cambiar el rostro al Poder Judicial, a través del programa “Justicia-T”, para escuchar telefónicamente, y corregir de inmediato las quejas por falta de atención a los justiciables.
La libertad no tiene precio, sin duda. Ejemplo de ello son las palabras claridosas y transparente actuación del presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura.
Electo el 3 de enero, no impuesto, por los magistrados del pleno del Poder Judicial, Eduardo Pinacho Sánchez tiene autoridad moral. Sin compromisos, está dispuesto a frenar y abatir la corrupción e impunidad.
A dos meses y medio, rompe el silencio durante el programa Detrás de la Noticia por Regeneración TV. No peca de ingenuo y admite actos de corrupción, “que manchan y deshonran al Poder Judicial”.
La amplia entrevista se sintetiza en un compromiso público: “Si alguna vez los hubo ya no habrá ‘jueces de consigna’, no se cederá a presiones y chantajes. Se combatirán las mafias en el Poder Judicial”.
Práctico y pragmático, confía en cambiar el rostro al Poder Judicial, a través del programa “Justicia-T”, para escuchar telefónicamente, y corregir de inmediato, las quejas por falta de atención.
Pinacho Sánchez apuesta por la humanización de la justica con calidad y calidez, pronta, expedita y eficaz, pero ante todo con rostro humano, a través de las soluciones alternativas y no de los juicios.
Las universidades forman expertos en juzgar hechos sin conocer los sentimientos de las personas que juzgarán. Dictan sentencias a personas sin rostro. Los jueces están divorciados de los justiciables.
Pinacho Sánchez sabe de lo que habla y a lo que se expone. Asegura estar dispuesto a correr todos los riesgos necesarios por respetar ante todo la ley y hacerla respetar, sin distingo ni privilegio alguno.
Sostiene que va contra todos los servidores judiciales corruptos, incluyendo a los magistrados, si los hubiera de manera probada, no con chismes e intrigas, jueces, secretarios y ejecutores.
Ver su delgada complexión y su reto de desfacer entuertos al luchar contra los molinos de viento de la corrupción, obliga a recordar a Don Quijote, el idealista Caballero de la Triste Figura.
Humilde, no regatea méritos a nadie. “La mayoría de los servidores judiciales son honestos, responsables, y las mujeres, sacrificadas, al abandonar la familia, para cumplir con su labor”.
Atribuye el complejo fenómeno de la corrupción a una cuestión culturalmente estructural por la crisis de valores que involucra, no solo a los litigantes, sino a las propias partes del juicio.
Siempre hay un sujeto activo que propone el acto de corrupción y corresponde a la familia, al sistema educativo y a la sociedad en general, cambiar hacia un nuevo modelo de conducta ética.
¡Vaya sorpresas que da la vida! Qué grato es entrevistar a gente inteligente e íntegra, con sólida formación académica y gran trayectoria político-administrativa, prudente, pero contundente al hablar.
Vago profesional, responsable, enamorado de la vida, de la mujer y de la luz de la Buena Nueva, bohemio consumado y contumaz, no puedo olvidar la sabiduría popular de Rubén Blade y Alberto Cortez:
“La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida ay Dios”, escribe el panameño, mientras la letra del español complementa al respecto: “Qué cosas tiene la vida, Mariana, Qué cosas tiene la vida”.
Digno, el magistrado-presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura rechaza que el Poder Judicial sea un Consejo de Notables integrado por una casta dorada.
Atribuye esta falsa percepción en la opinión pública y en el pueblo en general, a un problema de deformación educativa. Las universidades forman abogados litigantes que todo lo judicializan.
El juzgador no goza de la simpatía popular, acepta. Urge a reconfigurar el sistema de justicia que está a debate, e impulsar la Justicia Alternativa con soluciones amigables, rápidas, eficaces y económicas.
Afirma que la Justicia Alternativa, mediación, conciliación, arbitraje y justicia restaurativa en materia penal, permite encontrar otros canales de solución sin llegar necesariamente a la judicialización.
Se duele del descuido del Centro de Justicia Alternativa, ya que no ha funcionado como debe ser. Se convirtió en refugio de familiares, amigos y compadres, era un espacio considerado “cuota de cuates” sin perfil judicial.
Después de recorrer los juzgados del interior del Estado lamenta las condiciones en las que laboran los servidores judiciales. Destaca, asimismo, su compromiso por dignificar los espacios judiciales.
Ocurre, incluso, reconoce, en los juzgados familiares de la propia capital del estado que cuentan con áreas de convivencia familiar en juicios de pérdida de la patria potestad con espacios deprimentes y sucios.
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